¿Está maniatada la oposición?
Tácticas Parlamentarias

Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak

¿Está maniatada la oposición?
'La oposición tiene la obligación de plantear alternativas, pues de esto dependerá su credibilidad rumbo a 2024'. Foto: Lilly Téllez

La opinión pública se encuentra atenta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sus resoluciones. Para quienes simpatizan con el gobierno, este poder se está convirtiendo en el nuevo objeto de escarnio y ataques, en su mayoría falaces, pero eficaces en el imaginario de quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador. Para la oposición es el último gran bastión de la democracia ante los embates de un dictador. 

El grave problema de este escenario es que si no hay una narrativa que apoye a la Corte terminará cediendo ante las presiones del gobierno o sus resoluciones serán cada vez menos significativas o atendidas. ¿Se puede hacer algo, aparte de marchar y lanzar hashtag “pegadores”? Sí y buena parte del trabajo sería responsabilidad de la oposición, si se aprovecharan las posibilidades tácticas que permiten las leyes y reglamentos internos.

Aún cuando fuese meramente testimonial, la oposición tiene la obligación de plantear alternativas, pues de esto dependerá su credibilidad rumbo a 2024. En este entendido, se pueden elaborar iniciativas o, si las comisiones ya dictaminaron propuestas del gobierno, elaborar votos particulares. Cierto: no hay manera que sean aprobados esos instrumentos, pero si se centra la atención en un puñado de temas, se hacen planteamientos sólidos y una campaña de divulgación clara, se puede reconquistar el imaginario. 

Otro elemento importante es el papel de las personas legisladoras en sus distritos. No solamente hablamos de sus labores de gestoría, sino de la capacidad que tengan para transmitir mensajes claros ante sus votantes. Ahí está la diferencia entre liderazgos y representantes con arraigo. Quienes vayan a retar a Morena en 2030 están iniciando carreras locales: comunicar de manera clara la agenda nacional les puede facilitar el brinco a una escena federal.

Finalmente, y si no se ponen las pilas, la ciudadanía puede elevarles las exigencias: recuerden que a partir de 2021 podemos juzgar a nuestras personas diputada y senadoras con la continuación o no de sus carreras a través de la posibilidad de reelección inmediata. Se trata de que se queden quienes realmente sirvan. Nuestras personas representantes no serán competitivas si no se ven obligadas a ello.

Si la lucha en estos momentos es por el imaginario, cada minuto que desaprovechemos es una oportunidad que gana el gobierno. Esto también implica ejercer nuestra condición de ciudadanía.

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