Telebasura

Jueves 19 de junio de 2025

Carlos Celis
Carlos Celis

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Telebasura

La oferta de series realizadas en México es un reflejo del mal gusto que siempre ha caracterizado al público masivo.

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Serie: Chespirito.

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Foto: HBO Max.

¡Ya llegó! ¡Ya está aquí! El tan temido momento en que nuestras pantallas volverían a llenarse de morbo e insensatez. Y no porque hayan dejado de hacerlo en ningún momento, pero pareciera que a veces hay pequeños lapsos de descanso en los que recobramos la cordura y enderezamos el camino.

Pero no. El gusto masivo es una cosa extraña y horrorosa. Es un monstruo de siete cabezas, una masa sin forma con un apetito insaciable por chatarra y excremento. Pero ya lo veíamos venir y solo era cuestión de tiempo.

Hace un par de semanas acudí a algunas funciones del Sundance Film Festival CDMX, un evento que sigue conformándose con ser otra de las cabezas de ese monstruo del mal gusto, y que en su caso pretende atraer la atención del público joven con una selección mínima de algunos de los peores títulos estrenados en la edición estadounidense, pero con el aparente requisito de ser lo suficientemente flamboyantes para apantallar a los incautos.

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De tal suerte que la película más exitosa entre el público fue una calamidad llamada La hermanastra fea, una producción noruega que retoma la historia de La cenicienta pero en tono de terror y la mezcla-copia-retuerce con algo como La sustancia, esa otra calamidad del año pasado que llegó tan “lejos” como conseguirle una nominación al Oscar a Demi Moore, misma que se quedó solamente en eso.

Es decir que estamos ante una mala copia de una película que de por sí ya era bastante regular, pero que ha desatado el renacimiento de este subgénero del terror conocido como “body horror” (horror corporal), palabras que en boca del cinéfilo ocasional suenan tan domingueras y chocantes como escuchar a tu tía panista hablar de política. Pero ahora todas las películas quieren ser “body horror” y tal concepto se ha vuelto casi coloquial.

Las filas para entrar a ver La hermanastra fea salían del cine hasta la calle, no les miento. Para una película que es “palomera” en el mejor de los casos, y bastante vulgar y sin gracia en el peor… pero eso es lo que el respetable quiere ver.

Algo similar sucedió hace algunos días, pero en Netflix. El estreno de Harta (Straw), una película con la reconocida actriz Taraji P. Henson, escrita, dirigida y producida por el magnate afroamericano, Tyler Perry, creador de calamidades como Madea y todas sus secuelas. La película en cuestión se convirtió en uno de los mayores éxitos de la temporada para esta plataforma.

En medios se repite la información de que Harta se realizó en tan solo cuatro días, como si esto fuera algún tipo de hazaña. Yo diría que más bien se nota. Pero, ojo, que yo suelo consumir muchos de los churros realizados por Tyler Perry. De hecho, soy fan de Acrimony, la película que realizó con Taraji en 2018, aunque siempre he pensado que son placeres culpables y no producciones que deban tomarse en serio. Harta está llena de excesos y absurdos, es explotadora y vulgar, como episodio de La Rosa de Guadalupe.

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Lo que nos lleva a la actual oferta de series realizadas en México, que son un reflejo del mal gusto, la morbosidad y las ganas de chisme que siempre han caracterizado al público masivo: Sin querer queriendo, la historia de Chespirito; Mentiras, basada en el popular musical de éxitos ochenteros; Me late que sí, inspirada en el escandaloso fraude del sorteo Melate y Solo para mujeres, el documental sobre el espectáculo erótico de los años 90 y 2000.

Desde un punto de vista antropológico, es casi como si esta selección de tópicos pretendiera un estudio clínico sobre la decadencia de la sociedad mexicana, pero es una lástima que no. En cambio, tienen una intención abiertamente kitsch que, paradójicamente, se toma demasiado en serio pero solo continúa con la fórmula para explotar la nostalgia de las últimas cuatro décadas. Un coctel edulcorante y mortífero, para inducir a un coma diabético y una inevitable muerte espiritual.

BREVES

En HBO Max, desde el 22 de junio, la tercera temporada de The Gilded Age. En cines, desde el 19 de junio, la esperada Exterminio: La evolución.

*Para más información sobre las películas y series comentadas cada semana, visita mi perfil en Letterboxd.

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