Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75
Justicia para los 27
A más de un mes de lo ocurrido en la L12 del metro de Ciudad de México, las responsabilidades aún no están claras.
A más de un mes de lo ocurrido en la L12 del metro de Ciudad de México, las responsabilidades aún no están claras.
No puedes escapar la responsabilidad del mañana, evadiéndola hoy
Abraham Lincoln
Lunes 3 de mayo de 2021, alrededor de las 22:25, dos vagones de un convoy de la Línea 12 caen dramáticamente más de doce metros y quedan atrapados entre el fierro y el cemento de la vía elevada, lo que provoca la muerte de 27 personas y más de 70 heridos. Cuando la noticia empieza a recorrer las redes sociales y los diferentes portales, ésta genera tristeza, horror, indignación y enojo, pero no parece sorprender a nadie. Es la tragedia más anunciada y esperada de la historia de este país. Las advertencias estuvieron ahí, en las manos de varias autoridades que decidieron hacer oídos sordos. ¿Cómo puede colapsar de esa manera una estructura inaugurada apenas en octubre de 2012? Esta no es una pregunta solo para los libros de historia, sino la pregunta clave para hacer justicia en un caso que apunta para ser todo menos un accidente.
¿Cuándo hay responsabilidad jurídica de una persona por la muerte de otra? Cunado la primera hace o deja de hacer cosas que provocan la muerte de la segunda. Por eso, más allá de las grillas palaciegas de los acelerados presidenciables, lo más importante de este caso es hacer justicia a las 27 personas que perdieron la vida. Para esto hay 10 preguntas que son clave:
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1. ¿Quién aceleró la planeación de una obra que requiere años de conceptualización, diseño, preparación y experimentación?
2. ¿Quién manipuló la contratación para beneficiar a empresas con poca experiencia en la construcción de este tipo de proyectos?
3. ¿Quién aceleró la construcción y desarrollo del proyecto y con qué fines?
4. ¿Quién tuvo conocimiento de las infinitas fallas en el desarrollo del proyecto y quién ordenó tapar esos defectos?
5.¿Quién pagó los distintos contratos de la obra sin supervisarlos y sin cersiorarse de que el gobierno había recibido exactamente lo que había contratado?
6.¿Quién se benefició economicamente del acelere injustificado y de la mala ejecución?
7.¿Quién ordenó esconder las auditorías y los documentos clave?
8.¿Quién ordenó el cierre de la Línea 12 en 2014 y por qué motivos?
9.¿Quién ordenó su reapertura y con qué justificación se realizó?
10.¿Quién ordenó la drástica disminución del presupuesto de mantenimiento y qué consecuencias directas tuvo en la operación?
Estas 10 preguntas son una guía mínima para establecer claramente la responsabilidad penal y administrativa de las distintas personas involucradas en la operación de un sistema tan importante como el metro de Ciudad de México. Sería gravísimo que este caso se sumara a la terrible lista de tragedias mexicanas en las que chivos expiatorios de medio nivel reciben todo el peso de la ley, y los responsables reales quedan impunes.
Quien ordenó acelerar la planeación ¿mató a 27 personas? No, y tampoco creo que lo hubiera buscado. Pero la instrucción de apresurar una etapa crucial de una obra pública tan delicada como esta, con fines políticos, bien puede ser una causa ligada directamente a la tragedia del 3 de mayo. Quien ordenó acelerar la construcción para poder ganar puntos electorales, o quien pagó sin supervisar estrictamente las obras realizadas ¿mataron a 27 personas? Tampoco, pero su negligencia pudo haber sido la causa directa de la pobre construcción del tramo siniestrado o la utilización de materiales de inferior calidad que fueron pagados como si fueran los previamente contratados.
Lo mismo se puede concluir de quien ordenó la drástica reducción en el presupuesto de manetnimiento, supervisión de seguridad y mejoras. Seguro la intención no era matar a 27 mexicanas y mexicanos, pero esa instrucción pudo haber ocasionado que se dejara de dar el mantenimiento adecuado a la zona del accidente o que un buen equipo de supervisores hubieran podido alertar del riesgo, antes de que se materializara éste.
Lo increíble de este caso es que, a más de un mes de la tragedia, no hay ni siquiera una renuncia, por decoro o vergüenza. Todos se mantienen agarrados de su cargo, echando culpas y acusaciones. Están más ocupados de su imagen pública que de la pérdida de vidas humanas. Si los mexicanos permitimos que este caso concluya en un simple informe y en una inútil disculpa habremos dado un terrible paso en la irresponsabilidad del ejercicio del poder, en el servicio público. Exigir justicia completa y expedita es responsabilidad de todos.