La preocupación sobre una posible guerra civil en Estados Unidos tiene cada vez más fundamentos, unos más serios que otros. Si bien existen teorías de la conspiración que se afianzan en datos reales para después tergiversar y confundir a la población, ahora mismo los expertos discuten formalmente sobre ese terrible escenario en el que un conflicto sin precedentes en el vecino país del norte termine por descarrilar a la superpotencia ahora en franco declive.
Para hacerlo, hay dos dimensiones de análisis que aportan un margen de certidumbre en la discusión. Por un lado, está toda la teoría política, social, conductual y antropológica que permite anticipar ciertas condiciones en la evolución de un conflicto. Pero, ahora mismo, también está la posibilidad de diseñar, con base en la propia historia, modelos matemáticos que abren una ventana hacia el futuro para ver cómo termina un proceso histórico: la cliodinámica.
En ese sentido, el atentado en contra de Donald Trump, y en el que salió levemente herido, ha reavivado el sentimiento de que dicha Nación está en la antesala de un proceso histórico violento sin precedentes que modifique o altere el equilibrio geopolítico y su propia naturaleza como Estado ejemplo/símbolo de occidente.
Al respecto, Peter Turchin, un científico destacado en el campo de la cliodinámica ha referido en distintas entrevistas, —antes del intento de asesinato de Trump— que EUA está experimentando una crisis que, en momentos históricos similares, ha llevado a la caída de imperios y al colapso de regímenes a través de revoluciones.
Entre los principales argumentos, vertidos en su ensayo “Final de partida: élites, contraélites y el camino a la desintegración política”, están la lucha descarnada entre los grupos de poder que tienen su expresión en la acumulación desmedida de riqueza y el surgimiento de contraélites que se disputan entre sí el poder y que pueden arrastrar a toda una sociedad al vacío luego de inyectar inestabilidad política y social.
Sobre la creación de modelos matemáticos que ayudan a la predicción de escenarios, Turchin argumenta que es posible hacerlo a partir de ciertos patrones de comportamiento social y político. Identifica señales de advertencia que pueden indicar que una sociedad está en camino hacia la desintegración, como el aumento de la desigualdad económica, la polarización política y la pérdida de legitimidad de las instituciones.
En ese sentido, advierte, Estados Unidos reúne los ingredientes para que la violencia sea la herramienta preferida para que los distintos sectores sociales —altamente polarizados— busquen y logren legitimarse. Una tormenta perfecta en donde un país parece estar predestinado a una crisis histórica de manual, tal y como ha ocurrido en otros momentos de la humanidad.
En ese mismo sentido, pero a partir de teoría —desde un punto de vista ortodoxo— los especialistas observan cómo la mezcla tóxica de extremismo y polarización política; tribalismo social y cultural; la aceptación popular de teorías conspirativas, la proliferación de armas y configuración de milicias, así como la erosión de la confianza en el Gobierno y el desencanto por el régimen democrático liberal, son parte de la bomba de tiempo sobre la cual está sentado EU.
Existen quienes insisten en que el atentado en contra de Donald Trump se trata de un hecho aislado. Sin embargo, la data y los modelos matemáticos parecen verlo más como una consecuencia en el que el problema de fondo es qué hacer y una vez que es posible ver lo mal que puede terminar este tipo de circunstancias. Panorama que también la discusión sobre si es posible atajar dicho proceso de descomposición o solo prepararse para el desenlace.