No cabe duda que los personajes políticos más aclamados de los tiempos recientes son los Obama, Barak y Michelle por igual. Barak, presidente número 44 de Estados Unidos del 2009 al 2017 y Michelle quien siempre estuvo a su lado, detrás y a frente de toda su carrera y quien formó la propia. Simplemente no se puede concebir a Barak sin Michelle. Ellos, que decidieron retirarse de los reflectores -mas no de la política-, hicieron un regreso triunfal en la Convención Nacional Demócrata para brindar todo su apoyo a la fórmula Harris-Walz.
Ante un escenario pletórico, con más de 50 mil asistentes, Barak Obama, con su estilo irrepetible, abre su discurso: “Me siento entusiasmado y listo, aunque sé que soy la única persona suficientemente estúpida como para hablar justo después de Michelle”.
Prosiguió con su oratoria para “encantar serpientes” y le brindó el espaldarazo total a Kamala Harris, tanto que le ha “regalado” su icónico cartel de su campaña de 2008 “Hope”, modificado a “Forward” y también su mundialmente famoso lema de campaña “Yes, we can!” a el aclamado en Chicago, “Yes, she can!”, mismo que se volvió viral en tan solo unos segundos en Estados Unidos y en el mundo entero.
Lo que hace apenas un mes era un escenario completamente adverso para el Partido Demócrata, hoy tiene a Kamala Harris, a su compañero de fórmula, Tim Walz, a las y los demócratas y a gran parte de los votantes estadounidenses con esperanza y entusiasmo pleno en que sí se puede derrotar en las urnas a Donald Trump.
Una muestra de esto fue la narrativa llevada a cabo en Chicago durante los días de la Convención Demócrata, en la cual se cambió el discurso del miedo (hacia Trump) por la alegría y la esperanza que pusieron de manifiesto los Obama, Michelle arengando con la frase corta y contundente “Do something” (haz algo) y Barak coronándolo con “¡No lo abucheen [a Trump], vota!.
Así, Kamala Harris ha venido a refrescar esta contienda y a revivir las posibilidades de los demócratas rumbo a noviembre, el aporte de los Obama es y será fundamental para hablarle a los indecisos y poner nerviosos a los republicanos, pero aún falta lo más difícil, que todos los vítores, la alegría y esperanza vista en Chicago se reflejen en las urnas, levantar del sillón a los descontentos y animar a los más jóvenes, como dijo Barak Obama, “convencer a la gente de que la democracia realmente puede dar resultados”.
Veremos si la alegría le puede ganar al miedo en la jornada electoral.
