Tratando de hacer un ejercicio de memoria, ¿cuál es la última comedia hollywoodense que recuerdan haber visto? Nadie los culpará si tienen que regresar hasta la década de 2000 para poder mencionar un título que los haya hecho reír lo suficiente como para recordarlo. La realidad es que, ante los cambios de los últimos años en temas de diversidad y de justicia social, Hollywood prefirió reducir la producción de comedias hasta entender qué es lo que se considera gracioso ahora.
Si le preguntan a los productores, probablemente no vayan a aceptar que hubo censura, pero es una noción que gran parte del público estadounidense ya dio por cierta. De acuerdo con un artículo del sitio Giant Freakin Robot, la última comedia exitosa de la que se tiene registro en la taquilla de Estados Unidos, estrenó en 2017 y fue Daddy’s Home 2 (una secuela) con Will Ferrell.
Eso no quiere decir que no se hayan lanzado otras comedias en los últimos 8 años, pero luego vino la pandemia de 2020, los ánimos cambiaron y la gente se puso muy sensible con respecto a demasiados temas. La reputación de comediantes como Amy Schumer, Kevin Hart, Bill Murray, Rebel Wilson, Rob Schneider, Lena Dunham, Dave Chappelle y Jennifer Lawrence sufrió críticas y, desde entonces, hemos visto a muchos actores de comedia transicionar hacia otros géneros.
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La comedia hoy vive en las plataformas de streaming y son pocos los casos de comedias atrevidas que llegan hasta las salas de cine, como Anyone But You (2023) con Sydney Sweeney, y No Hard Feelings (2023), precisamente con Jennifer Lawrence, ambas actrices que hoy son polémicas para la opinión pública.
Lejos quedó la década de los 90 con sus comedias políticamente incorrectas, humor procaz y chistes crueles a los que ya estábamos tan acostumbrados en otras generaciones. Sin embargo, poco a poco, títulos como There’s Something About Mary (1998), Austin Powers (1997), Scary Movie (2000), Tropic Thunder (2008) o The Hangover (2009), comienzan a regresar a la conversación y a revivir el interés en figuras como Cameron Díaz, Jack Black, Mike Myers, Zach Galifianakis, los hermanos Wayans y los hermanos Farrelly.
Caso aparte, un actor como Adam Sandler que ha logrado navegar los cambios con relativo éxito, a pesar de que sus comedias ya no son tan populares como antes y su estilo de humor está muy pasado de moda, es de esos actores que pudieron trascender la comedia y ya han actuado en películas serias con directores de prestigio.
¿Cómo traer la comedia de vuelta? No va a ser fácil pero la maquinaria ya se echó a andar. Por un lado, películas como The Naked Gun (2025), un reboot de la comedia absurda que fuera tan exitosa en los años 80 y 90 con Leslie Nielsen y Priscilla Presley, ahora relevados por Liam Neeson y Pamela Anderson, con un crédito de productor para Seth MacFarlane, el experto en incorrección política. En esa misma línea, el próximo lanzamiento de Spaceballs 2, la secuela de una famosa parodia de las películas del espacio creada por el célebre Mel Brooks.
En el otro extremo, un sólido frente constituido por directores de gran renombre a los que ni-tan-casualmente les apeteció (al mismo tiempo) realizar películas con una fuerte carga de humor, que no son necesariamente comedias (aunque sí lo son), pero se alejan tremendamente de lo que venían realizando en sus filmografías.
Estoy hablando de Darren Aronofsky con Atrapado robando, Ari Aster con Eddington, Paul Thomas Anderson con Una batalla tras otra, Celine Song con Amores materialistas y Yorgos Lanthimos con Kinds of Kindness y Bugonia, películas que inicialmente se promovieron como contenido ligero, aunque el público termina por descubrir que no son exactamente lo que les prometieron.
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Tampoco es la primera vez que ocurre, ya en su momento directores como Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Brian De Palma y Martin Scorsese (entre muchos otros), incursionaron en la comedia con resultados muy diversos (mayormente infructuosos), aunque tales títulos también comienzan a ser revalorados. Precisamente, la película After Hours (1985) de Scorsese, es uno de esos raros casos de éxito para un director “serio” que incursiona en la comedia, y ahora es influencia para Atrapado robando de Aronofsky.
Para el paladar educado, se trata de experimentos que cumplen con una propuesta de reinterpretar géneros como la comedia, la comedia de acción y la comedia romántica, si bien el resultado puede no satisfacer a todas las audiencias o, incluso, a los propios fans de estos directores. Son películas que quieren reintroducir, no solamente la ironía y el sarcasmo, pero también la violencia y el sexo, quizá para recordarnos que todo esto también es parte de la vida.