Crisis humanitaria, no crisis migrante
Con Sentido

Periodista zacatecana que en 2016 fundó Conexión Migrante, un medio nativo digital dedicado a la comunidad migrante mexicana y latina en Estados Unidos. Es JSK fellow y mentora en Metis, un programa para mujeres periodistas emprendedoras. Y antes que nada, mamá de Carlos Miguel.

Crisis humanitaria, no crisis migrante Crisis humanitaria, no crisis migrante
Foto: Luis Torres/EFE

Cada vez que Estados Unidos hace un anuncio o firma un acuerdo en materia migratoria se dispara el número de personas migrantes que quieren llegar a la frontera norte de México y cruzar.

La desinformación entre la comunidad migrante acecha y acompaña los trayectos para llegar a Estados Unidos. Las personas son secuestradas, defraudadas, olvidadas en los caminos para llegar “al norte”.

Lo que sucede en este momento pareciera una “burbuja” creada por grupos que han construido una narrativa de la migración que dispara los niveles de xenofobia en casi todos los países, y en temporada electoral, mucho más.

Lo que está sucediendo es una crisis humanitaria que los gobiernos no alcanzan a ver ni resolver.

Miles de personas intentando pedir una cita a través de la aplicación CBP One y la espera de meses y, por otro lado, miles de ellas desesperadas intentando cruzar a Estados Unidos y arriesgándose a una deportación.

Apenas el jueves pasado, el gobierno de Joe Biden anunció un nuevo plan que incluye aumentar la vigilancia de la frontera con México, extender el TPS para venezolanos y acortar los tiempos para los permisos de trabajo, que en este momento son de 150 días.

Desde hace un par de semanas Ferromex anunció que cancelaría los trenos que van de sur a norte de México, y que sirve para que miles de personas migrantes lleguen a la frontera con Estados Unidos.

La inseguridad en México está fuera de control y eso afecta directamente a quienes migran, pues se convierten en presas del crimen organizado y la trata de personas.

“Podría sonar ilógico, pero para muchos de ellos el tren es el transporte más seguro para llegar al norte”, me cuenta una activista.

Los cruces están desbordados y las ciudades fronterizas como Eagle Pass y San Diego tienen declaratoria de emergencia, pues los albergues y espacios están llenos y las organizaciones de la sociedad civil no pueden atender a más personas.

Otra forma de responder a la situación fue acordar con México una serie de medidas, de las cuales hay al menos dos que claramente violan los derechos humanos:

  • Deportar a migrantes a sus países de origen por tierra y aire.
  • Permitir que CBP expulse a los migrantes a través del puente internacional de Ciudad Juárez.
  • Realizar gestiones con los gobiernos de Venezuela, Brasil, Nicaragua, Colombia y Cuba para la recepción de los deportados.
  • Realizar intervenciones en ferrocarriles y carreteras.
  • Establecer puntos de control a lo largo de la ruta ferroviaria de Ferromex.
  • Habilitar albergues en las puertas de Ciudad Juárez para atender a migrantes, especialmente niños, niñas y adolescentes.
  • Reporte diario a CBP en El Paso sobre el número de migrantes en el sistema de trenes.

Las organizaciones y activistas insisten en que la desinformación sobre lo que pasa en la frontera y la inseguridad sin control hacen que miles de personas salgan de sus países arriesgando su vida para llegar a un futuro incierto en la frontera entre México y Estados Unidos.

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