La justicia federal rompe el círculo perverso
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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La justicia federal rompe el círculo perverso
El miércoles pasado, Andrés Manuel López Obrador habló sobre la decisión de la SCJN de rechazar qué la Guardia Nacional pase a manos de la Sedena. FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Legislar por encargo, obedecer sin reflexionar la aprobación de leyes inconstitucionales con conocimiento de causa en el Congreso es una operación instruida por Andrés Manuel López Obrador con los rasgos de aprendiz de dictador que le caracterizan.

Su partido es una marioneta que manipula para mayoritear sus deseos ante una oposición desfigurada, que salvo episodios esporádicos de dignidad ha dado la batalla con las limitaciones propias de la desventaja numérica en ambas cámaras. 

El gran logro ciudadano de la elección de medio mandato en 2021 fue quitarle al Ejecutivo ese botón automático de la reforma constitucional a modo. Desde ahí los planes legislativos del obradorato se desdibujaron, sin embargo, tenían a un incondicional en la presidencia de la Suprema Corte que dormía los temas complicados para el régimen y dejaba vivir el mayor tiempo posible ordenamientos inconstitucionales. No hay que olvidar que esa complicidad llevó al extremo inadmisible de intentar prolongar el periodo del ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Corte y la Judicatura Federal.

El círculo perverso se rompió y para lograrlo fue necesaria una sacudida en el Poder Judicial, que reventó el cordón de mando entre Palacio Nacional y Pino Suárez 2.  

La reciente decisión para exhibir que otorgar el mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional fue un fraude a la Constitución rompe un círculo perverso y provoca una reacción desesperada de López Obrador, al anunciar con enfado que insistirá en su deseo truncado. 

Con intenciones de pitoniso expone su plan de revancha para impulsar nuevamente una reforma inconstitucional: “El día primero de septiembre del año próximo, presentaré una nueva iniciativa de reforma constitucional para insistir en que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa, esperando se apruebe dicha reforma antes del último día de mi gestión, que va a ser a finales de septiembre. Van a tener un mes, que espero con toda mi alma que se integre por voluntad del pueblo de manera democrática como una mayoría calificada de diputados y senadores vinculados a nuestra cuarta transformación”. 

El presidente vuelve a mostrar que es un mal perdedor, además considera que a pesar de su desgaste en el poder podrá aspirar con Morena y sus satélites a lograr una mayoría abrumadora en 2024. Este acto de soberbia confirma que no aceptará derrotas en las urnas que comprometan sus proyectos. Si vuelve a impulsar cambios inconstitucionales, la Corte volverá a proceder en consecuencia con los ocho votos de ministras y ministros que le dijeron no al tabasqueño.

El Presidente tiene coraje y no lo disimula, porque sus costumbres en el poder van en cuenta regresiva, en la coyuntura de una sociedad civil esperanzada en la autonomía de una mayoría calificada dentro de la Suprema Corte decidida a dar la batalla por la constitucionalidad. La misma suerte correrán las leyes secundarias que desarticulan la efectividad del Instituto Nacional Electoral y el régimen lo sabe.

La Suprema Corte ha recuperado su dignidad con el liderazgo de Norma Piña y esa es una buena noticia para México. En el análisis de los votos de los juristas que integran el pleno, merecen una mención especial Juan Luis González Alcantará Carrancá y Margarita Ríos Farjat, no porque sus decisiones valgan más que las de sus colegas sino por su verticalidad ante las descalificaciones de quien les abrió la puerta para ponerse la toga. La desilusión confesa del tabasqueño hacia ambos representa un reconocimiento involuntario a su criterio independiente.

El círculo perverso está roto y dependerá de los votantes no reactivarlo el año próximo. Con un Congreso más plural y una Suprema Corte firme, el país podrá resurgir del daño devastador experimentado en el presente sexenio, marcado por la corrupción, la violencia, el autoritarismo, la opacidad y el populismo más nocivo que recuerde.   

La agenda de la justicia dominará la agenda nacional. 

EDICTOS

Y hablando de destrucción institucional, qué vergonzoso papel el de Canal Once que fue la televisora pública más importante del país. Resulta que algún productor, que obedece ciegamente a sus  jefes en el manejo de la sesgada comunicación gubernamental, tuvo la ideota de hacer una parodia de la presidenta de la Corte para burlarse y denostarla en televisión abierta. Crearon “Mujer, casos de la piña real”, un segmento inducido en la programación del canal politécnico que intentó ser una sátira de la juzgadora.

Que abaratada le dieron a la libertad de expresión en un medio sustentado del erario, que además violó su propio código de ética a través de este contenido vejatorio. El ejercicio, si se le puede llamar así, además de denigrante es un ejemplo de la violencia de género propiciada desde el gobierno federal contra la ministra Piña Hernández, quien ha sido blanco de amenazas, insultos y descalificaciones por su papel independiente en la titularidad del Poder Judicial de la Federación. 

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