Lamine Yamal, el destino

Cuando Lamine Yamal entró al campo en el minuto 80 del partido por el trofeo Joan Gamper contra el Tottenham, el Barcelona iba perdiendo 2-1. Xavi apuró una ristra de cambios, el equipo cambió de cara y Lamine, con su velocidad y regate, fue un tormento para la defensa inglesa. El encuentro finalizó 4-2 para los catalanes y el joven jugador participó en los tres últimos goles de su equipo. Fue una exhibición de altura, de un canterano que recién ha cumplido 16 años.

El Joan Gamper es el pistoletazo de salida para la temporada oficial del Barcelona y sirve para presentar a los nuevos fichajes y al equipo frente a su afición. Este año fue distinto, porque se jugó en el estadio Lluís Companys (la casa temporal del Barcelona mientras se remodela el Camp Nou) y porque desde 2005, frente a la Juventus, no se recordaba a un jugador que se haya devorado de tal manera a los rivales en un Gamper. El último en hacerlo fue Messi, lo cual, dentro del imaginario culé, hace presagiar lo mejor para la carrera de Lamine Yamal.

Lamine Yamal

Hijo de madre ecuatoguineana y de padre marroquí, Lamine Yamal nació en el municipio de Esplugues de Llobregat. Aunque el joven futbolista vive en La Masía desde que tenía 7 años, su familia ha vivido en Granollers y también en el barrio de Rocafonda, en Mataró, uno de los más pobres de Barcelona. Su padre, Mounir Nasraoui, tuvo un altercado con algunos simpatizantes de VOX en Mataró y se hizo acreedor a una multa por más de quinientos euros. Su madre, Sheila Ebana, asegura que Lamine Yamal (al que no le gusta que lo llamen sólo Lamine) es ecuatoguineano y que cuando aún era un bebé, lo llevó a conocer su tierra; sin embargo, el joven canterano del Barcelona se siente totalmente identificado con la ciudad y con el país, así que se ha decantado por jugar para las categorías inferiores de España.

Precisamente en una concentración de la Selección Sub-17, Lamine Yamal y dos de sus compañeros tuvieron algunos actos de indisciplina que les valieron sanciones en sus clubes y selección. Pasado el incidente, los directivos y entrenadores blaugranas se dieron cuenta de que el joven canterano aún tiene mucho que pulir en cuanto a lo disciplinario, pero sus cualidades como futbolista son extraordinarias.

Lamine Yamal tiene las maneras de un crack y guarda un poco de la esencia del futbolista de barrio que logra el sueño de debutar con el equipo de sus amores. En un tiempo en que se ha perdido ese amor por los colores, y en un club que está acostumbrado a formar talento para después dilapidarlo, Lamine Yamal es agua en medio del desierto. El Barcelona sigue luchando contra su economía y se aferra al talento producido en casa para no tener que gastar el poco dinero que tiene. Sin ir más lejos, con su debut a los 15 años -el más precoz de la historia del Barcelona- la temporada pasada, Lamine Yamal hizo ver viejo a Ansu Fati, que apenas tiene 20 años y hasta era otra de las grandes promesas culés.

Si los cantos de sirena no lo seducen, si la cabeza le permite enfocarse en lo deportivo y no descarrilar en lo privado, si Xavi, su entrenador, lo va llevando poco a poco y explota su talento con minutos de juego, si su familia ni sus representantes se entrometen en su verdadero amor por la camiseta, si el club no se ve obligado a venderlo por el apuro económico, el Barcelona va a disfrutar de un jugador diferencial, de los que ponen feliz a la hinchada y de los que, a veces, marcan época.

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