Ensambles para el cuidado
Un cuarto público

Abogada y escritora de clóset. Dedica su vida a temas de género y feminismos. Fundadora de Gender Issues, organización dedicada a políticas públicas para la igualdad. Cuenta con un doctorado en Política Pública y una estancia postdoctoral en la Universidad de Edimburgo. Coordinó el Programa de Género de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey durante tres años y es profesora en temas de género. Actualmente es Directora de Género e Inclusión Social del proyecto SURGES en The Palladium Group.

X: @tatianarevilla

Ensambles para el cuidado
Ensambles para el cuidado. Foto: Envato Elements

El tiempo para cuidar es cada vez más escaso y tiene más valor –o al menos, para allá vamos–. ¿Qué papel está jugando la tecnología en esto? Por ejemplo, en el sector salud, la inteligencia artificial se ha vuelto indispensable en prevención, detección, y asistencia. ¿Podrán las tecnologías, si no reemplazar, apoyar en brindar cuidados y realizar tareas domésticas? La respuesta es sí, ya lo hacen pero, ¿desde qué narrativas se están diseñando? ¿Qué estereotipos están reproduciendo?

Cuando imagino ese futuro –y dejando al descubierto mi edad–, pienso en Robotina. Quienes saben de lo que hablo recordarán que era una Robot que atendía a los Supersónicos. Wikipedia la define como: “La sirvienta robótica de la familia, muy querida por todos”. Robotina era una máquina que cuidada a las personas, limpiaba y facilitaba la vida a todxs. ¿Quién no quisiera a Robotina en casa? ¿Se imaginan todo el tiempo que nos ahorría para otras actividades?

Shulamit Firestone[1] decía que el proceso de reproducción era el factor determinante de la subordinación de las mujeres frente a los hombres, y se atrevió a decir que: “[…] La libe ración se alcanzaría con las transformaciones en la tecnología de la reproducción, que en un futuro no demasiado lejano podría eliminar la necesidad de los cuerpos de las mujeres como agentes reproductores de la especie”.

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Lo interesante de la afirmación anterior es que, al igual que los Supersónicos, supone que la tecnología podría representar una solución para las mujeres frente a las desigualdades, en este caso, liberándolas de la reproducción.

Trayendo a Firestone al tema de los cuidados: ¿Será posible que la inteligencia artificial logre equilibrar la carga de cuidados y trabajo doméstico? Y si sí, como dice Haraway, ¿Cómo van a replantar estas máquinas el juego de escribir y leer el mundo del cuidado? ¿Qué implicaciones en las relaciones sociales tendrá?

Puig de la Bellacasa advierte de los riesgos de objetivización de las personas y del cuidado cuando los ensambles tecnológicos simplemente desplacen el trabajo humano a otro lugar[2]. Los riesgos relacionados con el trabajo de cuidados tienen singularidades que debemos traer a la conversación; más, tal y como lo señala el texto Repensar los cuidados: de las prácticas a la ontopolítica[3], cuando estamos ante un tema que depende de nuestra interdependencia como personas. Lxs autorxs dicen que el cuidado es sobre todo, una práctica relacional que siempre tiene un elemento emocional, y que lo emocional siempre está ligado al aspecto moral, ya que todo cuidado tiende a generar “un sentido de vínculo y conexión emocional con la persona que se cuida; incluso en el trabajo voluntario o en muchos de los cuidados profesionales y retribuidos, como el de geriatras o enfermeras, son fundamentales las cualidades de atención, preocupación y responsabilidad hacia el otro” (García Selgas, F.J. y Martín Palomo, 2021, p.3).

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¿Se imaginan qué tipo de prácticas relacionales, incluido lo emocional, desarrollarán las personas con las máquinas? ¿Han visto la película Ella en la que Joaquín Phoenix se enamora de su sistema de IA? ¿Y si es la única manera de que las personas estén acompañadxs? Vamos viendo…como dice Nivardo Trejo-Olvera.

Las tecnologías para el cuidado y asistencia son ya parte de nuestras vidas, y lo serán cada vez más. Profundizar acerca de las implicaciones en cuanto a la reproducción de lógicas de desigualdad de género, raza, clase y otras que estarán siempre latentes implica un desafío.

Desde una crítica feminista, existe una tensión entre la necesidad de la automatización de las tareas rutinarias que requieren mucho tiempo y son desvalorizadas, como limpieza del hogar, preparación de comida, lavado de trastes, ropa, etc., hasta el cuidado de otros, frente a la deshumanización. En un futuro cercano, nos estaremos enfrentando a cuestionamientos como quiénes tendrán acceso, quiénes serán sujetos de derechos; o para quienes estarán diseñados estos ensambles.

Por ahora no tengo más que preguntas y la certeza que, como todo, nada es del todo blanco o negro, sino que el tema se mueve en una paleta de muchos colores. Sigo imaginándome ese futuro en que tengamos a Robotina en nuestra casa solucionando temas domésticos y de cuidados, pero a la vez, reproduciendo lógicas de género y poder, como la definición de Wikipedia. Vamos viendo…


[1] Citada en Scott, J. (1986). El género: una categoría útil para el análisis histórico.

[2] Puig de la Bellacasa, M (2011) Matters of care in technoscience: Assembling neglected things. Social Studies of Science. UK.

[3] García Selgas, F.J. y Martín Palomo, M.T. 2021. Repensar los cuidados: de las prácticas a la ontopolítica. Revista Internacional de Sociología 79.

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