¿Por qué el Frente Amplio por México se enfila al autoboicot?

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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¿Por qué el Frente Amplio por México se enfila al autoboicot?

Por fin coinciden en algo Claudio X. González y el Presidente Andrés Manuel López Obrador: Xóchitl Gálvez debería ser quien lidere la oposición rumbo al 2024. Aunque en sentido estricto, el mérito es del inquilino de Palacio Nacional, pues fue él quien infló de manera artificial a la senadora panista a tal grado que el empresario multimillonario mordió el anzuelo para jugarse su poder financiero y político en mantenerla en la jugada.

El pequeño detalle es que los dueños de los partidos no están de acuerdo con que una outsider se cuele a la estructura institucional que tanto los ha favorecido. En la ruta estratégica partidista de Alito Moreno del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD no está contemplado renunciar a lo poco que les queda para endosárselo a una mujer a quien desprecian por sus formas de manejarse en lo público.

¿Puede el Frente Amplio por México denominarse ciudadano cuando prefieren la autodestrucción antes que entregar lo poco que tienen? Las nuevas condiciones que mantienen empantanada a la oposición revelan los problemas de representación política en donde las personas que están en desacuerdo con el gobierno de AMLO parecen no tener un anclaje institucional que les permita ser escuchados.

La jugada del Presidente AMLO dio resultado: instaló a una candidata a modo en la oposición con financiamiento de uno de sus principales detractores e inyectó ruido a los acuerdos cupulares de los partidos políticos. El tablero y las condiciones mediante las cuales se dirime la lucha por el poder se siguen imponiendo una y otra vez desde Palacio Nacional.

Xóchitl Gálvez está resultando mejor de lo que podría preverse desde el punto de vista del partido en el poder. No parece tener muchas opciones: decidir dinamitar el Frente Amplio por México la terminaría por pintar como un personaje que manda “al diablo” los procesos y las reglas, algo de lo que acusa al Presidente AMLO. ¿Qué incentivo tendrían los partidos políticos institucionalizados para confiar en un personaje que amaga con romperlo todo? ¿Pensar en separarse del Frente para tomar camino sola? Se antoja sumamente cuesta arriba.

Por otro lado, los “líderes” del PAN, PRI y PRD sin ninguna fuerza que los legitime hacia adentro o hacia afuera, pues han perdido absolutamente todo en lo que han intentado competir, están en la lógica de preferir ver reducido su pastel presupuestario –que se asigna en función de la votación obtenida en cada proceso electoral– a compartirlo o entregarlo. Prefieren la seguridad de sus migajas a volverse competentes con una candidata impuesta que, posiblemente una vez en el poder, no les asegure su supervivencia en el andamiaje institucional.

Aun cuando el Presidente mantiene un 58% de aprobación, es preocupante que el resto de los mexicanos que difiere de la oferta programática de Morena no tengan un canal institucionalizado que los ayude a sobreponerse. Los partidos políticos en el Frente Amplio por México no parecen estar pasando la prueba del ácido. Aún cuando logren expulsar a la candidata que eligió su principal financiador Claudio X. González ¿qué podría hacer la más completa y viable aspirante Beatríz Paredes cuando además de arrastrar la marca del PRI también debe cargar con un ordinario, corrupto y vulgar Alito Moreno?

La oposición en el país está en donde AMLO deseaba que estuviera. La poca inteligencia y sus personajes repletos de expedientes listos para judicializarse les ha impedido avanzar. Es cierto que la curva de aprendizaje de Morena para gobernar ha dejado una estela de devastación, pero también es cierto que la mayoría, esa que gana elecciones, prefiere seguir asumiendo el costo de castigar al PRI, PAN, PRD. La sucesión Presidencial del 2024 parece reducirse cada vez más al proceso interno de Morena.

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