El aprendizaje de idiomas en la era de la inteligencia artificial

Martes 15 de abril de 2025

Darren Coyle
Darren Coyle

Director regional del British Council para México y el Caribe. A lo largo de sus más de 20 años de trayectoria en la organización ha desempeñado diversos roles, tanto en la sede central en Londres como en el extranjero. Fue director de programas en Nigeria y director de la oficina en Colombia y Perú. Es deportista y dedica tiempo como entrenador de futbol para jóvenes en el ámbito comunitario.

Web, FB, X, IG.

El aprendizaje de idiomas en la era de la inteligencia artificial

Aprender un idioma no es solo una herramienta de comunicación, sino una forma de fortalecer la conexión, la comprensión y la confianza entre personas y culturas.

inteligencia artificial idiomas.jpg

Tecnología y aprendizaje de idiomas: una alianza, no un reemplazo.

/

Foto: Pixabay.

En un mundo donde la inteligencia artificial está transformando múltiples sectores, también surgen cuestionamientos sobre su impacto en la educación. Una pregunta recurrente es: si existen herramientas de traducción instantánea cada vez más precisas, ¿realmente sigue siendo necesario aprender un idioma?

Te puede interesar: ChatGPT y su falta de compromiso con la verdad

Tecnología y aprendizaje de idiomas: una alianza, no un reemplazo

La tecnología ha sido, y seguirá siendo, una herramienta clave para facilitar distintos aspectos de nuestra vida, incluido el aprendizaje de idiomas. No es sorprendente que dispositivos como los auriculares traductores estén ganando popularidad. Según Foresight Factory, este mercado alcanzó un valor de 100 mil millones de dólares en 2023 y se estima que, para 2030, el 9% de los consumidores los hayan utilizado. Sin embargo, estas herramientas deben verse como un complemento, no como un sustituto. Pensar que eliminan la necesidad de aprender un idioma sería como suponer que, gracias a las calculadoras, hemos dejado de necesitar habilidades matemáticas básicas como sumar.

En un entorno cada vez más automatizado, hay un consenso claro: las habilidades más valoradas siguen siendo las humanas. Comunicación, colaboración, empatía y adaptabilidad son competencias clave en un mundo globalizado y digitalizado. Aprender un idioma no solo fortalece estas competencias, sino que también fomenta una mentalidad más abierta y flexible, aspectos esenciales en un contexto marcado por la globalización y el trabajo remoto.

El dominio de un idioma va más allá de una simple traducción. Los matices culturales, las expresiones y el contexto no pueden encapsularse completamente en un algoritmo. Aprender una nueva lengua es, en esencia, una vía para generar conexiones humanas genuinas. Nos brinda nuevas formas de interpretar el mundo y nos abre caminos inesperados hacia la comprensión. La actitud de las personas cambia notablemente cuando se les habla en su lengua materna, algo invaluable en distintos ámbitos profesionales y personales.

Además, aprender un idioma implica desarrollar habilidades cognitivas valiosas. Diversos estudios han demostrado que el bilingüismo mejora la memoria, la capacidad de resolución de problemas y la flexibilidad mental. Incluso puede retrasar el deterioro cognitivo en edades avanzadas. Es una excelente herramienta para mantener la mente activa.

Hay también beneficios personales que no siempre son tan evidentes. Encuestas y estudios han mostrado que una de las principales motivaciones para aprender un idioma es la confianza en uno mismo que proporciona dominarlo, así como el crecimiento personal que conlleva.

¿Otra razón? El auge del turismo experiencial o inmersivo, que permite a los viajeros integrarse en las costumbres locales más allá de los sitios turísticos tradicionales. Para lograrlo, conocer el idioma es clave.

En el ámbito laboral, el dominio de idiomas también marca una diferencia significativa. Por ejemplo, el Reporte de Salarios y Mercado Laboral de Tecnología en México 2024 de Hireline señala que el inglés puede cuadruplicar el salario en trabajos del sector tecnológico, y es que sigue siendo el idioma más hablado a nivel mundial, con más de 1,400 millones de hablantes, de los cuales solo 380 millones son nativos.

Te puede interesar: ¿Gobernar a la Inteligencia Artificial o dejar que nos gobierne?

El reto de la enseñanza

Este contexto también plantea un desafío importante para la enseñanza de idiomas. Las personas buscan métodos más flexibles y adaptados a su estilo de vida, especialmente los adultos, quienes priorizan la inmediatez, el progreso tangible y la integración del aprendizaje en su rutina diaria.

Nos encontramos en un punto de inflexión en la educación de idiomas. No se trata de elegir entre tecnología o métodos tradicionales, sino de integrar ambos de manera estratégica. Es fundamental que todos los actores del sector sigan promoviendo los múltiples beneficios del aprendizaje de idiomas, que van mucho más allá de la comodidad que pueda ofrecer la tecnología.

El proceso de adaptación es innegable, pero el valor del aprendizaje y las habilidades humanas que fomenta siguen siendo irremplazables. Aprender un idioma no es solo una herramienta de comunicación, sino una forma de fortalecer la conexión, la comprensión y la confianza entre personas y culturas.

PUBLICIDAD