¡Aquí nos tocó vivir!
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
¡Aquí nos tocó vivir!
Murió la cronista y periodista Cristina Pacheco. Foto: Especial

“Yo creo que, si las personas no conocen el amor, aunque hayan ido a la luna, no conocen absolutamente nada”

Cristina Pacheco

El viernes primero de diciembre llegué a las instalaciones de Canal Once por la noche, iba al noticiero nocturno y en el pasillo me encontré con Luisito, uno de los maquillistas de la emisora, iba todo desencajado con los ojos rojos y le pregunté ¿qué pasó?, me contestó con la voz cortada: “La señora se despidió, la veo muy mal” y se soltó a llorar.

Luisito había sido maquillista de Cristina Pacheco en los últimos años, era uno de esos amigos que la escritora, periodista y compañera procuro, junto con su productora Martita, David Segovia su camarógrafo, su floor manager y demás colaboradores que añado el “su” porque para todos ellos era así, eran su equipo. De aquella noche que me encontré a Luisito pasaron 20 días y este 21 de diciembre, después de su despedida al aire en el icónico programa de Conversando con…, doña Cristina Pacheco, murió.

La noticia sacudió no solo al gremio cultural, sino que tuvo un eco importante entre los mexicanos, no podía ser de otra forma, Cristina Pacheco fue un referente del periodismo humano, del arte de conversar y de la manera de plantarse como mujer en un mundo de hombres.

Hace poco más de 21 años comencé a trabajar en Canal Once y pude conocer en persona a doña Cristina, una mujer imponente, cordial pero sin exageraciones, era más seguro verla más interesada en lo que Luisito le contaba de su abuela mientras la maquillaba que de saludar a algún directivo o invitado especial de otro programa, su interés por la gente a la que a veces es más fácil pasar de largo era genuino.

Alguna vez fui al café Gran Premio, lugar fundado en 1962 que se encuentra en la esquina de Sadi Carnot y Antonio Caso en la colonia San Rafael, la idea era grabar una cápsula de la Sección sin nombre en la que armaba recorridos peatonales por sitios culturales, gastronómicos y de entretenimiento en la Ciudad de México, ya tenía un teatro, una cantina y pensé que el café cerraría la tercia, fui con el encargado y le dije, soy Saraí Campech y me gustaría grabar una cápsula sobre imperdibles de las colonias chilangas para Canal Once, me dijo ¡ah! Todos los jueves viene la señora Cristina Pacheco a tener sus juntas con el equipo de su programa, primero tendría que preguntarle si está de acuerdo. Por cuestiones de tiempo ya no pudimos esperar la respuesta y encontramos otra locación, una heladería legendaria, lo sorprendente de la anécdota fue constatar el cariño respeto prodigado hacia la autora de la columna “Mar de historias” en el periódico La Jornada.

En ese tenor, no era de extrañarse que cada que la gente nos veía llegar con un vehículo de Canal Once o con los chalecos se nos acercaran curiosos y nos dijeran: ¿vienen del programa de Cristina Pacheco?, en el día a día entre compañeros, cuando algo no salía del todo bien solemos decir, “como diría la tía, ¡aquí nos tocó vivir! Y también cuando en los sondeos en la calle casi entablamos una charla, los camarógrafos suelen comentar “cálmate, Cristina”, historias que seguramente nunca supo doña Cristina.

Pocas veces me tocó entrevistarla y en cada una de ellas los nervios se apoderaban de mí, mismos que se desvanecían con su trato, recuerdo que una vez fue a la Feria Internacional del Libro de Minería, en esa ocasión yo transmitía por Facebook live entrevistas con autores y ese día iba ella presentaba un libro, minutos antes de que ella llegara me enteré de un festejo y me fui corriendo al Sanborns de Eje Central por un pastel de merengue para agasajarla, no se lo esperaba y agradeció el gesto, la entrevista fluyó bonito, otra más fue en el Salón Los Ángeles, era el aniversario de ¡Aquí nos tocó vivir! Y me tocó conducir la alfombra roja del evento, no cabía un alfiler en el otro templo de la Guerrero, fue una noche memorable y pude ver a una Cristina feliz.

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Párrafos atrás mencioné que fue una mujer que supo plantarse en un mundo de hombres, ya que comenzó su carrera en una época en la que la voz de las periodistas no era tomada en cuenta, tuvo que ser fuerte, integra y a veces osca para ganar el respeto de sus pares, debió esforzarse un poco más y yo creo que la vida también le hizo grandes regalos al formar una familia llena de amor y admiración mutua. Cristina Pacheco deberá sentirse plena de saberse fuente de admiración de muchas periodistas de todas las edades, es cierto que también provocó algunos enconos, pero más allá de eso, Cristina nos enseño que ante la vida hay que ser de una pieza y valorarse en su justa medida, sin autoengaños.

Para quienes quieran verla en acción, les sugiero asomarse a la página de canalonce.mx y buscar el micrositio de Conversando con Cristina Pacheco y ¡Aquí nos tocó vivir!.

Gracias por trazar el camino, querida Cristina.

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