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Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_
Premios, humillaciones y asco
Hay muchos ejemplos de celebridades que, en la cúspide de sus carreras y cuando parecían intocables, enfrentaron escándalos y campañas de desprestigio.
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Hay muchos ejemplos de celebridades que, en la cúspide de sus carreras y cuando parecían intocables, enfrentaron escándalos y campañas de desprestigio.
Parece que en la industria del entretenimiento hay que tragar mucha mierda para llegar hasta arriba y, sin importar cuán alto estés, también es parte del ritual ceder el trono de cuando en cuando. Eso, o enfrentarse a las consecuencias.
Los tiempos de nombrar a una sola reina y un único rey del pop, como Madonna y Michael Jackson, ya son lejanos. Hoy todo tiene la apariencia de ser muy democrático, incluso en el cine, donde los premios parecen estratégicamente repartidos. En una premiación importante, nadie se va a casa con las manos vacías (o casi nadie).
Hay artistas que, por no ceder el trono, son víctimas de una estrepitosa caída. Provocada o no, hay muchos ejemplos que podemos recordar de celebridades que, en la cúspide de sus carreras y cuando parecían intocables, enfrentaron escándalos y campañas de desprestigio que arruinaron sus reputaciones y casi extinguieron sus carreras… y hasta sus vidas.
Algunos de estos casos, directamente ligados a la reciente entrega de los Grammys, son los de artistas de la comunidad negra como Drake, Kanye West, The Weeknd y hasta Will Smith. Los dos primeros son claros ejemplos de cómo siendo grandes estrellas de la música hoy son prácticamente apestados.
No había un disco de Drake, o sencillo, que no llegara al número uno de las listas de ventas y popularidad. Pero tras una sonada riña con la estrella en ascenso, Kendrick Lamar, la Academia decidió premiar a Lamar y su canción Not Like Us que, básicamente, es una humillación dirigida a Drake y que se convirtió en el primer diss track (canción de menosprecio) que haya recibido un premio en la historia del Grammy.
Los desvaríos de alguien como Kanye West son bien conocidos y su caída de gracia ha sido larga y dolorosa, sobre todo tras mostrar apoyo a Donald Trump. Aún así, no deja de sorprender que alguien que fue considerado un genio de la música contemporánea tuviera que presentarse a dicha entrega de premios solamente para recordarle a la gente que existe, tras aparecer en la alfombra roja junto a su esposa desnuda, Bianca Censori
Los casos de The Weeknd y Will Smith son comparables porque se trata de artistas que han rozado la infamia pero se salvaron, o dicho de otra forma, fueron persuadidos para entrar en razón. Abel Tesfaye, mejor conocido como The Weeknd, anunció en 2021 un boicot en contra de los Grammys por ignorar el éxito de su álbum After Hours y dejarlo fuera de las nominaciones. Pero para la ceremonia de este año, The Weeknd se echó para atrás y decidió hacer ahí el lanzamiento de su nuevo disco con una presentación en vivo.
La historia reciente de Will Smith es bien conocida, pero hagamos un repaso. Tras décadas de ser considerado uno de los artistas más queridos de la comunidad negra, con una exitosa transición de la música a la televisión al cine, en 2022 todo se vino abajo cuando abofeteó al comediante Chris Rock en plena entrega del Oscar, y a pesar de esto recibió el premio a Mejor actor. Los siguientes años han sido difíciles para mantener su carrera a flote y apenas fue invitado de vuelta a una premiación importante, precisamente, a este Grammy.
Y ya que hablamos de transiciones, otras figuras de la música que han intentado saltar al cine son Lady Gaga y Ariana Grande. Este año, Gaga ha tenido que soportar la humillación de ser ignorada por Hollywood y abucheada por el público después de que su película, Joker: Folie a Deux, se convirtiera en un fracaso de crítica y taquilla. Pero ahora fue rescatada por los Grammys, que reconocieron su canción junto a Bruno Mars, Die With a Smile, como Mejor dueto pop.
Caso contrario el de Ariana Grande, que este año brilla en Hollywood con una nominación al Oscar como Mejor actriz de reparto por su participación en Wicked, pero que simultáneamente fue ignorada por los Grammys en las categorías más importantes, razón por la que se especula que decidió ausentarse de la ceremonia. El premio que sus fans consideran que debió ganar, Mejor álbum de pop vocal, se lo llevó Sabrina Carpenter.
Y ya de este lado de Hollywood, la humillación más severa se la está llevando Karla Sofía Gascón, aunque no es la única. Son muchas las omisiones entre las películas nominadas este año, desde Angelina Jolie y Denzel Washington hasta Daniel Craig y Marianne Jean-Baptiste, pero lo que la actriz española ha tenido que vivir por quedar nominada por Emilia Pérez es francamente cruel.
La opinión generalizada es que Gascón se merece el ninguneo tras descubrirse viejos tuits donde expresaba opiniones polémicas, pero si en algo tiene razón (después de su emocional entrevista para CNN en Español) es en que no ha cometido ningún crimen. Yo agregaría que este es un juicio meramente moral y, si cabe la menor duda de su culpabilidad, todos los que la atacan están violentando a la primera mujer trans considerada para el Oscar como Mejor actriz. Un caso verdaderamente lamentable que parece destinado a darle la razón a los enemigos del cambio. Un pasito pa’lante y 10 pasitos pa’trás.
Tanto en la música como en el cine, son muchos los ejemplos de artistas que han tenido que enfrentar la dura realidad de ser únicamente productos de una industria que tiene el poder de tragarlos y escupirlos, y de acabar con sus carreras en un abrir y cerrar de ojos. Cantantes como Katy Perry y Nicki Minaj nunca han ganado un Grammy y hoy apenas sobreviven en la industria de la música cuando alguna vez fueron sus máximos exponentes. Hasta Bad Bunny recibió un jalón de orejas recientemente.
Y hablando de aquellas que van de estoicas, nadie como Beyoncé, que aprendió muy temprano que “calladita se ve más bonita” y que apenas este año ganó por primera vez el Grammy a Mejor álbum (con un disco de country, nada menos) tras numerosas ocasiones en que fue ninguneada frente a Taylor Swift, que ahora tuvo la tarea de entregarle el premio en un gesto que, más que simbólico, a estas alturas se sintió forzado y estúpido.
Ceder el trono, decíamos. Taylor estaba nominada a seis Grammys y este año no ganó ninguno. Kacey Musgraves debió ganar en la categoría de country pero ahora le tocó su propia humillación. Esperemos que Beyoncé pueda seguir adelante sin que los escándalos que ligan a su marido Jay-Z al caso de P. Diddy (otro apestado) terminen por afectarla.
Mientras tanto, los artistas bailan sobre las cenizas de Los Ángeles que aún no se recupera de los daños causados por los incendios. Pero al pueblo (y a los fans), pan y circo. Sinceramente, qué asco.
BREVES
En cines, continúa el estreno de las nominadas al Oscar. Desde el 6 de febrero ya se pueden ver The Brutalist, I’m Still Here y A Real Pain, además del reestreno de Wicked y Duna: Parte 2.
Netflix decidió abandonar a la estrella de Emilia Pérez pero aún conserva la película en su catálogo, otra de esas incongruencias que no hacen lucir tan bien a la plataforma. Esta semana, sin embargo, apuestan por estrenos como Celda 211 y Vinagre de manzana.