La aplanadora guinda

Es política y líder de opinión. Se ha desempeñado como diputada Federal en las Legislaturas LXI y LXIII. Cuenta con más de 20 años de experiencia en análisis político mexicano e internacional. Actualmente se desempeña como empresaria, líder de opinión y columnista en diversos medios de prensa y televisión. X: @asarur IG: @adrianasarur

La aplanadora guinda La aplanadora guinda

Desde que Morena compite como partido político, ha demostrado ser altamente competitivo. Vimos su arranque en 2015, su consumación en 2018, su arraigo local en las elecciones de 2021, 2022 y 2023 para volverse una aplanadora en 2024

Se le atribuye al arrastre de Andrés Manuel López Obrador, porque logró congregar a los mejores operadores territoriales, porque la marca ha crecido como la espuma, porque al pasar por el umbral guinda “todo se limpia y purifica” o por lo que sea, hoy Morena es una aplanadora que arrasa con todo: elecciones y decisiones. Todo.

Una muestra de esto fue la primera sesión de esta nueva legislatura, celebrada fuera de San Lázaro y marcada por una jornada maratónica, en medio de manifestaciones en contra de la reforma judicial, amagues de renuncia de ministros, un paro de trabajadores del Poder Judicial, la depreciación del peso y muchas voces internacional señalando el desaseo político y legislativo. Así, con todo esto, se aprobó en general la dichosa reforma. 

No importa lo que pasa fuera de la máquina morenista, tienen una encomienda, “un regalo” para otorgar al presidente –y dueño de la aplanadora guinda– un propósito por cumplir al costo que sea.

Ahora la reforma se encuentra en la Cámara alta, en la cual descansará hasta la siguiente semana y –spoiler alert– se aprobará “sin moverle una coma”, solo necesitan que un senador falte o conseguir el tan ansiado legislador número 86 para obtener la mayoría calificada también ahí. 

Ahora bien, ¿después de la reforma qué? ¿Seguirán más reformas, reescribirán la Constitución, artículos nuevos para allanar el camino para Morena? Esto significa un peligro para todas y todos los mexicanos y también es un riesgo alto para la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien va a heredar un país sumido en una convulsión social, política y económica.

No es conveniente para Sheinbaum, no lo es para el llamado “segundo piso de la transformación” y, mucho menos, para México.

Así, la aplanadora guinda sigue su marcha, su conductor solo tiene un destino en mente: la trascendencia, no importa si es para bien o para mal. Es evidente que no es de su interés lo que tenga que aplastar en el camino: la Constitución, la división de poderes, la economía y la justicia. La aplanadora seguirá aceitada, con gasolina y lista para seguir al menos tres años más, esperemos que quien tome las riendas a partir del 1 de octubre le dé un rumbo distinto. 

Síguenos en

Google News
Flipboard