Pensar en la juventud

Activista, luchadora social y promotora de los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños, personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas LGBTQ+. Presidenta de la Asociación Civil Rosa Mexicano. @catymonreal_

Pensar en la juventud
Pensar en la juventud. Foto: Envato Elements

Estoy en ese periodo de vida en que me siento cómoda aceptando mi estado mental como el de un adulto. Conozco varias y varios que cuando se paran ante foros con universitarios todavía se autonombran en el espacio de jóvenes. “Ok, tal vez no soy joven… pero soy chavorruco”…

Debo confesar que ser madre me ha ayudado a sentirme plenamente en ese espacio. Es difícil aceptarte como chavarruca cada vez que tienes que descifrar quién es la nueva artista que le gusta a tus hijos. En términos oficiales, nuestro país agrupa a la juventud como la población que tiene entre 12 y 29 años.

Quizás esta dificultad que mi generación tiene para aceptar el paso de los años tenga que ver con la enorme precariedad que enfrentamos. Adquirir casas, pensiones, conservar un trabajo por 30 años. Todos estos son sueños guajiros para la generación que hoy tiene entre 30 y 40 años. Los Milennial ya no representamos la cara de la juventud. Es importante aceptar esto porque refleja, una vez más, qué terriblemente incomprendida es la juventud.

Los Milennial somos una generación de transición. Retomo un chiste que explica esta transición: los Milennial recordamos que cuando nosotros éramos jóvenes nos decían que los tatuajes eran de pandillas, y tenerlos, sobre todo en lugares visibles, harían que jamás encontráramos un trabajo estable.

Los Centennial saben que nadie encuentra trabajos estables. Las redes sociales mataron a la televisión. El celular pasó de ser un lujo a ser el espacio que permitió que millones de niños pudieran seguir estudiando la primaria durante la pandemia. De hecho, de acuerdo con el INEGI, el 91% de los jóvenes tienen teléfono celular y el 43% utiliza el internet para complementar su educación.

Hay mucho que no entendemos sobre la juventud en México. Esta incomprensión crea invisibilización y esta, a su vez, discriminación. Empezando por la gran diversidad de necesidades que este grupo enfrenta. Claramente las necesidades de una persona de 13 años son muy diferentes a las de una persona de 26 años. Representan una parte importante de nuestro país, pues 3 de cada 10 personas en México son jóvenes.

Esto es lo que muchos expertos llaman el “bono demográfico”, donde existen más personas en edad de actividad económica que fuera de ella. No obstante, este bono demográfico tiene que entenderse precisamente con la obligación que tenemos hacia la juventud.

Estamos ante una población que enfrenta muchas incertidumbres relativas a la escolaridad, oportunidades profesionales, accesos a los servicios de salud, etc. De acuerdo a un Informe del Instituto de la juventud el 46% de los y las jóvenes mexicanas vivían en situación de pobreza.

¿Cómo llamarles el futuro de nuestro país, si viven en un presente extremadamente limitado? Es por eso que la atención a la juventud tiene que pasar de ser un tema “de nicho” a un tema estructural. La construcción de un mejor país, necesariamente tiene que pasar por la construcción de un México con oportunidades reales para los y las jóvenes.

Hay que reformar el sistema educativo, pero no sólo en los libros de textos que están enfocados esencialmente en la educación básica sino en la educación media y superior. Dar la oportunidad de que las y los jóvenes accedan a educación de calidad, competitiva y que los vuelva mejores personas es un paso fundamental para que ese 46% deje la pobreza.

Hay que invertir en la juventud porque invertir en ella es invertir en posibilidades de innovación y disrupción. Seis de cada diez jóvenes creen en el gobierno de México. Se tiene que mantener esta confianza con la construcción de mejores programas para ellos y ellas.

Más de la autora: Mujeres al balón

Síguenos en

Google News
Flipboard