El juego de la simulación
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
El juego de la simulación
Foto: EFE

“Son los grandes mentirosos quienes hacen los más grandes juramentos”, proverbio oriental

En pantalla corre el año de 1978, suena Rigo Tovar, hace un calor húmedo que se siente hasta en las pestañas, el lugar es Paracuán y hay una noticia que ahoga al pueblo más que el bochorno, apareció otra niña descuartizada. 

Son las primeras escenas de Los minutos negros cinta de Mario Muñoz que cimbra de lo cercana que su historia resulta a nuestro día a día, pienso que quizá duele más porque conforme avanza nos decimos esa trillada frase de que la realidad superó la ficción, más si reflexionamos en casos como el de la joven de 16 años que desapareció en el paradero de Indios Verdes en la Ciudad de México, la cual tras la movilización de su familia afortunadamente fue localizada con vida, y de la que ahora autoridades aseguran que tras realizar sus investigaciones no fue secuestrada, sino que ella se fue por su propia voluntad, lo que descarta el señalamiento de trata de jovencitas en dicho lugar. 

Bien, algo similar sucede en la película de Mario Muñoz, ya que en el caso de las niñas desaparecidas hay algo que provoca que una línea de investigación que apuntalaba a un infanticida, de repente da un giro y la resolución de las autoridades simplemente culpan a un inocente. Escenas que dejan la sensación de que quien se comporta como un zorro tiene como destino prosperar en su propósito.

Basada en la novela homónima de Martín Solares, Los minutos negros comenzó a escribirse en 1996, fecha en la que el autor percibía ese tufillo de violencia enquistada en su natal Tamaulipas, fue la época de los encontronazos entre el grupo del recién capturado Juan García Abrego y el ascenso de Osiel Cárdenas en el Cartel del Golfo, ese momento en el que los ciudadanos comenzaron a ser carne de cañón y las autoridades de aquellos años se hacían de la vista gorda, por decir lo menos. Fue así que Solares soltó la pluma y escribió su Noir tropical, libro que se publicó en 2006 y aún en la mesa de novedades llamó la atención del director de Bajo la sal y tiempo después se convirtió en un largometraje escrito por Solares y Muñoz.

El resultado del largometraje que fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de Morelia y le valió diversos reconocimientos quedó en manos del espíritu de los actores y actrices Leonardo Ortizgris, Kristyan Ferrer, Sofía Espinosa, Mauricio Isaac, Carlos Aragón, Enrique Arreola, José Sefamí, Tiaré Scanda y otros personajes de una historia policíaca con tintes de “coming of age” en el que la verdad quema y para mal de todos calcina a los que no debe. 

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Cargada de referencias de un tiempo en el que no se perdía del todo la inocencia, la cinta nos lleva a andar por el camino de Rangel y el Macetón, personajes principales que entre claroscuros de un lugar imaginario bien se podrían ubicar en el aquí y ahora, donde las investigaciones dependen de cámaras de seguridad que a veces no funcionan y otras tampoco, entre filtraciones que enrarecen todo y una angustia hacía las víctimas que se cuela en sus más profundos pensamientos. 

Los minutos negros la pueden ver en Vix+ y la novela la pueden adquirir en su librería de confianza.

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