Cumpliéndose como una profecía, el regreso del rock está dando pasos cada vez más seguros dentro de la industria de la música. “¿Pues a dónde se fue?”, dirán los aferrados al género, y de cierto modo la pregunta es válida. No es que el rock haya desaparecido, es que simplemente no evolucionó.
Tal vez por eso tuvo que tomar el asiento trasero un largo rato, pero ante la fatiga por los que fueron los géneros reinantes durante la última década: el hip hop, el reguetón (la música urbana de origen latino) y el omnipresente pop, tampoco hay mucho lugar para dónde hacerse, cuando como público ya estamos cansados del mismo sonsonete.
Lo que sorprende (o más bien no) es lo predecible de su retorno, pues aquellos que nos jactamos de ser observadores empedernidos de la cultura popular, ya podíamos nombrar santo y seña, y hasta los colores con los que se iba a maquillar. El regreso del rock es femenino.
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Claro, porque todo tiene que ser gradual, pero más que eso, porque todo tiene que venir en un empaque atractivo, ya que para las nuevas generaciones la presentación lo es todo. En este momento, nadie quiere ver a un grupo de señores quejumbrosos cantando sobre los tiempos que no volverán o lo mal que está el mundo… Quizá más adelante, cuando los genios del marketing encuentren la manera de volver a vendernos piedras.
Mientras tanto, tampoco es como si esos señores se ayudaran mucho. Hace un par de meses, el músico británico James Blake dijo en una entrevista que el desprecio hacia Coldplay -una de las bandas que la gente más ama odiar- ya no era cool. Pero pedir clemencia por Chris Martin y compañía es directamente proporcional a pedirla por Bono y U2, y díganme quién de la generación millennial está dispuesto a perdonarlos.
No hay que olvidar que en alguna ocasión, en la cúspide de su carrera, fue precisamente el líder de Coldplay quien se refirió a la banda de Irlanda diciendo que “cuando Bono era cool”. Ya lo decía mi abuelita, “con la vara que midas, serás medido”. Hombres pidiendo empatía por otros hombres, eso sí tiene que ser de lo menos cool que hay. Si Chris Martin quiere mejorar su imagen, que trate de no parecer el perdedor cada vez que termina una relación con una mujer fuerte, como sucedió con Gwyneth Paltrow y ahora con Dakota Johnson.
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Lo que nos lleva de regreso a por qué serán las mujeres las que pondrán el rostro cuando el rock esté oficialmente de vuelta. Ellas son las resilientes, las sobrevivientes, las fuertes, y nada más cool que eso. El empaque no es nuevo, pero por lo menos es más brillante.
Algo ya habíamos dicho en esta columna no hace tanto (https://la-lista.com/opinion/el-regreso-del-rock-o-su-muerte-definitiva ), pero el tiempo nos está dando la razón. Las series y películas que recurren a éxitos del rock de los años 90 para ponerle personalidad a sus soundtracks siguen acumulándose. Ya habíamos mencionado casos como Cruel Summer, Beef, Yellowjackets y The Handmaid’s Tale, pero ahora podemos agregar el rock femenino de Bad Sisters, Your Friends and Neighbours y The Last of Us.
En este momento, cuando las “salas de despecho” están de moda, nada se antoja más que un karaoke donde puedas desahogarte a grito pelón con Alanis Morissette y Courtney Love, o incluso con placeres culpables como las canciones de Natalie Imbruglia y Meredith Brooks. Es más, no dudo que haya quien haga lo mismo con los éxitos de Julieta Venegas y los primeros temas de Natalia Lafourcade. Pero cada quien…
Tras la visita de Garbage a México (con todo y que Shirley Manson fue muy criticada por sus palabras de apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum), la líder de la banda ha vuelto a colocarse frente a los reflectores para mostrarse tan polémica como de costumbre, confesando que ni siquiera se lleva tan bien con sus compañeros y que ha convivido muy poco con ellos a través de los años.
Y si aún no están convencidos de que ya vamos montados sobre esa ola, les cuento que este año también aparecerá un documental sobre el festival Lilith Fair, la legendaria gira de conciertos con puro talento femenino que en los años 90 fue el escenario más importante para las mujeres del rock, a pesar de que la misoginia de aquellos tiempos trató de ningunearlo con apodos como “Lesbopalooza” o “Música para mamás”.
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Incluso, desde el año pasado ya se realizan en Estados Unidos conciertos-homenaje que las organizadoras han nombrado “Lilith Fest” y que están abiertos a bandas locales de mujeres que quieran interpretar covers de las canciones que sonaron durante los icónicos eventos creados por Sarah McLachlan.
Aunque el término de Riot Grrrls va asociado a un movimiento feminista y a la subcultura punk, con el paso del tiempo también se usó para agrupar a todas esas mujeres del rock que expresaban enojo, rabia y frustración a través de sus canciones. Ahora, prepárense para ser testigos de cómo bandas de rock contemporáneas formadas por mujeres, como Wet Leg y boygenius, alcanzan estatus de superestrellas en los años venideros, y otras como Pussy Riot siguen transformándose en mitos y leyendas.