¿Legítima defensa para quién?

Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas LGBTQ+. Presidenta de la Asociación Civil Rosa Mexicano. @catymonreal_

¿Legítima defensa para quién?
La joven Roxana Ruiz y colectivas participaron en una marcha para pedir que le sea otorgada su libertad. Ilustración: Majito Vázquez / La-Lista

La justicia es la base del derecho. Esta es una máxima que todas y todos los abogados entendemos. Parte del principio elemental de la justicia es que hay un límite a lo que se puede y debe soportar. Lamentablemente es una base que pocas veces se cumple para las mujeres.

En México pueden entrar a tu casa, violentarte sexualmente e intentar asesinarte, pero si te defiendes, la que termina en la cárcel eres tú. Esta es la historia de Roxana Ruiz, una mujer migrante e indígena que mató a su agresor en legítima defensa. No obstante, la jueza Mónica Osorio Palomino determinó que lo que Roxana hizo fue un “uso excesivo de legítima defensa”. 

Para la jueza, Roxana –en medio de su violación y temiendo por su muerte– debió haberse dado cuenta que con un simple golpe en la cabeza era suficiente para defenderse. 

Me queda claro que este es un ejemplo de cómo aún no se ha podido integrar la perspectiva de género en los procesos judiciales. Para echar sal en la herida, Roxana no sólo debe cumplir seis años de cárcel, sino que además deberá pagar a la familia del agresor una multa de 280 mil pesos.

Doscientos ochenta mil pesos para una mujer que gana el mínimo, cuyo sustento era vender papas en la calle, es una cantidad que se antoja inalcanzable. Es el tipo de deuda que, si se suma a la violación y al tener que pasar seis años de su vida en la cárcel, arruinan a una persona. 

Pero no es solo una persona: es la madre de Roxana y su hijo de cinco años, quienes ahora quedan sin ese apoyo.

Así la justicia para las mujeres en nuestro país. Ya en 2013 habíamos discutido el caso de Yakiri Rubí Rubio, quien también se enfrentó a un proceso penal por defenderse de sus violadores. 

Ahí es cuando aprendimos que, para el sistema penal mexicano, la defensa de tu vida e integridad constituía un “uso excesivo de legítima defensa”. Esta figura está ya en la mira de la reforma legislativa, pues parece incongruente con el objetivo de brindar justicia a las personas, e incompatible precisamente con la idea de “una legítima defensa”.

Esto en un país donde hay 11 feminicidios al día y 14 desapariciones de niñas, niños y adolescentes. Pero cuando una mujer se defiende de este destino, entonces debe ser castigada con todo el peso de la Ley. Bien lo dijo Roxana: “Si yo no me hubiera defendido, sería yo la muerta”.

Existe aún esperanza para Roxana. Se piensa apelar su sentencia. Espero que la mediatización del caso sirva para aplicar los criterios de perspectiva de género en la impartición de justicia. 

Ya lo he dicho y lo seguiré repitiendo: es urgente que las autoridades mexicanas juzguen con perspectiva de género, que dejen de revictimizar y omitir todos los protocolos nacionales e internacionales que dictan el actuar de la justicia en casos de violencia de género. 

El caso de Roxana nos parece aún más injusto por ser una jueza la que determinó la condena.

La dignidad y la justicia para las mujeres debe hacerse una costumbre. Me uno a la indignación y al llamado de #LibertadParaRoxana.

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