Las contingencias ambientales y la necesidad de una transición energética
Perístasis

Jefe de la División de Educación Continua de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

X: @antoniozeind

Las contingencias ambientales y la necesidad de una transición energética
Foto: Envato Elements

Desde finales de la década de los 80 el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, enfrenta un desafío climático que persiste más de tres décadas después. La preocupación por las altas emisiones de dióxido de carbono reunió a científicos mexicanos y extranjeros quienes acordaron, entre otras medidas, reducir la circulación vial en un 20%, obligando a que ese porcentaje de vehículos no circulara.

En teoría, la solución parecía simple: al prohibir la circulación de determinados vehículos se reducirían las emisiones de contaminantes y mejoraría la calidad del aire. Sin embargo, ante una contingencia ambiental el ciudadano promedio se desplaza en medios de transporte públicos o privados, lo que inevitablemente impide una reducción significativa de las partículas contaminantes.

Actualmente, las contingencias ambientales son decretadas por la Comisión Ambiental de la Megalópolis – también conocida como CAMe y constituida el 13 de agosto de 2013 entre los gobiernos de la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Hidalgo, Morelos y Tlaxcala- cuando se registran 155 partículas de gases contaminantes por billón. Esto ocurre por un cúmulo de factores, como el tránsito de vehículos en la zona metropolitana y la actividad industrial. Además, es un hecho conocido que, durante los meses de febrero a junio, las altas temperaturas aumentan la probabilidad de contingencias ambientales. En lo que va del año 2024, han ocurrido contingencias ambientales doce días, dos de ellos en la última semana.

Debido a la multiplicidad de factores señalados como los causantes de estas situaciones, las medidas aplicables para estos días van más allá de impedir que el 20% de los automóviles circulen. En la industria eléctrica, la refinería “Miguel Hidalgo” de Tula reduce su operación en un 25%; se reduce en 30% el consumo de combustóleo en la Central Termoeléctrica “Francisco Pérez Ríos”; asimismo se suspenden actividades en estaciones de servicio como gasolineras, estaciones de carburación y plantas de distribución de gas L.P.

También es necesario considerar la zona metropolitana como un espacio donde no solo convergen quienes habitan en ella, pues millones de personas se desplazan desde sus lugares de origen para trabajar, asistir a la escuela o simplemente pasear. Muchos de ellos utilizan automóviles, por lo que contar con un registro fiable de ese parque vehicular es indispensable.

El derecho a un medio ambiente sano está consagrado en la Constitución mexicana y es fundamental para garantizar una buena calidad de vida para todas y todos. Este derecho implica la responsabilidad del Estado y de la sociedad en general de proteger y preservar el medio ambiente, promoviendo prácticas sostenibles y reduciendo la contaminación. Es imperativo que las políticas públicas se orienten hacia la sustentabilidad, asegurando que las generaciones presentes y futuras puedan disfrutar de un entorno saludable.

Es ineludible que en el diseño de estas políticas públicas juegue un rol fundamental la necesaria transición hacia energías limpias en México. En un país en donde el crecimiento económico y el desarrollo han llevado a contar con una población que progresivamente requiere de consumir más energía, transitar hacia fuentes que garanticen mejores márgenes de bienestar para generaciones futuras es impostergable.

Las contingencias ambientales no solucionan la crisis climática que estamos viviendo. Solo mediante un compromiso firme con la adopción de fuentes de energía renovable y tecnologías sostenibles podemos aspirar a un futuro donde la calidad del aire y el medio ambiente estén verdaderamente protegidos.

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