Feminicidios hasta en los centros de trabajo

La cantidad de información en la agenda nacional cada vez más se enfoca en las elecciones a celebrarse próximamente en el Estado de México y en Coahuila, también sobre la disputa entre, por lo menos, dos poderes de la Federación y lo que se vaya sumando. Sin embargo, hubo una noticia que no fue retomada masivamente a diferencia de otras que han llamado la atención a nivel nacional por su horror, me refiere al asesinato, muy posiblemente feminicidio, de Lucía Vázquez. 

En un contexto tan abominable e indolente como el que se vive en un país con una grave crisis de desaparecidos y una cultura feminicida, pues tan sólo en el primer trimestre de 2023 se registraron 227 feminicidios a nivel nacional, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, destaca el homicidio (otra vez, posible feminicidio) de Lucía Vázquez, por el lugar en el que sucedió: el que era su trabajo. 

¿Qué país es éste, en el que una mujer de 21 años, que acaba de entrar a su primer empleo, puede ser asesinada precisamente en su lugar de trabajo? De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Lucía Vázquez fue encontrada en un despacho jurídico ubicado en Manuel M. Ponce, de la colonia Guadalupe Inn, en la alcaldía Álvaro Obregón,  pese a que un hombre intentó sobornar a la policía para no reportar el hecho. Ese hombre es José Luis ‘N’, jefe de la víctima, quien fue vinculado a proceso, pero sólo por el delito de cohecho.

No se fue de fiesta, no se fue con el novio, no hizo nada de lo que autoridades siempre juzgan para desestimar el valor de una víctima, como si pudieran o tuvieran el derecho de hacerlo y aún así hoy ya no está con su familia, ya no está aquí. Lucía Vázquez acudió a trabajar y ese día no sabía que sería asesinada ahí, no en en la calle, no en la oscuridad. Su necropsia (realizada por el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses), que aún no es investigada como feminicidio, revela que su muerte sucedió debido a asfixia por sofocación, en su variedad de obstrucción de orificios respiratorios.

Independientemente del proceso legal que es responsabilidad de las autoridades locales (en este caso de la Ciudad de México) para PREVENIR y PERSEGUIR ESTE TIPO DE DELITOS, no he visto a dueñxs ni directivxs del sector privado que discutan sobre esto. Sí veo a muchas empresas lanzando campañas puntuales cada 8 de marzo para decir que respetan a las mujeres, que tienen grandes lugares para que nosotras trabajemos; sin embargo, lo que no veo es que comuniquen qué tipo de medidas están tomando ante un escenario que se cuela en las esferas públicas y privadas con la misma facilidad. 

Hace un par de años entrevisté para Expansión Mujeres a Mariana Rodríguez, managing partner de la consultora en capital humano Relind, una empresa ubicada en Nuevo León. En ese entonces, me platicó que ella como directiva se reunió con varios clientes que les preguntaron cómo proveer contención y brindar un espacio seguro. 

También entrevisté a Arturo del Castillo, director ejecutivo asociado de Kroll y el responsable de lanzar el área en contra del acoso y violencia de género de la compañía desde 2017. Castillo dijo que la preocupación relacionada con la violencia de género es aún un tema que no permea en las pymes, sino sólo en grandes corporativos. 

Ambas respuestas nos muestran que: hay interés, pero no basta, y también que no es tu obligación como directivx saber qué hacer o suplir la labor de autoridades, pero sí es tu deber solicitar toda la asesoría que necesites para sensibilizar al equipo que toma decisiones y para brindar un espacio seguro para tus colaboradoras. Más si te desempeñas en sectores relacionados con la manufactura, maquila o ensamble, cuyas operaciones están ubicadas en zonas calientes como fronteras o urbanidades marginadas.

No miremos de lado, no apartemos nuestra atención de este tema que toca la puerta de 11 hogares en México diariamente.