Perdónenme por no creerles, fiscalías
Zona de silencio

Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.

X: @oscarbalmen

Perdónenme por no creerles, fiscalías
Ociel Baena, magistrade del Tribunal Electoral de Aguascalientes, fue hallade sin vida el 13 de noviembre de 2023. Foto: Eduardo Septimo/La-Lista

Me dijiste que Debanhi Escobar cayó “accidentalmente” en una cisterna, pero en realidad fue violada y asesinada por un hombre que hoy sigue libre. Que Lesvy Rivera se suicidó inexplicablemente con el cable de un teléfono público en la UNAM, pero fue golpeada mortalmente por su novio. Que no estaba bajo tu resguardo el cadáver de Diana Velázquez, pero desde el día uno en que la familia buscaba a la futura estilista de 24 años tú clasificaste su cuerpo como el de un hombre y lo mandaste a un Semefo para congelar la investigación.

Que no sabías el paradero del profesor Modesto Patolzin, pero 33 años después de su desaparición reconociste que tus agentes lo asesinaron. Que, de verdad, nadie notó que durante nueve días permaneció el cadáver de la niña Paulette en su cama. Que José Eduardo Ravelo murió de neumonía tras su paso por las celdas de la policía municipal de Mérida, pero su mamá tiene las pruebas de que fue torturado y violado.

Me aseguraste que “El Mijis” murió calcinado por la explosión espontánea de su automóvil, aunque su esposa posee evidencias de que el cuerpo estaba amarrado. Que el actor Octavio Ocaña se disparó solo, por (según tú) consumir drogas, pero lo mataron y robaron policías que encubriste. Que a los estudiantes del Tec Javier Francisco y Jorge Antonio los mataron unos sicarios de puntería extraordinaria, pero fueron los militares de Monterrey. Que a los morros asesinados en una fiesta de cumpleaños en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, “les pasó lo que les pasó” porque eran pandilleros, pero eran estudiantes sin vínculos con el crimen organizado.

Que la defensora de derechos humanos Digna Ochoa se suicidó, pero la autopsia encontró que quien jaló el gatillo usaba guantes de látex y tiró un balazo que impactó en una pierna antes de atinar a la cabeza. Que las indígenas Teresa, Alberta y Jacinta usaron su “fuerza bruta” para secuestrar a seis agentes federales en Santiago Mexquititlán, Querétaro. Que Luz Raquel Padilla, quien amaba con toda su alma a su hijo Bruno, de 11 años y con un diagnóstico de autismo severo y epilepsia refractaria, compró alcohol y un encendedor para quemarse viva sólo para no molestar al vecino que la amenazó de muerte.

Y tú, fiscalía de Aguascalientes, afirmaste que Montserrat Yohana, de 5 años, cayó por accidente a una pileta de agua, pero es prácticamente imposible que una niña de su edad llegara por sí sola a una planta tratadora con bardas y candados. Que el helicóptero en el que viajaba el secretario de Seguridad Pública del estado Porfirio Sánchez se desplomó por una parvada que entró al motor, pero el piloto tenía más de 20 años de experiencia y el funcionario estaba amenazado de muerte. Que teniendo cero personal para una agencia especializada en delitos contra la diversidad sexual y 37 mil 6 carpetas de investigación abiertas (además de 40 mil 356 por concluir) “resolviste” la doble muerte violenta de le magistrade Ociel Baena y Dorian Herrera en menos de 72 horas.

Perdónenme por no creerles, fiscalías. Pero en este país la justicia y la verdad no se consigue sentados sino gritando y tomando las calles para que hagan su trabajo.

GRITO.  En Aguascalientes la posibilidad de que la fiscalía esclarezca un delito es de 0.26%, según el Índice Estatal de Desempeño de Procuradurías y Fiscalías 2021 (IEDF) de Impunidad Cero. En cambio, parece que la posibilidad de que la persona fallecida sea revictimizada es de 99%.

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