La Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C. (BMA), se ha puesto a la vanguardia en nuestro país al publicar el documento intitulado “Lineamientos de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C. (BMA) para el Uso Responsable de la Inteligencia Artificial en el Ejercicio Profesional del Derecho” (https://surl.lt/njgjha).
Siendo la abogacía una de las profesiones que fungen como pilares de las sociedades democráticas, todo lo que hagan quienes se dedican a ella tiene importantes implicaciones en la calidad de la democracia de aquellas, el respeto al Estado de derecho existente en las mismas y, finalmente, en la convivencia armónica que pueda haber entre la totalidad de las personas que las conforman.
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Así, la forma en que las diversas sociedades reciben a fenómenos tan disruptivos como la I.A. será determinante para que el uso que se haga de ella efectivamente desemboque en un beneficio para las mismas o, por el contrario, traiga como consecuencia cuestiones indeseables que la afecten negativamente.
Es por esa razón que los Lineamientos dados a conocer por la BMA, además de poner a la vanguardia a esta institución, serán promotores del comienzo de una inercia que lleve a que, finalmente, la abogacía comience a debatir sobre este tema de manera seria y, desde luego, a que se cuente con un banderazo de salida que comience a trazar una hoja de ruta para cubrir aspectos tan complejos como pueden ser la generación de contenido falso; la confidencialidad y la seguridad de los datos; el impacto en el juicio profesional; entre otros.
El abordaje que de este fenómeno se hace en el mencionado documento aunado a resaltar los riesgos éticos que conlleva el uso de estas tecnologías para el ejercicio de profesional de abogadas y abogados, subraya su intención de reforzar los principios que históricamente han sostenido la práctica de la abogacía en la era digital, entre los que se encuentran el conocimiento y la pericia técnica; la formación continua; la verificación humana; el secreto profesional; la explicabilidad; la comunicación con el cliente; la publicidad ética; etcétera.
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Es decir, tal como se ha concluido en distintas discusiones alrededor del mundo, el uso de la I.A. debe realizarse de manera ética, lo que implica que en todo momento la persona humana debe acompañarla y, de ser necesario, subsanar los errores en que pueda ésta incurrir a partir del establecimiento de diversos tramos de control. Es decir, la supervisión humana se toma como presupuesto para el uso de la I.A., lo que confirma que esta última debe complementar un trabajo humano que precisamente requiere de esa característica humana para dar resultados óptimos, abatiendo de esa manera la posibilidad de que en momento alguno se hable de que la I.A. pueda sustituir en el quehacer de la abogacía a la persona humana.
Enhorabuena a la presidenta de la BMA, la Mtra. Ana María Kudisch, por impulsar este proyecto; así como a la Dra. Carmen Quijano, quien estuvo a la cabeza de la comisión redactora encargada de realizar este importante documento que, sin duda, será tomado como ejemplo para en adelante propugnar por el uso responsable de la I.A. en la abogacía.
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Una vez realizado este ejercicio por parte de la BMA, se vuelve impostergable que las escuelas de derecho diseñen lineamientos con este fin para las abogadas y los abogados en formación, pues un fenómeno de esta relevancia requiere de respuestas oportunas sobre todo cuando se habla de las etapas formativas de profesionales que día a día contribuyen al fortalecimiento del Estado democrático de derecho.