El acto de amamantar es natural e inherente a todos los mamíferos. Se espera que por el hecho de tener un bebé, la madre va a colocarlo instintivamente en el pecho y la lactancia se va a establecer en automático. Lo que no considera es que la lactancia se da en un contexto: para iniciarla y continuarla se necesita un ambiente favorecedor que va desde el ámbito hospitalario hasta las legislaciones actuales.
Uno de los aspectos más importantes cuando se quiere resolver un problema de lactancia es tener la seguridad de que quien nos atiende está actualizado en el tema y tiene la experiencia necesaria para resolverlo, ya sea problema de la madre, el bebé o ambos, y puede abarcar a la red de apoyo y/o hasta a la familia de esa diada. De igual manera, el lenguaje y la comunicación conllevan a una escucha activa que dará como resultado una intervención resolutiva para que la madre llegue a sus objetivos de lactancia.
Sin embargo, no se estudia lactancia humana en las carreras de salud como asignatura curricular, las capacitaciones teórico-prácticas en lactancia son escasas y el tema se da por sabido cuando la realidad nos demuestra lo contrario.
¿Qué está sucediendo en México? La intención de amamantar está presente en la mayoría de las madres, muestra de esto son las tasas de iniciación de la lactancia que en el país son de 95.3%, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018. A pesar de esto, el 67%1 de las mujeres no está amamantando de manera exclusiva los primeros seis meses, sale de las instancias hospitalarias sin saber amamantar y reconocer las señales de que la lactancia va bien o no y sin un sistema de medición intrahospitalario.
Se separa a los recién nacidos –que no requieran cuidados especiales– de sus madres desde los primeros minutos del nacimiento, sin poder ejercer la “hora de oro”, en la que “los recién nacidos deben entrar en contacto inmediato, piel con piel, con sus madres durante la primera hora después del nacimiento”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y debería realizarse aún más, considerando el alto índice nacional de cesáreas que favorece la separación entre la madre y su bebé.
En varios estudios donde evalúan los conocimientos y actitudes de los profesionales sanitarios hacia la lactancia2 se demuestra que el personal de salud tiene muy pocos conocimientos de las herramientas prácticas que se requieren para apoyar a las familias que amamantan. En general, la actitud del personal sanitario es buena y positiva hacia la lactancia, la falla sigue estando en la falta de habilidades de la comunicación y de clínicas para poder ayudar a las mamás lactantes.
Desde hace más de 30 años se han hecho esfuerzos por parte de la OMS y la Unicef para implementar la iniciativa de Hospital Amigo del Niño y de la Niña (IHANN), que incluye políticas hospitalarias y recomendaciones para ayudar a las madres a iniciar y establecer su lactancia antes de salir del hospital. Parte de esos pasos son la capacitación del personal del área médica como la no médica, apegarse al Código de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, la educación prenatal, prácticas amigables para el parto, apoyo continuo desde el ingreso hasta el egreso y la generación de grupos de apoyo para la lactancia.
Los hospitales en México que cuentan con esta nominación son muy pocos en el sector público e ínfima en el sector privado.
Por todo lo anterior, resaltamos que la capacitación continua a todo personal de salud es decisiva. Así como sabemos de primeros auxilios, también con la misma importancia se debe tomar el tema de lactancia materna por todas las implicaciones que tiene en temas de salud pública y que la formación del Consultor Internacionalmente Certificado en Lactancia Materna (IBCLC, por sus siglas en inglés) tenga su debido lugar inserto en el sector salud, tanto público como privado, y en todos los niveles de atención.
Ningún recién nacido debería ser egresado del medio hospitalario sin que su madre haya recibido la capacitación debida de los cuidados requeridos, datos de alarma y las técnicas de alimentación, ya que la patología neonatal se puede prevenir en gran medida con una adecuada medicina preventiva. Si bien es cierto que requiere mayor inversión de tiempo por parte del personal de salud, la repercusión es evidente.
También es de gran relevancia favorecer un plan alimenticio cuando la madre regresa al trabajo remunerado. La OMS establece que debe ser lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida, pero en México hay un desfase con las licencias de maternidad que no concuerdan con lo mínimo establecido por la OMS. Se deberán revisar las políticas públicas en materia de lactancia materna para favorecer a las familias mexicanas y a las infancias que están en pleno constructo.
Una vez más, capacitar a las madres en temas de banco de leche, técnicas de recolección, almacenamiento y administración de la leche humana para no perder este continuum de alimentación con su leche y a la par en el cómo sí, persistir con esta práctica en instruir con técnicas basadas en evidencia a las y los encargados y docentes de estancias infantiles públicas y privadas en el manejo de la leche humana.
La leche humana como alimento legendario merece su debido reconocimiento como fuente trascendental en el crecimiento y desarrollo de todo ser humano.
- González-Castell LD. et al. Prácticas de lactancia materna y alimentación complementaria en menores de dos años de edad en México. Salud Publica Mex. 2023.
- Mulkahy H et al. Skills training for health care professionals: A systematic review. Heliyon 2022.