Todo menos el balón
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Todo menos el balón Todo menos el balón
Tanto ha sido el ajetreo y el baile de cifras, que se ha perdido de vista una final de Champions muy llamativa. Foto: uefa.com

Qué semana más ajetreada para el planeta futbol. Primero fue Zlatan Ibrahimovic anunciando su retiro luego de haberse paseado por la élite del futbol por más de 24 años, gritar más de 500 dianas, ser el único jugador en activo que anotó goles en cuatro décadas distintas, ganar un Scudetto con el Milan cuando ya rondaba los 40 años de edad, y decidir dejarlo porque una lesión de rodilla llevaba lastrándolo más de dos años. Después, Karim Benzema, con su marcha al Al Ittihad saudí, entre llantos, con un contrato desorbitado, sin dejar un solo euro en las arcas del Real Madrid. Luego, el propio Real Madrid fichando a Jude Bellinham por más de 100 millones de euros y birlándoselo a varios clubes que le ofrecían mejores prestaciones.

Y la noticia estelar, que sacudió a medio mundo: la marcha de Lionel Messi al Inter de Miami tras haber dejado plantado al Barcelona y roto las esperanzas de los culés que ansiaban verlo en su last dance con el equipo de sus amores; con David Beckham como intermediario y con prestaciones como la posibilidad de comprar un club de la MLS cuando se retire o un cuantioso porcentaje de los derechos de retransmisión que tiene pactados la liga con Apple Tv.

Tanto ha sido el ajetreo y el baile de cifras, que se ha perdido de vista una final de Champions muy llamativa. Porque algún jugador argentino (Lautaro Martínez o Julián Álvarez) va a lograr ese hermoso doblete de Mundial y Champions; porque Guardiola está a un paso de conseguir su segundo triplete como entrenador, en dos países distintos; porque el Manchester City, quizás el equipo más vistoso del planeta, el que mejor futbol teje, se va a enfrentar a un Inter de Milán con una de las mejores tácticas defensivas de la temporada; porque la euforia que debería inundar a los hinchas ha quedado opacada entre rumores y montañas de dinero.

El mercado es cada vez más acelerado, porque ni bien ha terminado la temporada en Europa –el último partido es, claro, la final de Champions– los equipos ya comienzan el baile de cifras y los fichajes bomba. Lo que el futbol saudí está logrando a base de talonario, con Cristiano Ronaldo y Karim Benzema ya en su liga (y con varios prospectos de altura en la mira), hará que aquello que intentaron hace 10 años el futbol ruso y el chino se quede como un chiste. Lo del París Saint-Germain, el Manchester City o el Newcastle United también es irrisorio a comparación de la locura saudí.

Por su parte, la MLS entendió que para competir en el escaparate internacional y ofrecer algo de espectáculo con jugadores de caché en su último hervor hay que construir una liga chapada en oro, no tanto por el nivel competitivo sino por la mercadotecnia y el alcance global que pueden darle a los futbolistas que se han convertido en marcas andantes. Del amor a la camiseta, ni hablar (de eso poco o nada queda).

Mientras tanto, el futbol de élite se irá purgando, porque sólo aquellos que se quieran sostener al nivel más alto hasta sus últimos días de carrera evitarán los cantos de sirena. La apuesta por comprar talento es cada vez más agresiva y lo peor es que el nivel de competitividad parece no elevarse, al contrario.

Con tantos inversionistas de peso, distribuidos en ligas exóticas o de medio pelo, el espectáculo está fuera del estadio, entre representantes, despachos y directivos. Vaya tiempo para ver futbol.

Síguenos en

Google News
Flipboard