Ayotzinapa, de mal en peor
Pasillos del palacio
Ayotzinapa, de mal en peor
Protesta por asesinato de normalista de Ayotzinapa. Foto: EFE/ José Luis De La Cruz

Imposible dejar pasar un evento importante y lamentable en la vida de nuestro país. En los últimos días, una de las puertas de los accesos principales al Palacio Nacional fue derribada ante los ojos estupefactos de quienes paseaban por el Zócalo, de los elementos de seguridad de la casa presidencial, y de todos quienes vimos inundadas las redes sociales con estas imágenes.

Llamaron la atención varios hechos. En primer lugar, la controvertida respuesta que se dio unos momentos después, cuando el presidente de López Obrador señaló que haría una coperacha entre sus colaboradores para pagar la reparación de la puerta. Luego, comenzaron a suceder algunas otras cosas de mayor envergadura y que no dejaron de llamar poderosamente la atención, como las medidas de seguridad que se adoptaron frente a las manifestaciones públicas con motivo del Día de la Mujer. Un grupo de personas que tomó un vehículo de la Comisión Federal de Electricidad para derribar una puerta, que solo había sido transgredida en el contexto de una invasión extranjera, resultó ser percibido mucho menos peligroso que las mujeres que marchaban en la defensa de sus derechos, y a quienes se les recibió en el Zócalo con vallas metálicas.

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Las contradicciones no quedaron ahí. En los pasillos del Palacio no dejaban de preguntarse si este ataque contra el inmueble perpetrado por los normalistas de Ayotzinapa había sido de alguna manera alentado por otro tipo de intereses. Hubo quienes lanzaron teorías como la del montaje, y hubo también hipótesis que llegaron hasta los oídos del Presidente de la República, señalando que los hechos habrían sido planeados por Alejandro Encinas.

Cualquiera que sea la causa que haya motivado estos eventos, lo que queda en el tintero es que la crisis relacionada con el manejo de los hechos de Ayotzinapa no da la impresión de haber sido atendida, y más aún, queda un asunto pendiente que produce mucha controversia y preocupación: unos días después de la marcha de los normalistas en el Zócalo, el joven Yanki Kothan, quien fue captado a unos pasos de la camioneta que derribó la puerta de Palacio, fue asesinado por un policía municipal de Chilpancingo, quien después de ser detenido se dio a la fuga, llevándose consigo algunas respuestas a preguntas ineludibles como, las motivaciones que lo llevaron a comentar este homicidio.

Esta es una historia negra a la que aún le restan varios capítulos. 

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