El largo camino por recorrer del 8M en México
Erre que erre

Licenciado en Periodismo y Medios por el Tecnológico de Monterrey y Máster en Teoría de la Cultura y Psicoanálisis por la Universidad Complutense de Madrid, España, país en el que radica actualmente desde hace más de tres años. Editor de La Península Hoy.

IG: @vicoliv X: @Victorleaks

El largo camino por recorrer del 8M en México
'Que el 8M en México no se agote y se diluya el 9M, que la débil, confundida y malograda consciencia de muchos sobre lo que es el Día internacional de la Mujer y el gran impacto social que puede tener no sea cantaleta de un día'. Foto: Presidencia

El 8M es, por decir lo menos, un día en el que millones de mexicanos, en su gran mayoría hombres, deciden vestir el penoso disfraz de la simulación. Día de desconcierto para una sociedad mexicana tan acostumbrada a los micromachismos, a la burla irónica y el sarcasmo contra todo lo que tenga un atisbo de dignidad que no cuadre con la escasa o nula consciencia de género que impera en nuestra sociedad.

Un día que huele a amenaza y que de inmediato se matiza -desde el hogar hasta el trabajo- para hacerlo llevadero y cumplir con la efeméride a través de gestos, frases hechas y repetidas como estribillos en oficinas y espacios públicos por sujetos con escaso ejercicio reflexivo y que suelen comportarse de manera tan predecible y poco genuina en su día a día que, en fechas como el Día internacional de la Mujer, basta hacer un breve ejercicio crítico de reflexión para adivinar lo que dirán y cómo se conducirán.

Para muchos hombres, una segunda parte del Día de San Valentín, un tanto menos dulce y con un ‘mea culpa’ forzado que pasearon tatuado en el rostro durante el día en el hogar, la oficina y las calles, en el que hicieron un ‘gran esfuerzo’ por no acosar a sus compañeras de trabajo, anotarse en alguna labor doméstica para ‘agradar’ a su pareja, o evitar (controlar la incesante pulsión) de agredir verbalmente o mirar a alguna mujer que cruza por ahí de la manera habitual en que se hace y que es de todas y todos conocida y demasiado tolerada.

El Día Internacional de la Mujer u 8M es en México un día de discursos huecos que empiezan desde la casa y terminan en las redes sociales con videos de políticos y funcionarios públicos felicitando (sic) ‘a las mujeres en su día’, abrazando una causa de la que desconocen su esencia misma y que, como hacen con otras fechas, se suben para obtener algún rédito o simpatía, una ola más de las que habrán de surfear para ganar adeptos, estar presentes en la agenda y posicionar su imagen y nada más. Ya llegará el día del Niño, del padre o la madre y habrá que buscar un nuevo disfraz. 

De políticas públicas enfocadas en las mujeres para mejorar su calidad de vida, de la defensa de sus derechos y dignidad a través de protocolos efectivos que apliquen para sus espacios de trabajo o espacios públicos donde suelen ser vejadas desde que se suben al transporte público, acosadas en sus oficinas y hasta que cruzan de vuelta la puerta de su casa (todo un logro para muchas)… De todo esto suele haber muy poco en México, o mejor dicho y para ser realistas, nada.

La desintegración social que vive el país tiene en las mujeres a sus primeras y principales víctimas sin importar la edad que tengan, y como suele suceder en todos los abusos, la gran mayoría de las veces son “primero los pobres” los estratos más afectados por la violencia, el abuso, la falta de oportunidades y redes de apoyo efectivas para salvaguardar su integridad, dignidad y derecho a una vida en igualdad con los hombres que, al final, debería ser la lucha más importante, más allá de la supuesta conquista de “privilegios” que, en el fondo no es más que la inversión de un orden perverso de dominio masculino que en manos de mujeres con ánimo revanchista no será más que lo mismo, pero al revés. Ya lo hemos visto en numerosos casos.

Mujeres y hombres en igualdad es lo que necesitan las sociedades alrededor del mundo y lo que urge en una sociedad como la mexicana, de por sí partida por una brecha económica y social que es difícil hallar en cualquier otro rincón del planeta, que vuelve esta necesidad en una de sus deudas históricas más dolorosas y apremiantes, la cual, si bien parece una causa compleja con una fecha específica que pasa más como una efeméride que como un compromiso del día a día entre ciudadanos sin importar su género, debe entenderse como un modus vivendi para que pueda ser mamada desde el nacimiento y entendida como cotidianeidad y no como excepción que obligue a actuar un día en específico como lo que en el fondo muchos -y muchas, hay que decirlo- no son. 

Que el 8M en México no se agote y se diluya el 9M, que la débil, confundida y malograda consciencia de muchos sobre lo que es el Día internacional de la Mujer y el gran impacto social que puede tener no sea cantaleta de un día, respeto al otro que pronto termina o una perversa oportunidad de obtener rédito de un movimiento que hoy más que nunca aspira a ser una realidad que permita implementar cambios profundos gracias a un puñado de mujeres con la mira alta y clara que marchan no solo en las calles, sino sobre sus convicciones y una profunda voluntad de verse y ver a todas las mujeres mexicanas unidas, libres e iguales. Que así sea.

Síguenos en

Google News
Flipboard