El crimen ordena que pierdas la elección (si quieres vivir)
Zona de silencio

Periodista especializado en crimen organizado y seguridad pública. Ganador del Premio Periodismo Judicial y el Premio Género y Justicia. Guionista del documental "Una Jauría Llamada Ernesto" y convencido de que la paz de las calles se consigue pacificando las prisiones.

X: @oscarbalmen

El crimen ordena que pierdas la elección (si quieres vivir)
Foto: EFE

En lo que va de enero, tres precandidatos a una presidencia municipal se han acercado a mí para contarme sobre su inusual estrategia electoral a unas semanas de que arranquen las campañas rumbo al 2 de junio: van a poner todo su esfuerzo para perder. Es lo único que podría salvar su vida y la de su familia.

El primero es J., precandidato único del PAN en la Sierra Wixárika. La gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, es su amiga y compañera militante. También lleva una cercana relación con el secretario de Seguridad Pública Gilberto Loya Chávez. Tiene el apoyo de su partido, de militantes y las encuestas internas apuntan a que ganará fácilmente frente a su competidora del PRI. Sólo hay un problema: su adversaria es cuñada de líder de La Gente Nueva de Sinaloa.

Lo supo un día que llegó un hombre malencarado a su oficina. Amablemente, el visitante se sentó frente a él y le contó del parentesco entre la priista y un amigo de Los Chapitos del Cártel del Pacífico. Luego, desenfundó un revólver y lo puso sobre el escritorio. “No queremos sorpresas el día de la elección, así que desínflate”, le dijo con una pasmosa tranquilidad. “Déjate perder porque si ganas, no vas a llegar vivo a tomar posesión”, remató aquel tipo y salió sin cubrirse el rostro ante las cámaras de vigilancia.

J. preguntó por el parentesco y sintió un escalofrío cuando corroboró aquel nexo con sus trabajadores. Desde entonces, no duerme pensando en cómo hacerle para desplomar a propósito, y en sólo unas semanas, los 9 puntos de ventaja que le lleva a su adversaria en la competencia por un municipio rico en minas de oro, plata y zinc.

El segundo es P., un seguro candidato de Morena en Coahuila. Entró a la política después de que en 2009 fue secuestrado en Monclova por órdenes de Los Zetas porque no quería venderles el negocio familiar. Ahora, 15 años más tarde, siente que el fantasma de un rapto ronda afuera de su casa, pues recibió la orden del Cártel del Noreste de seguir con su campaña, como si no supiera que su competidor, un panista, está obligado a perder.

Un correo electrónico llegó hasta su bandeja de entrada: tenía fotografías del kínder de sus hijos, la fachada de su hogar y las placas de la camioneta de su esposa. El mensaje era simple: se le comunicó al precandidato panista a la alcaldía que deberá abstenerse de hacer mítines para que él, P., gane sin complicaciones.

A cambio deberá designar como jefe de la policía municipal a un incondicional del Cártel del Noreste y protestar en medios de comunicación cada vez que el gobierno estatal o federal quieran meter al municipio ganadero a la Guardia Nacional.

Y la tercera es N., nominada por el PRI a una alcaldía en Tamaulipas, cerca de la violentísima Frontera Chica. Por años ha sido una visible líder comunitaria que gestionaba drenaje, luz y agua potable gracias a su cercanía con el exgobernador Eugenio Hernández Flores. Es querida y apreciada, pero desde hace una semana no sale de su casa presa de la ansiedad.

Unos hombres tocaron a su casa de madrugada y le dieron un calendario que debe seguir al pie de la letra: hará campaña, volverá a ganar el cariño de los vecinos, retomará su posición política… y declinará por el competidor de Morena, apoyado por la columna armada Pedro J. Méndez.

Si N. decide no pedirles a sus seguidores que voten por ese hombre que todos saben vive de la extorsión de migrantes indocumentados, la mafia tamaulipeca irá tras sus hijos, un dolor que ella conoce bien, pues su primogénito está desaparecido desde los tiempos de Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Competir para perder, votar para que gane el crimen. Así se avecina la “fiesta democrática”.

GRITO. Otras obligaciones que deben cumplir los candidatos a alcaldes impuestos por el crimen organizado, si ganan: brindar licencias de bebidas alcohólicas a giros negros y la apertura de hoteles de paso para operar negocios de explotación sexual.

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