La Copa Mundial de la FIFA (el Mundial) es desde hace muchos años uno de los mayores espectáculos que la Humanidad puede ofrecer alrededor del planeta.
Hechos como la gran cantidad de países que cuentan con un futbol organizado y el poder económico, político y social con que cuentan las diversas ligas y la propia FIFA, hacen que el torneo más grande del que es el deporte más popular del mundo sea todo un suceso al que le dan seguimiento muchos millones de personas alrededor del orbe.
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Es bien conocido que para ser país sede de este torneo se requiere reunir requisitos que han profundizado la brecha entre las economías desarrolladas, las emergentes y aquellas que no se encuentran encuadradas en alguna de esas clasificaciones por lo que hace a las posibilidades reales con que cuentan los países para ser elegidos. Asimismo, son múltiples las experiencias que han demostrado que, para alojar este torneo o los Juegos Olímpicos, se han presentado serias disputas entre los países que han aspirado a hacerlo, esto a pesar de la ingente cantidad de recursos que se necesita invertir en aras de prepararse para llevarlo a cabo.
Será en el año 2026 cuando por primera vez este torneo contará con 3 sedes: Canadá, Estados Unidos y México. Este hecho inédito no solo pone de manifiesto la necesidad de que eventos de esta envergadura resulten de esfuerzos coordinados entre países con distintas condiciones y, también, con diferentes ventajas que hagan que, las complicaciones logísticas que trae consigo este hecho, sean perfectamente asumibles en aras de organizar el mejor Mundial de la historia.
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Cabe decir que, en el caso del bloque norteamericano, la celebración de este torneo coincidirá con la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el mes de julio de 2026, misma que determinará en buena medida el futuro que tendrá uno de los procesos de integración económica más exitosos en el mundo que, sin embargo, seguramente será objeto de un duro escrutinio por parte de los 3 países. La extensión o no de este acuerdo, impactará directamente en la competitividad de estos países y, por supuesto, en ese sentido de bloque que se ha proyectado por aproximadamente 30 años.
Hoy desde cualquier evaluación que se pueda realizar en nuestro país acerca del T-MEC (anteriormente TLCAN), las conclusiones son en general positivas pues el desarrollo regional que con ello se ha detonado es palpable, ello a pesar de las áreas de oportunidad que puede tener tanto este tratado como las ideas económicas que le dieron origen y vigencia. Sin duda, esto mismo puede decirse de lo que ha sucedido con Canadá y Estados Unidos, economías que siendo más poderosas que la mexicana, se han beneficiado (como lo ha hecho México) de las bondades que ofrecen sus otros 2 socios comerciales.
Por ello, resulta una irrepetible casualidad que al tiempo que los 3 países estarán revisando (o incluso renegociando) una serie de decisiones que les han resultado fundamentales, estarán organizando uno de los eventos más grandes del mundo en el que serán receptores de personas de todo el planeta y del que éstas regresarán a sus países de origen dando fe de la fortaleza que le da a este bloque su muy avanzado proceso de integración.
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Una organización exitosa del Mundial será un buen augurio para la extensión del T-MEC y para la consolidación de Norteamérica como la indispensable región que es.