Ser felices…
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Ser felices…
Foto: ast25rulos/Pixabay

“Si uno no sabe a qué puerto navega, ningún tipo de viento le es favorable”

Séneca

¿Qué le dio un vuelco a su corazón en la mañana?, pensémoslo… yo les diría que un motivo de alegría es abrir los ojos y percibir la luz matinal, añadiría el abrazo de nuestros amores, llámense pareja, hijes, familia, incluso la posibilidad de reconciliarse después de una discusión, de alguna diferencia. 

Ha comenzado un nuevo día y lo empezaron/empezamos juntos.

Quizá también hubo un desayuno en casa: huevo, café, fruta, charlas. Quizá, también, vieron algún programa, escucharon un pódcast, otros a lo mejor se fueron por el plato de consomé y los tacos de barbacoa o bien fueron más estoicos y se quedaron en la cama hasta entrado el mediodía 

Si nuestros afectos se encuentran lejos, un mensaje puede significar un apapacho para el alma. Pero, ¿qué pasa cuando los tenemos cerca y los vemos acongojados?, ¿qué pasa cuando sabemos que les rompieron el corazón?, quizá en el trajín del día a día vislumbramos el mensaje de una amiga o amigo que necesita ser escuchado y en ese momento justó estamos atravesando el tráfico o una situación complicada… ¿dejamos de ser buenos amigos, amigas o buenos padres? No lo creo, simplemente los tiempos no se ajustaron y quizá bastará respirar hondo y buscarse un tiempo, solo hay que asegurarnos de qué sea en el transcurso del día. Al final, esa conciencia, el pasar a la acción también puede ser un motivo de emoción y altas dosis de serotonina, el chiste, al parecer sí se encuentra en las simples cosas, en el equilibrio de ser.

Mentiría si con ello los problemas pasan de largo, lamentablemente no es así, pero lo que sí les puedo asegurar es que la percepción cambia, se encuentran respuestas donde parecía que solo había incógnitas, es como oprimir el botón de reiniciar y entender los procesos.

No es esto una sesión de consciencia, definitivamente no tengo las herramientas para generar una experiencia similar, pero sí de provocarles y percibir el presente con curiosidad y aceptación. En mi caso, parto de la experiencia de la vida misma, parto de tocar fondo en la pérdida, el duelo y el ahogo del alma, no sé en qué punto me encuentro y qué futuro se aproxima, lo cierto es que al hacer una pausa y mirar un amanecer, a las ardillas correr entre los cables y árboles, apreciar con todos los sentidos una exposición, un concierto o una charla franca, mi espíritu se reconforta y las voces en mi cabeza se apaciguan.

Todo esto me lo digo en voz baja, también lo hago en voz alta, me aferro a eso para poder abrazar a mis cercanos y transmitirles ese calorcito que reconforte el alma, que les ayude a encontrar la calma suficiente para comenzar, de nuevo, un nuevo día. 

¿Se han sentido así?

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