La salud del presidente Biden
Perístasis

Jefe de la División de Educación Continua de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

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La salud del presidente Biden
Joe Biden. Foto: IowaPolitics.com - Wikimedia Commons - Licencia CC BY-SA 2.0

Luego de que la semana pasada tomaran un nuevo y muy grande impulso las especulaciones sobre un supuesto demérito en la salud del presidente Joseph Biden, el debate público en Estados Unidos sobre la necesidad de su sociedad de conocer a detalle lo que sucede con las facultades mentales de la persona más poderosa del mundo vive una reedición que seguramente será intensificada a lo largo del proceso electoral que se vivirá este año.

Lo anterior tomó fuerza por el recién dado a conocer informe del fiscal especial Robert Hur, en el que expresa serias dudas sobre la capacidad cognitiva del presidente estadounidense derivado de la investigación realizada sobre el presunto uso indebido de documentos clasificados por parte de Biden cuando ocupaba el cargo de vicepresidente de aquel país del año 2009 al año 2017, momento en que presuntamente los sustrajo de los archivos públicos y los trasladó a su casa y a su oficina particular y que, derivado del supuesto demérito en sus facultades mentales, lo exoneran de cualquier sanción posible.

Desde luego, los efectos que este informe está teniendo en la política estadounidense y, particularmente en la administración actual, abonan al de por sí muy impredecible resultado de las elecciones que habrán de celebrarse el próximo mes de noviembre, en donde Donald Trump tiene amplias posibilidades de ser el candidato republicano y a las cuales llegaría con un rabioso discurso en el que el centro sería la presunta incapacidad de Biden para tomar las riendas de Estados Unidos durante 4 años más.

Sin embargo, el multicitado informe es abundante en adjetivos y juicios propios de cualquier documento menos de uno realizado en el marco de una investigación llevada a cabo por una fiscalía especializada, pues incluso hay fragmentos del mismo que pueden ser interpretados como una burla sobre el estado mental de Biden, quien efectivamente ha incurrido desde hace varios años en errores que han generado que estas dudas sean crecientes, aunque ahora estas se encuentran expresadas en un documento oficial redactado de una manera al menos peculiar.

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En una época en la que se ha dado especial relevancia a la transparencia y a la rendición de cuentas, todavía puede considerarse la generalidad alrededor del mundo la opacidad existente en torno a la salud de los líderes políticos (especialmente los jefes de estado), así como la falta de mecanismos con que puede contar la sociedad para conocer a detalle cuestiones tan básicas como esa, sobre todo en momentos en que la incertidumbre puede hacerse presente y convertirse en un elemento que no solamente influya en el sentido del sufragio de las personas votantes, sino en la estabilidad misma de los estados.

Con un cuidadoso trato de este tipo de información, los estados podrían mitigar los posibles ataques personales a quienes han puesto sus servicios a la orden de sus sociedades y al menos merecen empatía, además, desde un punto de vista político se puede lograr que las instituciones como es la presidencia de Estados Unidos resulten intocadas luego del desgaste que estos procesos conllevan.

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Definitivamente, la política de nuestro tiempo no podrá seguir funcionando como lo ha hecho a lo largo de los años, pues las sociedades democráticas son cada vez más exigentes y valores como la transparencia y la rendición de cuentas se han convertido en requisitos mínimos con que deben cumplir los estados que aspiren a ser verdaderamente democráticos.

En lo sucesivo, la lucha entre un presidente cuestionado por su situación personal frente a uno que ya demostró en el ejercicio del cargo ser profundamente antidemocrático, dará lugar a debates que no merece una de las democracias ejemplares en el mundo y que puede poner en riesgo su viabilidad misma.

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