“Más allá del Gringo Go Home”

Sábado 12 de julio de 2025

José Ángel Bazán Sánchez
José Ángel Bazán Sánchez

Estudió Relaciones Internacionales en el Colegio de México. Sus estudios se concentran en la política exterior, su intersección con los fenómenos de seguridad, las políticas drogas y los impactos diferenciados en poblaciones racializadas. Chilango, enamorado de la ciudad y de su gente. Ahora apoya en incidencia y análisis político en RacismoMX.

En todos lados: @Monsieur_jabs

“Más allá del Gringo Go Home”

La gentrificación es un proceso por el cual personas residentes de una zona son desplazadas forzadamente, ya sea por alza en rentas provocada por la llegada en masa de personas con mayor nivel adquisitivo, el encarecimiento de los servicios, por la turistificación de la zona, o la especulación inmobiliaria.

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La Marcha contra la Gentrificación en la CDMX avanzó hacia Paseo de la Reforma.

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Foto: SSC.

La gentrificación es uno de esos conceptos complejos cuyo uso ha entrado al léxico común de un gran sector de la población. Evidencia de ello está en la manifestación del pasado viernes, que sucedió en la colonia Condesa de la CDMX para protestar contra este fenómeno.

Entre pancartas se reclamó por muchos motivos. Incluyendo el derecho al acceso a la vivienda y la especulación inmobiliaria. El problema es que a pesar de la articulación efectiva del malestar colectivo, la digna rabia estaba extrañamente enfocada. Uno de los principales temas de la marcha, repetido en gritos y carteles era “gringo go home”.

El grito buscaba interpelar a unos de los mayores dolores de mi generación; la nula garantía del derecho al acceso a la vivienda señalando a un culpable. El problema es que en esa noble intención y ese noble objetivo, centrar a la identidad gringa como si ésta fuese la base del problema es continuar con una narrativa que ignora la raíz de los procesos de despojo y perpetúa violencias que se supone ya estaríamos prevenidos.

Dicho de otra forma, la presencia de extranjeros es sintomática de una enfermedad más grande, pero si ellos se van, la enfermedad no se irá y construir la conversación alrededor de ellos es ignorar un problema que les antecede y rebasa.

La gentrificación es un proceso por el cual personas residentes de una zona son desplazadas forzadamente, ya sea por alza en rentas provocada por la llegada en masa de personas con mayor nivel adquisitivo, el encarecimiento de los servicios, por la turistificación de la zona, o la especulación inmobiliaria hecha por grandes empresas financieras. Dicho de otra forma, la gentrificación es una cuestión de poder, no de nacionalidad.

Cuando se argumenta que la conversación no debe de girar en torno a los extranjeros, no se niega la influencia que su presencia ha tenido en el proceso, sino se argumenta que el problema va más allá de ellos. El corredor Roma-Condesa, por ejemplo, es una zona que lleva siendo atravesada por ese proceso por más de veinte años. En Oaxaca, en la Doctores, o en la Gustavo A. Madero, los principales beneficiarios de la expulsión de personas locales no son extranjeros, sino mexicanos de clase media/media alta. En Monterrey, por ejemplo, los desplazados son comunidades migrantes Haitianas y Venezolanas.

En todo el país la creciente presencia de “gringos” solo es sintomática del problema cada vez mayor de inaccesibilidad en el costo de vida. Son la parte obvia, la respuesta fácil, pero su centralidad narrativa solo da pauta a ignorar las lógicas estructurales propiciadas por un mercado inmobiliario voraz que beneficia a los sectores más privilegiados: Extranjeros o no

La trampa del discurso nacional

El segundo problema de la narrativa anti-gringa es que, a la par que ignora las raíces sistémicas de los problemas, el discurso hace eco de las mismas violencias que se encumbran bajo la bandera nacional.

Al gritar “gringo go home”, influencers como Luisito Comunica reafirma la narrativa de que los mexicanos no son el problema.

se sienten con el derecho de reclamar que ellos no son el problema en tanto son mexicanos. Al gritar que “se debe aprender español”, se réplica la violencia nacional contra comunidades indígenas, racializadas y migrantes que no tienen el español como su primera lengua y debido a su propia condición de marginalidad son las expulsadas con mayor violencia. Al gritar que “México debe de ser para los mexicanos” se da entrada al sentimiento antiinmigrante más recalcitrante sobre el que se construyen las tendencias antiderechos más dañinas para toda la población.

La gentrificación es un problema y un problema real. Solo que no tiene una solución fácil, no sé resolverá con xenofobia ni con racismo. Ni mucho menos con un mayor discurso nacional que le abra las puertas al fascismo. Se resolverá regulando el mercado inmobiliario, con políticas integrales de vivienda y con mejoras en la calidad de vida de toda la ciudad. Se resolverá con respuestas complejas que incomodarán a los más privilegiados y a los que tienen más poder, sean gringos o mexicanos.

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