Repartidores en la economía gig: entre la flexibilidad y la inseguridad

El término “economía gig” deriva de la idea de trabajos temporales o por encomienda. Se define como un mercado laboral en el que una persona trabaja en proyectos específicos, tareas o “gigs”; una economía basada en trabajos informales o de freelance en lugar de empleos de tiempo completo y a largo plazo, pero destinados a obtener por medio de varios empleadores.

Las plataformas digitales de reparto como Uber, Lyft, Uber Eats, Rappi, entre muchas otras, han intensificado los modos de empleo, ofreciendo a los trabajadores opciones de trabajo flexible, con movilidad y diversificación de formas de ingreso a través de una variedad de proyectos freelance. No obstante, dichos cambios han transformado las condiciones tradicionales del empleo, logrando que los trabajadores enfrenten mayores niveles de inestabilidad, falta de beneficios laborales y seguros sociales como lo sería la cobertura de seguro de salud o esquemas de jubilación.

Nos guste o no el aumento en la cantidad de motos en las calles, en el cada vez más creciente mundo de la economía gig, los conductores de entrega son una de las fuerzas fundamentales que mantienen a las ciudades en movimiento. En un reciente artículo, el Wall Street Journal puso de manifiesto una tendencia que descubre ciertas preocupaciones, tomando como ejemplo de este fenómeno a ciudades como Nueva York y Seattle en donde, aunque a los conductores se les han elevado los salarios, también ven reducido el número de pedidos diarios.

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El análisis muestra cómo el aumento de salario podría ser una buena noticia para las condiciones de trabajo de los repartidores, y les hace justicia reconociendo el papel que desempeñan en la sociedad, mismo que se enfatizó particularmente en tiempos de pandemia. Sin embargo, cabe analizar el impacto y las consecuencias a largo plazo de estos incrementos de sueldo para el negocio de las plataformas, quienes no previeron desde su origen las regulaciones gubernamentales que les harían entrar en sobre precios que ahora recaen en consumidores y empleados inconformes o despidos masivos.

Y es que al aumentar el costo de la mano de obra, las empresas de entrega se ven obligadas a reorganizar sus prioridades y las entregas de pedidos recortando turnos e incluso aumentando el costo de sus servicios, lo cual da lugar a la disminución de la demanda. Es importante recordar que muchos pequeños comercios han logrado sobrevivir a la competencia y cambios de hábitos de los consumidores al integrar el servicio de entrega a domicilio, por lo que el aumento de sueldos por parte de las plataformas les representará el debilitamiento gradual de su negocio o bien la quiebra al complicarse el pago de la renta de sus espacios comerciales, pago de empleados, etc., y dar un servicio mucho más lento de entrega de sus productos y servicios, que en el caso de alimentos, demeritará enormemente la calidad, y en el transporte la lentitud del servicio.

Así, el impacto de los aumentos salariales en este sector depende en gran medida de cómo se gestionen en el futuro. Algo que no se puede hacer con exactitud en el presente debido a demasiados factores, que incluso podrían de nueva cuenta hacer que los trabajadores freelance regresen al mundo godín con empleos de tiempo completo, y se olviden de los beneficios en flexibilidad y movilidad que les daba la economía gig.

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Se debe entonces hacer un análisis profundo para encontrar entre todos los actores económicos un equilibrio serio entre las políticas de empleo y de seguridad social, para lograr que la libertad que da la economía gig, conviva en beneficio de las garantías individuales y del crecimiento de la economía digital.