¿La gordofobia existe o no?

Es nutrióloga clínica especializada en nutrigenética y alimentación intuitiva. Actualmente es directora clínica de la empresa Genovive Latam, expositora y asistente de congresos, con más de 20 años de experiencia, su trabajo la mantiene comprometida con su profesión buscando siempre tratamientos integrales para que sus pacientes logren cambiar su estilo de vida e impactar de manera positiva su salud.

Instagram: @nutatianapalazuelos

¿La gordofobia existe o no?
'Quítate la ropa, mírate en el espejo de cuerpo completo y di: "Soy la personificación de la mujer. Todas las mujeres deberían verse como yo"'. Foto: Alessandro Biascioli/Getty Images

La actriz Michelle Rodríguez está en boca de todos por su última portada en la revista Marie Claire. La opinión acerca de si está bien o mal que una mujer de su talla salga en una revista es simplemente un reflejo de lo lejos que estamos como sociedad de alcanzar la neutralidad corporal. 

¿Y esto por qué sería importante? Bueno por un lado porque sería de gran valor para todos poner un fin al discurso gordofóbico y cansado de que todas las personas con sobrepeso están enfermas y que cualquier persona de talla grande tiene control sobre el tamaño de su cuerpo.

La realidad es que el peso, así como la estatura y el color de la piel son cuestiones que se determinan por nuestra genética. No existe como muchos creen un “gen de obesidad”, pero sí personas con versiones de genes ahorradores. Hace miles de años, estos genes suponían una gran ventaja para la salud, te imaginas hace miles de años cuando los humanos no tenían el alimento seguro o en las épocas de guerra que práctico resultaba tener este tipo de genes que ayudaba a las personas a aprovechar los pocos nutrientes disponibles. Claro que hoy que tenemos todo tipo de alimentos “a la mano” y seguimos un estilo de vida mucho más sedentario, tener estos genes de nuestros ancestros no resulta práctico. Encontrar personas para las cuales mantener un peso socialmente aceptado puede resultar imposible. 

En las últimas décadas, el movimiento body positive toma fuerza en especial en Estados Unidos, donde algunas valientes mujeres con sobrepeso buscan concientizar a las personas sobre numerosos estigmas que venimos cargando en la sociedad. Este movimiento que tiene sus inicios en los 70 se enfoca en la aceptación de todos los cuerpos, sin importar el tamaño, color, género o habilidades físicas, su mayor reto es ayudarnos a entender que los estándares actuales de belleza no permiten el avance de nuestra sociedad y, por el contrario, resultan regresivos ya que más allá de lo que muchos piensan, estos juicios generan muchos daños a la salud emocional y física de las personas. 

Hay dos ideas importantes que debemos tener en cuenta cuando hablamos de temas alrededor del peso.

Número uno, el peso no define de ninguna manera la salud de las personas, podemos tener salud en personas de todas las tallas y es importante entender que la delgadez no te excluye de presentar cualquiera de las enfermedades que asociamos con la obesidad como diabetes, enfermedades del corazón o hasta cáncer.

Número dos, cambiar el cuerpo para encajar en el ideal femenino o masculino de nuestra sociedad no sirve para tener una imagen corporal saludable. Tu imagen corporal se encuentra en tu mente, en tus pensamientos, se filtra desde la niñez a través de ideas o creencias de nuestra sociedad. Cuando pierdes peso o tonificas tu cuerpo, no cambian tus pensamientos, hacer dieta no borra tus creencias y toda esa información que desde niño ha sido insertada en tu mente no se trabaja en el gimnasio. 

Es por eso que muchas personas logran cambiar su cuerpo y piensan “cool ya alcancé ese ideal”, pero es triste cuando se dan cuenta de que no están felices o de que el esfuerzo que implica mantener ese “nuevo cuerpo” los lleva a ser eternamente esclavos de las dietas. 

