López-Gatell, el irresponsable
Sortilegioz
López-Gatell, el irresponsable López-Gatell, el irresponsable
Un enfermero empuja una camilla con un cadáver de una persona muerta por Covid-19. Foto: EFE.

Las hordas de seguidores de la auto llamada Cuarta Transformación (4T) en redes sociales, intentaron, sin mucho éxito, desaparecer de las tendencias la etiqueta #RenunciaGatell, que por tres días consecutivos estuvo en los primeros lugares. La petición masiva no fue gratuita: el epidemiólogo del Gobierno Federal se desoyó así mismo, ignoró sus propias recomendaciones, y poniendo el mal ejemplo, tomó un avión en la Ciudad de México hacia la costa de Oaxaca para celebrar con su familia y amigos, y sin (evidentemente por las fotografías) las medidas de protección que en el ámbito internacional se recomiendan para protegerse de los contagios y evitar contraer Covi-19, una enfermedad que ya en México ha causado la muerte de más de 130 mil personas.

Efectivamente, el subsecretario de Salud fue fotografiado sin cubrebocas (aunque ciertamente ha despreciado su uso durante gran parte de la pandemia) cuando caminaba, apretujado entre otros pasajeros, por el pasillo del avión para llegar a su asiento. Le justifican que iba hablando por teléfono al momento de la captura de la imagen, pero la realidad es que el cubrebocas es obligatorio en todas las aerolíneas y en todo momento, incluso cuando se está hablando por teléfono. Pero López-Gatell, también desoyó la recomendación de la aerolínea y se expuso y expuso a otros. A menos claro, que ya se haya vacunado y no lo haya hecho público.

La siguiente imagen fue con su pareja y otras personas en una mesa de un restaurante playero con palapa como techo y la arena y el mar al fondo. Otra vez sin protección facial, y también sin guardar la sana distancia, lo cual se percibe por la ubicación del resto de las mesas que alcanzan a verse en la imagen.

El fondo del asunto es que López Gatell se fue a Oaxaca a festejar el Año Nuevo. Cuando 15 días antes había recomendado a los mexicanos quedarse en casa, festejar las fechas decembrinas en el hogar acompañados únicamente de las personas que residen en el mismo lugar, para evitar contagios. Reflexionó el subsecretario, e invitó a la ciudadanía, ha, momentos antes de salir de su casa, pararse frente a la puerta y preguntarse “¿Vale la pena que salga?, ¿Es estrictamente necesario que salga?”. Pero ni él lo reflexionó así.

La celebración de Año Nuevo no era una actividad esencial, tampoco obligatoria. Muchos mexicanos responsables se quedaron en casa con los suyos, extrañaron a la familia, brindaron por video llamada y estuvieron libres de contagios. No así López-Gatell, que se expuso a sí mismo, a su familia y a sus amigos, a menos claro, insisto, que nos estén ocultando información que los pueda hacer inmunes.

El jueves 7 de enero cuando se cierra esta columna, México presentó nuevo récord de contagios en 24 horas (13 mil 734 casos) y los fallecimientos ascendieron a 131 mil 31 en el país. En las últimas semanas, cada día se rompe la cifra anterior.

México a diferencia de lo que pueda pensar y transmitir el Presidente Andrés Manuel López Obrador, no está saliendo adelante de la pandemia, tampoco la ha domado, mucho menos ha aplanado la curva, y por supuesto no está en su mejor momento. Todo lo contrario: la crisis sanitaria que vive el país está en su momento más grave, de mayor contagio, de saturación de hospitales y falta de personal de salud para atenderlos a todos. La gente como Hugo López-Gatell, no se ha quedado en casa.

En los siguientes días se observarán los casos de contagio a partir de los festejos de Año Nuevo, al tiempo que la vacuna llega a México a cuenta gotas y en pequeñas cantidades, por miles en un país de más de 126 millones de habitantes. De persistir esa situación, los mexicanos tardarán años en ser vacunados.

Con la irresponsabilidad de las autoridades de Salud, no decretar el uso obligatorio del cubrebocas, usar la semaforización de riesgo con tintes políticos, los festejos del subsecretario (no es un ciudadano común, tiene una alta responsabilidad de operar la estrategia contra el virus SARS-Cov-2 ), no imponer medidas restrictivas para disminuir la movilidad social, no apoyar al personal de salud, México está en la posición número cuatro dentro de los países con más muertos por Covid-19:

1.- Estados Unidos con 364 mil muertos y una población de 328 millones de personas.

2.- Brasil con 200 mil fallecidos y 209 millones de habitantes.

3.- India con 150 mil muertos y cuya población asciende a mil 353 millones de personas.

4.- México con 131 mil 31 fallecidos y con una población de 126 millones.

México está arriba de países que han atravesado severas crisis durante la pandemia como Inglaterra, Francia o España, pero que han reaccionado con mayor autoridad al momento de controlar la movilidad y determinar obligatorios los insumos de protección personal.

De acuerdo al Centro de Ciencias de Ingeniería y Sistemas de la Universidad Johns Hopkins (CSSE, sus siglas en inglés) entre los cuatro países con más muertos por Covid-19, México es el que menor población tiene.

Esta circunstancia ubica a México en la posición número 1 como el país más letal durante la pandemia, con un 8.8 % de letalidad por Covid-19, seguido por Irán con un 4.5 %, Italia con 3.5%, Indonesia con 3 %, e Inglaterra con 2.9 %.

Tampoco este hecho es gratuito, ni producto de una manipulación de las cifras o la información, es una realidad triste, devastadora, mortal.

México, como refirieron en Bloomberg después del análisis en 53 países de los contagios, de las recuperaciones y de las muertes durante la pandemia, es el peor país para estar contagiado. Y en gran parte, se debe a la irresponsabilidad de sus autoridades de Salud.

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