Para el logro del triunfo siempre ha sido
indispensable pasar por la senda de los sacrificios.
Simón Bolívar
La semana pasada el Comité Noruego del Nobel anunció que María Corina Machado resultó electa para recibir el Premio Nobel de la Paz de este año “por su incansable Labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”.
En la página oficial del Premio Nobel puede encontrarse un amplio texto respecto de las razones por las cuales este prestigioso galardón se entregará en el proximo mes de diciembre a esta líder política. Entre otras cosas la califica como “uno de los ejemplos más extraordinarios de valentía civil en Latinoamérica en los últimos tiempos”, así como tambien “una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida… En un momento en que la democracia está amenazada…”.
Asimismo, en dicho texto se expresa un diagnóstico brutal de la situación que vive actualmente Venezuela al afirmar que este país “ha evolucionado de un país relativamente democrático y próspero a un Estado brutal y autoritario que ahora sufre una crisis humanitaria y económica… La maquinaria violenta del Estado se dirige contra los propios ciudadanos del país. Casi 8 millones de personas han abandonado el país”. En lo referente al momento que vive la oposición venezolana, el Comité Noruego del Nobel subraya que “ha sido sistemáticamente reprimida mediante fraude electoral, persecución legal y encarcelamiento”.
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Indudablemente, dentro del número de personas que desde las etapas iniciales del chavismo hasta el momento de declive que padece en la actualidad, María Corina Machado ha sido la más destacada y persistente, pues a pesar de que relevantes nombres como los de Leopoldo López, Henrique Capriles o Juan Guaidó merecen ser reconocidos como parte del gran esfuerzo realizado por más de 20 años por parte del bloque opositor, Venezuela y la democracia tendrán una deuda especial con María Corina Machado el día en que finalmente esta dictadura finalmente se extinga y la democracia surja en aquel país.
Probablemente, la vida de clandestinidad bajo la cual Machado ha sido obligada a vivir en su propio país, evite que pueda acudir a ser homenajeada de manera presencial a Noruega el próximo mes de diciembre, no obstante, desde ya en buen parte del mundo se le reconoce por su valentía y por su lucha incansable en beneficio de la democracia, esa forma de vida que, sobre todo en los últimos tiempos, ha sido menospreciada y dinamitada desde su interior en una importante cantidad de países.
Con este reconocimiento Machado se convierte en la séptima persona y segunda mujer latinoamericana en ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz, un hito que desde ahora la coloca entre lo más destacado no solo de Venezuela, sino de toda la región. Asimismo, es la primera persona venezolana en recibir este premio.
Así, en un mundo en donde muchas personas que antes de acceder al poder enarbolan en el discurso los valores democráticos y una vez accediendo a él se encargan de derruirlos, la existencia de liderazgos como el de María Corina Machado es una bocanada de aire fresco para la democracia, un orgullo para Latinoamérica y una renovada esperanza para la Humanidad.