Mi edad y mi piel: juventud antirracista
RacismoMX

Cocino, como, pedaleo, construyo y destruyo. Jotx, antropólogo social y tlaxcalteca. Coordinadore de comunicación en Casa de las Muñecas Tiresias AC, gestor cultural y coordinadore de proyectos de juventudes antirracistas (Young Antiracist Leadership Project) en RacismoMX. IG: @jairo_

Mi edad y mi piel: juventud antirracista
Ilustración: Svetlana Larshina, Pixabay

No hace mucho que empecé a cuestionar mi racialidad. Durante mi infancia, escuchaba comentarios sobre el color de mi piel y burlas acerca de mi apellido náhuatl. Incluso dentro de mi propia familia, mi madre se quejaba de que yo había salido más moreno que mis hermanas, y creía que eso era algo que se podía “curar” o “remediar”.

Fue en mi adolescencia cuando comencé a ser consciente de mi color de piel y empecé a odiarlo, sintiéndome incómodo en mi propia piel. Evitaba vestirme con ciertos colores para que mi tono de piel no fuera tan visible, llegué a utilizar cremas aclaratorias de manera excesiva y mi madre me regañaba si pasaba mucho tiempo al sol. Incluso, al bañarme, solía tallar mi piel con una esponja dura para quitarme cualquier suciedad. Todo esto me llevó a sentir muchas inseguridades en cada parte de mi cuerpo y a evitar tener cualquier cosa que pudiera hacerme parecer “pobre”, ya que así era como mi familia y algunos de mis amigos me asociaban, simplemente por ser moreno.

En la universidad, tuve clases que abordaban el tema del racismo de manera general, pero nunca se adentraron mucho en los detalles. Fue cuando comencé a interesarme por los procesos sociales, las luchas LGBT y los derechos humanos, y comprendí que había muchas cosas que no estaba tomando en cuenta en mi identidad. Fue entonces cuando tuve la oportunidad de conocer colectivos, organizaciones y personas especializadas en diversos temas, quienes planteaban cuestionamientos sobre los sistemas de opresión que atravesamos como personas disidentes sexuales, que viven fuera de la Ciudad de México o que simplemente no se sienten cómodas con su color de piel. Comprendí la importancia de hablar sobre estos temas, especialmente con las juventudes, quienes constantemente nos enfrentamos a cuestionamientos internos y a la presión de nuestros contextos familiares y sociales.

Además, no se trata solo de crear espacios de diálogo, sino de crear espacios seguros donde podamos comprender y tomar acciones para erradicar las violencias internalizadas.

En mi propio viaje de autodescubrimiento y aceptación, he aprendido a abordar y desafiar los prejuicios raciales y las normas impuestas. Las juventudes antirracistas juegan un papel fundamental en esta lucha, ya que tenemos la capacidad de generar cambios significativos en nuestros propios espacios y comunidades.

Es crucial promover la creación de espacios seguros donde podamos compartir nuestras experiencias, aprender de otres y trabajar juntes para erradicar el racismo y las violencias internalizadas. Al hacerlo, no solo estamos construyendo un futuro más justo para nosotres mismes, sino también para las generaciones venideras. 

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