¿Sé lo que quieres ser?
(De)construyendo

Ingrid Chávez es experta en políticas públicas con perspectiva de género. Es activista en diversas organizaciones donde impulsa el desarrollo y participación de mujeres y grupos en situación de vulnerabilidad. Twitter: @IngridChavezO

¿Sé lo que quieres ser?
Patricia González, conductora del operador de transporte La Rolita, habla en entrevista con EFE, el 30 de mayo de 2023, en Bogotá, Colombia. Romper estereotipos, cambiar perspectivas machistas y apostar por la sostenibilidad ambiental son pilares fundamentales en la labor de "La Rolita", una empresa de autobuses distrital de la capital colombiana que capacita y emplea a mujeres conductoras en un sector históricamente masculinizado. Foto: Carlos Ortega/ EFE

“Sé lo que quieres ser”… ¿sí? ¿las mujeres tenemos la oportunidad de ser lo que queramos ser en nuestro país? Si hablamos de un tema de capacidades, habilidades y conocimientos no tengo duda, pero vale la pena explorar bajo qué condiciones laborales, sociales y económicas nos desempeñamos para lograr ser lo que queramos ser.

Recientemente, el INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, donde se detalla, entre otras cosas, los ingresos de las mujeres, el tiempo que dedican a ciertas actividades y sus percepciones monetarias por nivel de escolaridad, características étnicas, discapacidad y número de hijos.

Vayamos por partes. La primera brecha que limita las oportunidades de desarrollo personal y/o profesional de las mujeres es la falta de tiempo que tienen para dedicarlo a alguna actividad productiva como el trabajo, estudiar o descansar. Lo anterior, como resultado de las horas que dedican al cuidado del hogar y de los hijos -y que perpetúa roles de género al interior de las familias-, lo que las deja en una situación de desventaja en comparación con los hombres.

Para quienes son jefas del hogar el panorama puede ser aún más retador. De acuerdo con los resultados, 35% del total de mujeres encuestadas son jefas del hogar empleadas y realizan trabajo de cuidados. En promedio, ellas dedican 79.2 horas a la semana a estas actividades. En el caso de los hombres con las mismas características, dedican en promedio 70.7 horas.

Los gobiernos tienen un papel fundamental para cambiar la situación bajo la cual las mujeres pueden insertarse al mercado laboral. Con un Sistema Nacional de Cuidados que optimice y extienda la cobertura de calidad de los servicios de guarderías, asilos y escuelas de tiempo completo, las mujeres que deseen dedicar más tiempo a su desarrollo profesional o personal puedan hacerlo.

El INEGI también mostró que el ingreso promedio trimestral de las mujeres es de 19 mil 081 pesos, casi 3 mil pesos menos que en 2020 y poco más de 10 mil pesos menos que los hombres, una brecha salarial que impacta en las condiciones y aspiraciones de vida de ellas. Desafortunadamente, esta diferencia en los ingresos se hace presente en todos los grupos de edad, pero aún peor en mujeres de 60 años o más quienes perciben en promedio 41% menos que ellos.

En lo que respecta a las mujeres con hijos, se ha documentado que este es un factor que condiciona las opciones laborales a las que pueden acceder. Sin embargo, los resultados de la ENIGH muestran un hallazgo interesante. En promedio, las mujeres ocupadas que tienen un hijo ganan trimestralmente poco más 2 mil pesos por encima de aquellas sin hijos (22 mil 504 pesos y 19 mil 859, respectivamente), y casi 6 mil pesos más que aquellas que tienen cuatro hijos o más (13 mil 583 pesos).

Por otro lado, la preparación educativa también es un factor que influye en las condiciones de vida de las mujeres, pues las mujeres que tienen estudios de posgrado completo o incompleto ganan en promedio 87% más que aquellas solo con la primaria completa. No obstante, la brecha salarial sigue presente, pues estos ingresos son menores que los que perciben los hombres.

Sin duda las mujeres podemos ser lo que queramos ser, pero también se necesitan condiciones laborales y de desarrollo personal y educativo igualitarios, entre ellos, pagos más justos, oportunidades laborales, tiempo para desarrollarnos personal y profesionalmente, libertad para decidir sobre qué queremos hacer, así como espacios en la vida pública y privada más inclusivos. Sin ello, las opciones sobre a qué podemos aspirar, se reducen.

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