La salud, el empleo y la riqueza cuando las refinerías paran operaciones
Enernauta

Especialista en política energética y asuntos internacionales. Fue Secretario General del International Energy Forum, con sede en Arabia Saudita, y Subsecretario de Hidrocarburos de México.
Actualmente es Senior Advisor en FTI Consulting.

La salud, el empleo y la riqueza cuando las refinerías paran operaciones
Autoridades de Nuevo León señalan que la refinería de Cadereyta emite muchas gases contaminantes. Foto: Gobierno de Nuevo León

La suspensión de operaciones de una refinería reduce las emisiones de dióxido de azufre. ¿Qué efectos tiene esta mejora en la calidad del aire sobre los habitantes de zonas aledañas y cuál es su magnitud?

La literatura académica ha explorado esta pregunta con la lupa puesta en la salud, el empleo y el ingreso, entre otros. En los párrafos siguientes comparto cinco ejemplos de algunos hallazgos. Si bien son sugerentes, se trata del tipo de evidencia que debería tomarse en cuenta en el debate sobre el posible cierre de la refinería de Cadereyta.

En Francia, un par economistas de la Universidad de París y de la Universidad de Columbia examinaron el efecto de una suspensión en la operación de un conjunto de refinerías sobre la salud de bebés recién nacidos. Los sindicatos de Francia se habían declarado en huelga en octubre de 2010 en protesta por la propuesta del gobierno francés para reformar el sistema de pensiones. Aunque la huelga no estaba dirigida al sector de la refinación, interrumpió la salida de combustibles de los depósitos de las refinerías, que se encontraron sin otro remedio que reducir o parar procesos. La situación se extendió por 18 días, un período en el que se redujo notablemente la emisión de dióxido de azufre. 

Como resultado del paro de operaciones “aumentó significativamente el peso al nacer y la edad gestacional de los recién nacidos, particularmente en aquellos expuestos al golpe del paro durante el tercer trimestre del embarazo”. Tomando en cuenta este impacto sobre la salud de los bebés, cuyo peso fue en promedio 2.3% mayor y su tiempo de gestación aumentó 2.5 días, los investigadores calcularon preliminarmente “que una disminución de 1 unidad en SO2 conduce a un aumento de 196 millones de euros en los ingresos a lo largo de la vida por cohorte de nacimiento”.

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Uno de los dos investigadores encontró además que para poblaciones en un radio de 50 kilómetros de la refinería Dunkerque, el cierre condujo a “un aumento del 6.7 por ciento en el valor de las propiedades con al menos 5 habitaciones o un beneficio de aproximadamente 457 millones para estos hogares”, aunque en Dunkerque mismo esto provocó “una caída del 28 por ciento en el valor de las propiedades inmobiliarias con una sola habitación o una pérdida de aproximadamente mil millones de dólares para estos hogares”. Después del cierre, al parecer, vivir donde se ubicaban la refinería y sus empleos asociados deprimió el valor de las propiedades; mientras que, en comunidades menos cercanas, pero también afectadas, ese valor aumentó.

En Canadá, un grupo de ocho investigadores de institutos de salud y universidades estimó el efecto sobre enfermedades respiratorias del cierre de la refinería de Oakville, una comunidad cercana a Toronto, en 2005. Petro-Canada, la empresa dueña de la pequeña refinería, explicó en 2003 que el costo de adecuarla para que emitiera menos azufre, conforme a nuevas regulaciones ambientales que entrarían en vigor dos años después, excedía el beneficio esperado y por lo tanto prefería cerrarla definitivamente para concentrar sus operaciones en refinerías más grandes. Los investigadores encontraron una significativa reducción de dióxido de azufre en el aire de Oakville (160 mil habitantes) y una disminución en las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias (2.2 casos por cada 1000 habitantes al año, o 180 hospitalizaciones anuales).

En Monterrey, otro par de economistas de la UANL estimaron tanto una reducción significativa en las emisiones de dióxido de carbono como resultado de un paro en las operaciones de la refinería de Cadereyta como una mejora en la salud tanto de adultos como niños. A este estudio me referí en un artículo anterior: “En el verano de 2016, los técnicos de la refinería pararon sus operaciones por seis días debido a una disminución en el flujo de agua proveniente del río Ramos, necesaria para operar calderas. Para compensar la pérdida de producción, Pemex debió elevar sus importaciones en 100 mil barriles diarios y reorganizar parte de su operación logística en caso de que fuera necesario transportar combustibles desde otras regiones del país hacia los estados atendidos por Cadereyta”. 

“Como era de esperar, la contaminación del aire de Monterrey y localidades cercanas disminuyó, mejorando el perfil de salud de la ciudad… además de una reducción significativa en las emisiones de azufre… la presencia de partículas nocivas (PM2.5 y PM10) cayó 30% de manera acumulada durante los seis días que la refinería dejó de funcionar. Esto se tradujo en ocho muertes menos a las esperadas diariamente para adultos, una reducción del 2.4%. Para niños menores de 5 años, la reducción en mortandad fue de 9%”.

Y en la Ciudad de México, antes Distrito Federal, dos economistas de las universidades de Harvard y Santa Bárbara encontraron “pruebas sólidas” de que el cierre de la refinería de Azcapotzalco, marzo de 1991, condujo a un aumento de las horas de trabajo y los ingresos debido al efecto positivo en la salud de una mejor calidad del aire. “Después del cierre, las áreas dentro de un radio de 5 kilómetros de la refinería experimentaron un aumento de alrededor del 5 por ciento en las horas trabajadas, controlando los efectos fijos semanales y los efectos fijos vecinales… encontramos que un aumento del uno por ciento en SO2 da como resultado una disminución de alrededor del 0.43 al 0.67 por ciento en las horas trabajadas la semana siguiente. Los resultados son sólidos ante la inclusión de controles demográficos y tendencias de años específicos del vecindario.” Sus estimaciones implican que “dado un salario anual promedio de 13,700 pesos mexicanos de 1993 (USD 3,600), hubo una ganancia de 756 pesos (o USD 198) por trabajador en el transcurso de un año”.

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Aunque no es sorprendente que el dióxido de azufre es dañino, estudios como los anteriores identifican y cuantifican su nada insignificante impacto sobre la salud, la productividad, el ingreso y el bienestar en general cuando éste proviene de las actividades de refinación de crudo.

Si hay razones financieras para cuestionar la continuidad de operaciones de la refinería de Cadereyta, las de salud y medio ambiente despejan cualquier duda. Cadereyta debe parar sus procesos hasta que se remedie el problema de sus altas emisiones de dióxido de azufre. Algunos técnicos y exfuncionarios de Pemex aseguran que pueden resolverlo a bajo costo y argumentan que ha sido la falta de presupuesto la que ha impedido actuar a tiempo. Es posible. Aun así, un eventual cierre de Cadereyta debe servir para evaluar si podría operar de manera rentable y sustentable.

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