La historia nos cuenta un día en la vida de Steve (Cillian Murphy) director de una escuela internado para adolescentes problemáticos en Irlanda. Es 1996 y Steve lucha por mantenerse en píe, mientras lidia con su salud mental, enfrenta la presión institucional, la amenaza del cierre de la escuela y la sensación de que el sistema no lo respalda. Por si fuera poco, recibe la visita de un equipo del noticiero Point West para grabar un reportaje sobre la escuela. Los jóvenes, faltos de atención, al conocer la presencia de las cámaras, se descontrolan, cosa que el productor aprovecha, buscando sensacionalismo para su reportaje. Al mismo tiempo conocemos la historia de Shy (Jay Lycurgo), un joven conflictivo, que recibe una llamada de su madre donde entre lágrimas le comunica que ya no lo visitarán ni hablarán con él por teléfono, con esto, él se divide entre sus tendencias violentas y su fragilidad mientras enfrenta un futuro incierto. Y así es como todo transcurre durante un día caótico, en el que cada incidente se transforma en algo más profundo, sacando a flote los traumas y frustraciones de los docentes y de los estudiantes.
Esta es la premisa de Steve, película Irlandesa recientemente estrenada en Netflix, tras su premier mundial el pasado mes de septiembre en el Festival de Cine de Toronto. Dirigida por Tim Mielants y escrita por Max Porter, basada en su novela corta Shy, nos narra lo costoso, principalmente en cuanto a salud mental se refiere, que resulta ser el responsable de jóvenes abandonados, ya sea por su familia o por la sociedad. La cinta sin ser perfecta es honesta en cuanto a lo que quiere contar, a pesar de ciertos errores narrativos, el peso emocional que se muestra es latente. Otra cosa que es importante mencionar, es que para nada es una película fácil de ver, es dura en cuanto al manejo de situaciones.
La principal fuerza de Steve radica justamente en su protagonista, Cillian Murphy, quien ofrece una de sus actuaciones más intensas y mejor realizadas de los últimos años, y nos muestra un personaje vulnerable y empático, con una carga de tensión emocional que se siente autentica y aporta credibilidad al drama.
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La narrativa de la película se ayuda mucho en la ambientación de los 90, logrando transmitir la opresión de un espacio cargado de conflictos y traumas, poniéndonos en contexto de una institución en decadencia. Visualmente el uso de cámara en mano, ayudado por las partes de documental, nos da la tensión necesaria para el relato, haciendo que todo se sienta visceral, sin contemplaciones.
En resumen, Steve es un trabajo interesante que aborda temas humanos y de relevancia social, como la salud mental, el abandono hacía los jóvenes por parte de las instituciones, los traumas generacionales, los vínculos rotos y la desesperanza de jóvenes problemáticos.
Steve, está disponible en Netflix.