Nadie puede mejorar su amor propio a través de la pérdida de peso o tonificando su cuerpo y, en la mayoría de los casos, inclusive deterioran su relación con la comida.  El ideal sería entonces abogar por la neutralidad de los cuerpos, donde debemos de admirar nuestro cuerpo por sus funciones y no por su apariencia, delgadez o gordura ya que eso no es útil.  Debemos entender que al ser imparciales con la opinión de nuestro cuerpo y el de los demás estamos dando un gran paso como seres humanos y evolucionando como sociedad, y esto lo debemos de hacer por nosotros mismos y en especial por esas personas que día con día son marginalizadas por el tamaño de su cuerpo.

La estigmatización de los cuerpos tarde o temprano nos afecta a todos, tratar de encajar con los estándares de belleza actuales resulta imposible y es por eso que cuando se tienen hijos, enfermedades o cuando el paso de los años se refleja en nuestra piel nos afecta de sobremanera. Tenemos que recordar que el cuerpo no es estático, que va a cambiar con el tiempo y es precisamente con eso con lo que tenemos que hacer las paces.

La gordofobia o el estigma sobre el peso es cuando una persona ha internalizado los estereotipos negativos de las personas en cuerpos grandes o con sobrepeso y esto nos lleva a hacer suposiciones negativas. La gordofobia no la encontramos solo en las personas delgadas; si estas en un cuerpo delgado te consideras sesgado, al no saber qué se siente vivir en un cuerpo grande puede ser más difícil tener empatía o interiorizar estos estigmas. Pero, por otro lado, a las personas con un cuerpo grande les resulta casi imposible no creer lo que siempre se dice: las personas gordas son flojas, no tienen motivación, comen mal, no hacen ejercicio.  Piénsalo, ¿acaso no todos tenemos momentos de flojera y falta de motivación sin importar el tamaño de nuestro cuerpo?.

Si tratamos a nuestro cuerpo con neutralidad, podemos además combatir esas expectativas agobiantes de que idealmente todos los días vamos a ser felices con nuestro cuerpo sintiéndonos bien de ser quienes somos y cómo nos vemos. Es normal tener días malos y días buenos de imagen corporal, ya que nuestro cuerpo cambia, no es estático, además del peso, la edad entra en este discurso donde una vez más el ideal de belleza no permite a las personas disfrutar del paso del tiempo y enriquecer su vida con experiencias y aprendizajes y no solo con nuestra apariencia. La neutralidad es encontrarnos en este momento, sin sentirnos mal, pero tampoco romantizando que nuestra relación debe de ser positiva todos los días de nuestra vida. 

Desafortunadamente el avance en este tema es lento, nos queda clara la invitación a reflexionar sobre los prejuicios que todos venimos cargando cuando opinamos acerca de nuestro cuerpo y el de los demás. Puedes revisar donde estás parado en estos juicios, podrías por ejemplo hacer una lista de suposiciones de las personas en cuerpos grandes, crees que no son saludables, que no hacen ejercicio, que no merecen salir en las portadas de revistas. 

Sobre todo si estás en un cuerpo delgado pregúntate: ¿qué es lo que yo creo que pasaría si subo de peso? Entiendo que puede ser muy confrontativo, pero es importante saber desde dónde vas a poder trabajar tu gordofobia que como te decía nos “ataca” a todos. 

Una persona body positive es aquella que se siente bien con cómo se ve y cómo se siente en su cuerpo, se enfoca en adquirir confianza en sí misma.  Ser body positive no es un ideal que se alcanza como una medalla que ganaste para toda la vida, es un trabajo constante para ir reseteando y neutralizando todos esos pensamientos y opiniones sobre todo lo que tiene que ver con el tamaño y apariencia física de tu propio cuerpo y el de los demás, creo que vale la pena ya que como dijo Dr. Seuss: “a menos que alguien como tú se interese de verdad, nada va a mejorar jamás”. Entonces vamos a mostrar interés por aprender, por abrirnos a nuestros prejuicios y aprender a vivir en un mundo donde las personas de todas las tallas, colores, géneros y capacidades tengamos igualdad.

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