México y su inconsistencia temporal
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México y su inconsistencia temporal México y su inconsistencia temporal
La cancelación de facto de la Reforma Energética es otro ingrediente que genera más incertidumbre.
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Incertidumbre. Ese es el nombre del juego hoy. No solo desde el punto de vista sanitario (que no es menor) sino también desde el lado político e institucional. 

“Desde poco antes del inicio del sexenio, el actual gobierno se ha enfrascado en una serie de decisiones de política que erosionan la confianza de los inversionistas. Lo que parecían hechos aislados (como la cancelación del aeropuerto o los contratos de los gasoductos) ahora es un proceso reiterativo que se materializó con la cancelación de facto de la reforma energética”, publica en su último reporte el equipo de Análisis Económico del BBVA que lidera Carlos Serrano. 

Y la incertidumbre es el peor ingrediente que necesita una economía que acaba de cerrar un año con la mayor caída del PIB en nueve décadas (-8.5%) y que ya traía problemas estructurales que requerían atención y que se terminaron por desbarrancar a causa de la peor pandemia en 100 años y donde la decisión de política pública fue laissez faire, laissez passer. No hubo apoyo fiscal, no hubo plan de ayuda para aquellas pymes o familias que necesitaban poder sobrevivir al confinamiento y a la caída de la demanda y de los empleos. Las ayudas fueron mínimas -no fueron un plan per se- y las tasas del Banco de México (aunque fueron bajando) siguen siendo altas versus el riesgo real. 

Llegamos a la pandemia con un sistema de salud que no empataba con la segunda economía de la región y la 14va del mundo: en 2019 México tenía 1 cama de hospital cada 1,000 habitantes, mientras Brasil 2.1, Estados Unidos 2.9 o Argentina con 5. Pero inversamente proporcional a este dato somos el país con la mayor prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes que presenta un 13.5% de la población versus 10.4 en Brasil, 10.8 en Estados Unidos o 5.9 en Argentina. 

No hay seguro de desempleo ni ningún otro tipo de protección más que un puñado de planes sociales que no resuelven la situación de cualquier persona o familia en una pandemia del tamaño de la que llegó al país. Llegamos a 2020 con 57.8% de la población con más de 10 años trabajando en la informalidad y con ello sin acceso a salud ni ninguna protección social. 

Y si bien buena parte de lo que plantean estas ‘comorbilidades nacionales’ son problemas estructurales de larga data que no podían modificarse en el año y meses que llevaba la actual administración a la llegada del covid-19 (con sus efectos devastadores), lo que sí puede controlar, lo que si puede hacer y generar el gobierno es certidumbre, lo contrario a la ‘inconsistencia temporal’ que estamos mostrando. 

No solo hay cambios radicales en la estructura de la Reforma del tamaño de la Energética, sino que esto tiene un efecto halo en otras decisiones que deben tomar los inversionistas a la hora de poner su dinero en un mercado o de aumentar su producción. 

“La inconsistencia temporal y la persistencia de un entorno de incertidumbre para la inversión enmarcan un débil punto de partida para el crecimiento de la economía mexicana”, agrega el reporte de BBVA. 

Si bien habrá crecimiento del PIB en estos próximos años, el PIB per cápita recuperará su valor previo a la pandemia hasta 2026, mientras que Estados Unidos lo alcanzará este 2021. Pero según los análisis del banco, en realidad el PIB per cápita mexicano que teníamos en 2019 recién lo volveremos a tener hasta 2029. 

Lo único que podría abonar a una mejora en la certidumbre es la recuperación de la salud. Es decir que el otro factor es la vacunación de la población. Aquí también lo que manda es la incertidumbre, la opacidad y la lenta capacidad de acción y de vacunación. 

Dejaremos este sexenio más pobres (en términos de PIB per cápita) que cuando entramos; menos sanos -porque no hay ningún plan para dar un giro al sistema de salud que requerirá mucho más que vacunas para lograr la atención plena pasada la pandemia- y más devaluados en educación, porque no existe siquiera el debate de otros países de la reapertura o no de las aulas.

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