¿Quién le teme al señor Cárdenas Guillén?
Zona de silencio

Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.

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¿Quién le teme al señor Cárdenas Guillén?
¿Quién le teme al señor Cárdenas Guillén? Foto: Envato Elements

Los capitanes de embarcaciones llaman a su peor pesadilla una “tormenta perfecta”. Es la improbable alineación de las peores circunstancias que crean un fenómeno devastador que costará la vida a toda la tripulación. Una especie de Ley de Murphy en altamar: todo lo que pueda salir mal, saldrá. Y en aguas profundas, no hay quien brinde ayuda.

“Tormenta” es también el apodo Ezequiel Cárdenas Guillén, hermano menor de Osiel Cárdenas Guillén, el exlíder del Cártel del Golfo. Entre 1998 y 2003 ambos oriundos de Matamoros fueron el azote de Tamaulipas. Secuestraban, torturaban y extorsionaban sin freno para garantizar que nadie más que ellos controlasen los tráficos ilegales entre México y Estados Unidos en la llamada Frontera Chica.

Paranoicos por su éxito, ambos crearon a Los Zetas como su guardia paramilitar y los usaron para matar con tanta frecuencia, como si quisieran despoblar a su estado. Pero si Ezequiel era sádico, Osiel era sanguinario y sin principios. Tanto que al hermano mayor le apodaron “El Mataamigos” por su proclividad a asesinar incluso a sus compadres más queridos, si le estorbaban en algún plan. Incluso, exigía a Los Zetas sicarios bajo sus órdenes que le mandaran una fotografía del cadáver de sus seres queridos para su colección privada.

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Era una máquina de matar. Y escribo “era” porque, a diferencia de Ezequiel que fue abatido por 2010, “El Mataamigos” fue detenido en 2003 por un despistado agente de la PGR que no conocía el pacto de no agresión entre el capo y el gobierno estatal. A partir de entonces, el diluvio de violencia que era Osiel se transformó en una ligera llovizna, especialmente después de que fue extraditado en 2005 a Estados Unidos con apenas 38 años. Parecía que el país descansaba, por fin, de su sed de náufrago por sangre.

En Estados Unidos tenía 19 cargos pendientes. Lucían como suficientes para que navegara el resto de su vida en una cadena perpetua. Sin embargo, hizo un movimiento inesperado: acostumbrado a traicionar, decidió contar todo lo que sabía del Cártel del Golfo, aliados y enemigos a cambio de ser testigo protegido y recibir una condena reducida. El Tío Sam le aceptó el trato y tras años de espera parece que aquella negociación rendirá frutos este próximo verano.

El 30 de agosto de 2024 está prevista la liberación de Osiel de la cárcel de máxima seguridad de Terre Haute en Indiana. Es el premio por violar en el extranjero la omertá de los criminales mexicanos. Sus abogados confían en que no podrá ser detenido apenas ponga los pies en nuestro país: inexplicablemente, un tribunal federal le concedió un amparo que deje sin efecto cualquier acción penal que lo prive de la libertad.

“El Mataamigos” estaría libre a los 57 años. La edad que tiene Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. Y sólo un año más que los que tenía Joaquín Guzmán Loera cuando escapó otra vez del Altiplano. Un veterano criminal. Un experimentado asesino.

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Esa es nuestra “tormenta perfecta”: aumento en la violencia en México, resurrección de Los Zetas, elecciones que denotan violencia… y el señor Osiel Cárdenas Guillén caminando entre nosotros.

GRITO. Otro que gana batallas jurídicas: Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, quien ahora dice que él no es quien las autoridades dicen que es y busca recuperar su libertad.

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