Vivir de la música debería ser un derecho y no un privilegio
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Vivir de la música debería ser un derecho y no un privilegio
Foto:Gerhard Lipold/Pixabay

El pasado domingo 5 de febrero, Bad Bunny abrió los Grammy 2023 con la canción El apagón. Al poco tiempo se volvió tendencia por cantar ante la industria blanca de la música: “ahora todos quieren ser latinos, pero les falta sazón, batería y reguetón”. Una directa alusión a cómo diversos artistas norteamericanos o del viejo mundo han retomado este ritmo musical. 

Un día después de este evento entrevisté a Ethiel Faílde, músico cubano y tataranieto del creador del danzón Miguel Faílde. Al final de la charla le pregunté que si tuviera oportunidad de ver de frente a su antepasado, ¿qué le diría? El flautista respondió: “Le daría las gracias por lo que hizo. Esa época (1889) era complicada para los negros. Los negros poniendo a bailar a los blancos aristócratas”. Este ritmo, con casi 150 años de vida, nació en la ciudad de Matanzas a partir de la música afroantillana y la contradanza francesa.

En una época donde el racismo y el esclavismo estaban permitidos, un músico matancero se ganó el agrado y reconocimiento de los blancos. Más de un siglo después, la música sigue siendo el instrumento, los ritmos latinos están conquistando la hegemónica académica estadounidense. 

Ethiel Faílde también resaltó la necesidad de profesionalizar el danzón mexicano, como exnominado a los premios Grammy, subrayó los beneficios de adherirse a la industria musical profesional. Y tiene razón, ante un contexto globalizado es importante cumplir con los lineamientos de la música comercial, para que con ello se preserven los ritmos, haya una evolución y llegué a más gente. 

¿La música latina o afrodescendiente necesita del reconocimiento de la industria blanca para lograr el éxito? ¿Qué podemos entender por éxito? ¿Un alto público y grandes ganancias? Un Grammy o cualquier otro premio de “primer mundo” no debería de ser el único camino para el reconocimiento y promoción de los proyectos musicales. Aunque esto no corresponde a una responsabilidad única de esta industria, sino al sistema económico global. 

La profesionalización de las propuestas musicales debería ser más accesible, desde la formación de los ejecutantes hasta mostrarles la promoción de las estrategias de promoción. La formación artística como derecho y no como privilegio, como una posibilidad de ganarse la vida independientemente del origen económico, social o de género. 

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