Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo
Monreal y el ‘bloque’ de partidos sin registro
Los extintos partidos no declaran su apoyo a Morena, mandan señales de que serán bloque aparte y de que podrían jugar a vender caro su amor.
Los extintos partidos no declaran su apoyo a Morena, mandan señales de que serán bloque aparte y de que podrían jugar a vender caro su amor.
Los tres “nuevos partidos” que compitieron en la elección federal 2021 tuvieron debut y despedida, perdieron casi de inmediato su registro formal aunque como grupo político pretenden seguir vivos, ser factor o pretender serlo para ser considerados en la lucha por la sucesión presidencial, donde el todavía senador morenista Ricardo Monreal podría ser el actor y aliado clave.
Monreal tiene evidente cercanía con Fuerza Social por México (FSxM) y aspiración a la candidatura presidencial, aunque fuera del ánimo de Andrés Manuel López Obrador en esa carrera adelantada. Los votos de ese partido ya sin registro nacional podrían ser herramienta de negociación incluso con el bloque opositor al gobierno.
El miércoles 7 de diciembre, el tribunal electoral confirmó en definitiva que no tienen derecho a registro Redes Sociales Progresistas, Encuentro Solidario y también FSxM.
Gerardo Islas, dirigente de FSxM, ha pedido de forma directa unión de las tres fuerzas en extinción para que sean tomadas como “bloque” de cara a las alianzas de sucesión 2024. Los nuevos, que fueron partidos efímeros a nivel nacional, llegaron en medio de polémica por graves irregularidades en su creación y se fueron en medio de otra polémica, por un extraño proyecto de sentencia que, aunque finalmente no prosperó, trataba de revivir de manera forzada al partido amigo de Monreal con el argumento de que sería importante “flexibilizar” requisitos constitucionales, asumir que si no hubiera habido pandemia seguro ese partido habría sumado muchos más votos y conservado registro.
El artículo 41 de la Constitución establece que se necesita 3% del total de votos como umbral mínimo para que partidos políticos nacionales mantengan registro. Ninguno de los nuevos partidos alcanzó esa cifra, el que más cerca estuvo, con 2.8%, fue el PES, pero el magistrado Indalfer Infante, quien analizó el caso de FSxM, presentó un proyecto de sentencia desconcertante, donde pedía “flexibilizar” la Constitución con el argumento absurdo de que si no hubiéramos tenido pandemia ese partido seguro habría obtenido más votos, los suficientes para quedarse.
No es broma. Se leía en su proyecto que “en condiciones óptimas de competitividad”, el partido “hubiera estado en posibilidad de conservar su registro”. Es decir, según el magistrado Infante, 2.5% de votos que obtuvo era “un grado razonable de representatividad, con lo cual” resultaba “procedente flexibilizar la interpretación del requisito” constitucional que pide 3%.
La extraña “interpretación” no prosperó, perdió con aplastante seis votos de siete magistradas y magistrados en contra. Solo Infante votó por su proyecto de sentencia, dejó al menos testimonio de que no quedaba en él, le cumplió quizá a su espontánea lucha por la pluralidad o quizá a los cabilderos que le pidieron hacer el ridículo para probar su lealtad.
El tema podría quedar en anécdota pero no puede separarse el intento de resurrección fallido del contexto político vigente, de la disputa por la sucesión presidencial y de la distancia entre Monreal y Palacio Nacional que cada vez es más pronunciada.
El miércoles 7 de diciembre, Gerardo Islas, dirigente formal del FSxM, no mostró tristeza o desánimo por la extinción como partido nacional, en cambio sugirió que los votos que obtuvieron fueron la diferencia entre la coalición opositora y la gobernante y, en consecuencia, podrían ser la diferencia en 2024.
