Nanotecnología para lluvia

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha tratado de controlar a la naturaleza para poder sobrevivir y posicionarse como una raza superior a otras especies. Eso es precisamente lo que da inicio a la civilización.

Con actividades como la caza, el cultivo como un primer paso de la agricultura y la domesticación de animales e inicio de la ganadería, las comunidades nómadas se fueron estableciendo en lugares donde encontraban fuentes de agua que les aseguraran supervivencia y autonomía.

Las sequías conllevan nefastos efectos económicos, sociales y políticos que inician con la escasez de alimentos básicos, afectación en la subsistencia de la ganadería, freno en las industrias que requiere agua para la producción, trayendo como consecuencia hambre, migraciones, desempleo, epidemias, mortandad e incremento de violencia. En resumen son una amenaza histórica que ha cobrado la vida de cientos de miles de personas y animales en todo el mundo.

Desde el siglo pasado, los científicos han investigado el proceso de precipitación pluvial que comienza con la presencia de microscópicas partículas sólidas en suspensión dentro de una nube, mismas que agrupan moléculas de agua hasta que su peso vence a la fuerza de gravedad causando su precipitación al suelo en forma de lluvia o granizo.

Vincent Schaefer y Bernard Vonnegut descubrieron que el yoduro de plata podía estimular la creación de puntos de cristalización generadores de gotas de lluvia, debido a su similitud molecular con partículas microscópicas de hielo responsables de la precipitación. Sin embargo, esta sustancia tiene muchas limitaciones que anteriormente no garantizaban su efectividad para desencadenar lluvia.

En México, desde hace algunos años, destaca el trabajo de Manuel Mustieles Ibarra. El ingeniero químico egresado de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) creó y registró una fórmula ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual de patente mundial en trámite, que hoy se conoce como RainMaker. Ésta somete al yoduro de plata a una serie de procesos nanotecnológicos físicos y químicos que disminuyen el tamaño de sus partículas, así la cantidad de potenciales núcleos de precipitación crece exponencialmente manteniendo la misma cantidad de yoduro de plata para su dispersión, de tal forma que puede contener hasta 100 mil billones (100,000,000,000,000,000) de puntos de cristalización por litro.

Esta nanotecnología ratifica que, a diferencia de los procedimientos aéreos tradicionales del yoduro de plata que requieren vuelos al interior de la nube, la dispersión con RainMaker se puede realizar desde abajo, aprovechando las corrientes ascendentes de aire, lo que asegura una mejor aplicación de la sustancia e, incluso, la capacidad de determinar la zona donde ocurrirá la precipitación, gracias al uso adicional de herramientas como imágenes satelitales, térmicas y radares.

La fórmula creada por Mustieles ha sido probada de manera exitosa desde 2019 en los estados de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas, de la mano de entidades como la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza), el gobierno de Nuevo León y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). En la abrumadora mayoría de las aplicaciones de la solución (71 de 72 aplicaciones) se lograron incrementos de lluvia en las zonas tratadas de entre del 22.9% a 64.2%.

Ante la incredulidad histórica de muchos, hoy la fórmula patentada logra que la siembra de nubes mejore o provoque mayor cantidad de precipitación cuando de todas formas iba a llover, pero haciendo llover donde conviene, y/o precipitar la lluvia si no hay condiciones de presión suficientes. Otro de sus múltiples beneficios es que esta solución no representa ningún riesgo para la salud: al optimizar el uso del yoduro de plata, los niveles de contaminación causados por la dispersión de la sustancia son indetectables.

Para nuestro orgullo, esta solución fue diseñada y hecha en México en favor de cualquier pueblo, ciudad, país o continente del globo terráqueo que necesite evitar sequías, incendios forestales, fomentar el crecimiento sostenido de su campo, flora, fauna silvestre o que quiera hacer de la tierra un lugar más sostenible.