Tanatología literaria
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Tanatología literaria
Foto:Twitter Editorial Sexto Piso

“Mi único país es mi memoria”, Alejandra Pizarnik.

En un futuro utópico descubrimos a unas archiveras, guardianas de la memoria que rescatan recuerdos de la resistencia de las mujeres de otra época frente a la violencia, es un cruce entre ellas que están ahí padeciendo de un pasado doloso mientras otras, las más jóvenes, florecen y se transforman en seres que extienden sus alas con la firme intención de ser libres, de vivir sin miedo.

Percepciones y escenarios de los que la escritora Gabriela Jáuregui tomó nota en los últimos ocho años, trató de digerir y vomitó en Feral, primera novela de la mujer, madre, amiga, hermana, profesora y autora que ha experimentado las ausencias, el miedo y coraje sobre el desamparo, la falta de empatía real sobre la violencia de género y la angustia de proveer a sus cachorras de un panorama generoso, humano.

Narrativa rabiosa que arranca con su voz a través de soliloquios que golpetean el alma y poco a poco nos presentan a las protagonistas, cuatro amigas que en algún momento dijeron: “Y si mañana soy yo, quémenlo todo”. Algo que desgraciadamente le sucedió a Eugenia, lo que provocó la furia en Diana, Saratoga y Yunuén.

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Potente, cruda, certera, así el libro que por momentos nos da tregua entre fragmentos de otros libros, diálogos, citas, cambios de estructura, una historia que nos traslada a la Ciudad de México, ese macrocosmos condensado en 1495 kilómetros bañados de sangre de otras épocas, pero que por tradición se había centrado desde la perspectiva patriarcal, sin embargo, en este siglo XXI para Jáuregui era momento de abordarlo desde esas acciones que nos siguen acallando.

Relato sin ánimo aleccionador que establece una conexión con esas figuras masculinas que se han sumado a la causa de manera consciente o desde su postura de padre, hermano, amigo, compañero. Me atrevería a decir que es una especie de tratado contra esa vieja costumbre de dividir, por lo que en cada fragmento percibimos un llamado a dejar de lado los individualismos de la vida misma, a veces entre lágrimas, carcajadas o mediante una declaración de principios.

Al final, al llegar a la página 237, la ficción nos traspasa, viene el deseo de abrazar a les hijes, la pareja o compañere, se antoja enviar un mensaje a les amigues, planear una reunión y en ella compartir sensaciones, experiencias y formas para construir un círculo de acompañamiento, contención y acción, tal como hizo la autora con esa manada de hermanas y compas que entre corazones morados y pañuelos verdes se acuerpan y acompañan emancipadas.

Feral fue publicado por editorial Sexto Piso y pueden encontrarlo en su librería de confianza, a Gabriela Jáuregui la pueden seguir en @surplusera y en gabrielajauregui.net

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