Islas concedió una entrevista al periodista Claudio Ochoa para la plataforma Latinus ese miércoles de pérdida de registro, ahí reaccionó con anticlimático tono festivo frente a lo resuelto por el tribunal: “¡un millón 270 mil votos en menos de 100 días no hay quien te los pueda conseguir!”, “quiero aprovechar tu espacio para lanzar una convocatoria al presidente del Partido Encuentro Solidario y también al presidente del Partido Redes Sociales Progresistas a que caminemos juntos en esta etapa”, dijo.
El 6 de junio votamos 49.1 millones de personas, de ese universo solo 1.2 millones de votos fueron para FSxM, 1.3 millones por el PES y 868 mil por RSP (juntos sumarían 3.4 millones). Ya sin registro, esos tres expartidos, en 2024, no podrán estar en la boleta, pero sus dirigentes juegan en grupos políticos camaleónicos que ahora mandan señales sobre la posibilidad de hacer un “nuevo bloque” unido, que no se define de entrada como aliado de Morena y en consecuencia cierra el ojo al bloque opositor, como si se tratara de una puja que subasta convicciones ideológicas a la menor provocación.
Los tres partidos cercanos nacieron defendiendo a la “Cuarta Transformación”, pero ahora, lejos de mostrar simpatía por Morena son convocados para ser bloque independiente, un claro guiño para la alianza opositora. En la entrevista con Latinus, Islas fue cuestionado al respecto: “¿Por quién se van a inclinar y, en operación, me imagino que no sería por Morena porque buena parte del colapso de Morena en la Ciudad de México fue gracias a ustedes?”, el dirigente contestó ambivalente: “Nos vamos a inclinar por hacer un bloque propio”. Ochoa insistió con otra pregunta: “¿podría ser el bloque de Ricardo Monreal?”. La respuesta fue que Monreal estaba “decidido a ir por Morena”, luego el dirigente dijo que México necesitaba continuidad de la Cuarta Transformación, ¿entonces por qué hablar de un bloque propio y no de sumarse a esa transformación?
Claro, Islas elogió a Monreal, pero se dijo respetuoso de los tiempos: “sin lugar a dudas, Ricardo Monreal es de los más activos de este país pero hay que esperar los tiempos y respetar la vida interna de los demás partidos”.
Para nadie es un secreto la cercanía de Monreal con FSxM, tampoco que ese partido en la Ciudad de México dividió el voto de la izquierda en varias alcaldías y ayudó con ello a derrotas de Morena en la capital. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, tomó nota del fuego amigo, lo mismo hizo el presidente de la República.
Es en ese entono donde apareció el escandaloso proyecto del magistrado Infante, donde se pedía revivir precisamente a ese partido que ahora busca ser grupo “independiente”, cuando es más evidente la distancia entre Palacio Nacional y Monreal.
Los esfuerzos de Claudio X. González por convencer a Movimiento Ciudadano de hacer alianza con PRI, PAN y PRD parten de cuentas alegres donde se asume que los 3.4 millones de votos que alcanzó el partido naranja, podrían ser la diferencia en 2024 sumados en un frente opositor único. Parece que los partidos sin registro levantan la mano para que los valoren como esa bisagra que haría la diferencia sin necesidad de sumar a otro.
Morena tuvo 16.7 millones de votos de forma individual, como partido, en la elección 2021. Si a esa cifra se suman todos los votos de sus aliados formales, del PT y PVEM, el total es poco más de 21 millones de votos.
Si PRI, PAN y PRD juntaron, entre los tres, 19.4 millones de votos, pues algunos de los partidos que no lograron registro, con esa lógica de cuentas alegres (nunca se trasladan intactas las votaciones de los partidos), tratarán de ser factor que empieza a expresarse entre codazos y jaloneos para estar en la ruta de sucesión.
La pregunta es: ¿a quién impulsarán los grupos políticos que apoyaron a estos tres partidos que no podrán participar en la boleta de 2024? De entrada, los extintos partidos no declaran su apoyo a Morena, mandan señales de que serán bloque aparte y de que podrían jugar a vender caro su amor, aunque sea formándose en esa frase que suele atribuirse al cómico Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”.