Paraguay después de las elecciones
Medios Políticos

Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo

Paraguay después de las elecciones
Foto: Claudia Maldonado/Pixabay

El domingo 30 de abril, Paraguay celebró elecciones presidenciales. La lista de votantes era de 4.7 millones y acudieron a las urnas 3 millones (63%). Las cifras del Tribunal Superior de Justicia Electoral dieron ganador, con amplio margen (42.7%), al candidato Santiago Peña, postulado por el oficialista y hegemónico Partido Colorado, pese a que algunas encuestas y analistas veían mucho más reñida la competencia. 

De derecha tradicional, “los colorados” han gobernado una y otra vez desde que se recuperó la posibilidad de votar con una razonable democracia en el país, hacia 1989, cuando la dictadura militar de Alfredo Stroessner terminó para fortuna de la región.  

El Partido Colorado dejó el poder solo un breve periodo cuando en 2008, Fernando Lugo –de izquierda– les ganó las elecciones presidenciales. Pero en junio de 2012, una votación en el congreso con el argumento de que había un “mal desempeño” de sus funciones impulsó juicio político y fue obligado a terminar de forma anticipada su gestión. 

Desde entonces no se ha vuelto a ir el Partido Colorado, aunque en las elecciones de este 2023 las encuestas veían con posibilidades de triunfo al opositor Efraín Alegre, excolaborador de Lugo postulado por una Concertación Nacional para un nuevo Paraguay de centroizquierda, con alianzas incluso a la derecha.

Alegre se quedó lejos, era su tercer intento por llegar al gobierno y a pesar de que hubo expectativa de que podría ganar por los registros demoscópicos, oficialmente alcanzó 27.48% de votos. Primero reconoció la derrota, pero también pidió recuento manual de al menos 10% de las mesas de cada colegio electoral. Aunque ante detenciones de manifestantes que piden limpiar señalamientos de fraude, el candidato ha pedido también que se clarifiquen las denuncias, que haya “auditoría internacional” para revisar la votación.

Los reclamos por fraude e irregularidades denunciadas en la elección vienen, con mayor fuerza, de simpatizantes de un polémico tercer lugar: el candidato Paraguayo Cubas, quien descalifica la contienda y alentó a sus simpatizantes a protestas.

Aunque la misión de observación electoral de la Unión Europea no consideró que las elecciones estuvieron “bien organizadas”, también reconoce “retos pendientes” y la presencia de algunas irregularidades graves aunque aparentemente no generalizadas. Se lee en su reporte preliminar: “La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea observó directamente siete casos de compra de votos y otros cinco indicios de compra de voto”.

Algunos analistas ven en Cubas un discurso similar al de Jair Bolsonaro en Brasil, Rodolfo Hernández en Colombia, José Antonio Kast en Chile o Donald Trump en Estados Unidos. “Payo” Cubas formalmente obtuvo el 22.9% de la votos, pero más allá del tono de su protesta, el problema está en que el martes pasado fue detenido igual que otros manifestantes que piden transparentar votos en la elección.

Efraín Alegre ha pedido la liberación de Cubas y del resto de detenidos. Así, el tema puede complicar la legitimidad de la contienda con un mal manejo de las tensiones postelección, un manejo autoritario frente a las protestas. 

Si no hay elementos para asumir que hubo fraude generalizado, encarcelar a opositores como “Payo” Cubas puede ser gasolina para esa nueva derecha radical que crece en América Latina. Ante la duda en comicios, venga de donde venga, la transparencia es el mejor antídoto que la cárcel.

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