Cómo sobrevivir a la violencia obstétrica en México

Periodista especializada en perspectiva de género, miembro de Frontline Freelance. Es titular de la Unidad de Investigaciones Especiales en Once Noticias Digital y hace consultoría en comunicación y gestión de crisis. Con ellas y por ellas.

Twitter: @anagupin

Cómo sobrevivir a la violencia obstétrica en México
El 31.4% de las mujeres y personas gestantes entre 15 y 49 años que parieron en los últimos cinco años sufrieron maltrato en la atención obstétrica. Foto: Fotorech / Pixabay.

La violencia obstétrica es violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos y personal de enfermería) hacia las personas embarazadas, en labor de parto y puerperio, lo que viola sus derechos reproductivos y sexuales.

Si preguntas a cualquier mujer y persona gestante que haya tenido un parto, seguro vas a dar con un testimonio de violencia obstétrica. Eso se debe a que por lo menos 31.4% de las mujeres y personas gestantes entre 15 y 49 años que parieron en los últimos cinco años sufrieron maltrato en la atención obstétrica, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021.

La misma encuesta muestra que los estados de San Luis Potosí, Tlaxcala y Ciudad de México tienen los índices más altos de maltrato, mientras Tamaulipas, Tabasco y Chiapas registran el menor. Menciono estos datos luego de que llegara a mí una de esas historias de violencia obstétrica que viven miles de mujeres en el país. 

Alejandra A. tuvo un embarazo con una temprana amenaza de aborto que, con los cuidados debidos y el seguimiento médico debido, nunca pasó a mayores. Acudió a su control mensual en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y a un hospital privado sin ningún problema y siempre con la documentación necesaria. 

Pero todo se complicó hace una semana, cuando empezó con contracciones apenas a los ocho meses de su embarazo. La atención de su ginecóloga particular fue deficiente, pues aunque había síntomas de que el parto sucedería, la doctora decidió medicar a la paciente para retrasar lo más posible el nacimiento del bebé. Y fue negligente porque en al menos siete meses de consultas nunca se dio cuenta de una malformación en el útero de ella que le dificultaría completar los nueve meses, misma razón por la que el bebé tuvo que nacer antes de tiempo y ya con signos de sufrimiento fetal. 

Pero eso no fue lo peor, después de los primeros síntomas de parto prematuro (contracciones) la doctora decidió regresar a la paciente a casa. Cuatro días después (el 7 de junio), otra vez con contracciones, la paciente acudió a Urgencias de la Clínica 60 del IMSS en Tlalnepantla de Baz, Estado de México, sólo para ser rechazada por el personal administrativo por no contar con su carnet en ese momento –pese a que gracias a que brindó todos sus datos actualizados sí la encontraron en su sistema como derechohabiente–. Todo sin que personal médico revisara en algún momento el estado de salud en que la paciente y el bebé estaban. Más tarde, en el hospital privado se confirmaría que era delicado en ambos.

Alejandra A. tuvo que recurrir a los servicios de un hospital privado y pagar una cuenta que rebasa los 150 mil pesos porque el personal de Urgencias de la Clínica 60 del IMSS valora más un papel que la vida de las personas que pagan y acuden por su atención médica, incluso cuando su decisión fue en contra del reglamento interno de la institución, el cual señala que “todo paciente que demande atención médica de urgencias en las unidades hospitalarias deberá ser atendido independientemente de que sea o no derechohabiente”, de acuerdo con el artículo 71 del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica.

Ahora sé que existe un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud llamado Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) que aborda este tipo de hechos. En la próxima columna les compartiré más información sobre el proceso interpuesto por Alejandra A., con la intención de que sea una guía útil para que personas puedan prevenir o reaccionar ante una situación similar.

Al momento de la publicación de esta columna, funcionarios de Comunicación Social no me dieron respuesta sobre las entrevistas solicitadas al IMSS para hablar acerca de sus protocolos internos. ¿Qué tiene que pasar para que una mujer reciba un correcto seguimiento médico durante su embarazo y para que la negligencia médica no implique complicaciones en su salud o la del bebé?¿Cuántas madres o bebés tienen que morir para que el sistema de salud cumpla con su mandato? 

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