Los Extraditables: Karime Macías y su campanita

Una mañana de mayo de 2009, seis años antes de huir de México, Karime Macías Tubilla tomaba un desayuno al aire libre en la terraza de su casa con su esposo Javier Duarte de Ochoa y unos invitados.  Junto a la mesa había una joven empleada doméstica que estaba pendiente de cualquier necesidad de sus jefes.

Karime terminó de comer una ensalada, ordenó sus cubiertos y tocó una campanita para que la joven, que estaba a menos de tres metros de ella, se acercara a retirar sus platos sucios. No la llamó por su nombre ni le dijo una sola palabra, sólo usó la campanita para comunicarse con ella.

La pareja estaba en su casa del Club de Golf de Xalapa, la capital de Veracruz. Ella formaba parte de la estructura del Sistema para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF) y él era el secretario de Finanzas del Estado. Tenían 34 años.

Habían recibido esos cargos por designación directa del entonces gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, y su esposa, Rosa Borunda. Karime y Javier estaban en el centro de un proyecto político y el plan era que él sería gobernador y ella, presidenta del DIF.

Durante aquel desayuno Javier hablaba sobre temas como el beisbol, sus inicios en la política, la polémica bursatilización de fondos públicos ideada y ejecutada por él, la dieta que llevaba para bajar de peso y las enseñanzas de su mentor, Fidel Herrera Beltrán.

La campanita en la mesa volvió a sonar una y otra vez porque Karime, siempre erguida sobre su silla, se encargaba desde ahí de que los tiempos del desayuno fueran ejecutados con puntualidad inglesa.

Javier Duarte fue enfático sobre el papel fundamental que tenía Karime en sus decisiones “importantes” como secretario de Finanzas de Veracruz y abrió un espacio para platicar de ella y de cómo accedió a tener una relación sentimental con él.

“Era mi mejor amiga. Yo no creo en la amistad hombre-mujer, siempre uno termina enamorado. Pero ella tenía novio, tuve que hacer cola”, replicó Javier.

Karime Macías Tubilla, asintió desde la cabecera de la mesa y contó que su amistad fue larga antes de ser pareja. “Fuimos amigos 13 años”, dijo, con voz suave. Se conocieron en la Universidad Iberoamericana donde, en principio, se identificaron “porque éramos los únicos jarochos”, dijo él.

En la intimidad de aquel desayuno Karime y Javier no permitían el “usted”. Se esforzaban en ser afables, distendidos y cercanos. “Háblame de tú por favor” fue una frase que dijeron varias veces a sus invitados.

Mientras tanto, algunos vecinos y socios del Club de Golf pasaban caminando frente a la terraza acompañados de sus caddies. Todos se esforzaban por tener la atención de la pareja saludando desde una distancia prudente, y alguno se atrevió a acercarse a pocos metros para pedir, con pleitesía, una cita con el futuro gobernador de Veracruz.

Eran momentos en que se veían obligados a ensayar las frases hechas del mundo al que estaban a punto de entrar. “Claro que sí, cuenta conmigo”, “buenos días, gusto en saludarlo”, “¿cómo está la familia?”.

Entraron a la casa y se sentaron en la sala frente a una mesita donde había un tablero de ajedrez. Decidieron jugar un poco, como fue su costumbre durante años, según contaron. “Siempre le gano”, dijo Karime, y Javier sonrió. Tomó el comentario con ligereza.

Él siguió hablando de sus aspiraciones políticas. Pediría licencia a su cargo actual y se postularía como candidato a la diputación federal por el distrito de Córdoba representando al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

“Y si tengo un buen desempeño como diputado, por supuesto que mi aspiración es ser gobernador de Veracruz”. Es decir, en menos de un año dejaría de ser secretario de Finanzas, ocuparía una curul en San Lázaro y volvería a Veracruz para hacer otra campaña política y asumir la gubernatura.

Karime estaba más concentrada en el juego, pero reconoció que, en caso de tener poder de decisión en algún alto cargo público, impondría su sello y no copiaría a Rosa Borunda. Hizo énfasis, por ejemplo, en que no está de acuerdo en “las dádivas”, comunes en una institución asistencial como el DIF.

Movió ficha e hizo jaque mate. Lo celebró con una sonrisa y una mirada cómplice hacia su esposo. “¿Ya ven? siempre le gano”, dijo. Pero Javier no se esforzó en disimular su incomodidad con lo sucedido. No le gustó perder en público, no al futuro gobernador de Veracruz.

Pero se repuso enseguida y se disipó la tensión. Siguieron contando cosas sobre ellos y él soltó un comentario que, en su criterio, era un elogio para ella: “Karime es muy guapa y eso importa, importa el regalo y también la envoltura”.

Karime no se inmutó.

Karime Macías, la extraditable

Aquella mañana templada de mayo de 2009, cuando la joven Karime comía una ensalada fresca con delicadeza en su terraza y después le hacía jaque mate a Javier, todo parecía allanado hacia una vida llena de logros políticos y de prosperidad para la familia Duarte Macías.

“Su historia bien pudo haber sido un cuento ejemplar. Ella tenía la brújula moral bien ecualizada”, dijo una persona conocida de Karime días después de que el Reino Unido ordenó la extradición de Karime por defraudar 112 millones de pesos que pertenecían a las arcas públicas de Veracruz.  

Esta persona, que accedió a hablar bajo estricto anonimato, cree que la historia de Macías Tubilla se comenzó a torcer cuando cedió al cortejo de Javier. “A ella no le gustaba Javier. Fueron como tres años de cortejo. A ella la atrajo la historia personal de Javier”.

Esa historia, contada por él mismo aquel día en su casa del Club de Golf, es la de un chico que perdió a su papá durante el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México y que comenzó a abrirse paso por la vida vendiendo el pan que preparaba su mamá en su natal Córdoba.

Esa fecha tiene triple significado para Javier. Es su cumpleaños, es el día en que murió su papá en la sede de la Confederación Nacional Ganadera y es el día en que Fidel Herrera ayudó a su familia a recuperar, velar y sepultar el cuerpo de su padre, lo cual formó un vínculo estrecho que habría de marcar el devenir de su vida.

Cuando Javier cortejaba a Karime, además de ser el chico que ayudó a su mamá y hermanos a salir adelante vendiendo pan después de la tragedia familiar, era alguien con futuro político. Estar relacionado con Fidel Herrera representaba que estaba en contacto con el poder, y Karime lo sabía “porque su papá, Tony (Antonio) Macías, siempre fue aliado de Fidel Herrera”.  

Karime Macías Tubilla “es de la clase alta de Coatzacoalcos”, el puerto petrolero del sur de Veracruz. Pasó su juventud sin un solo contratiempo económico. “Los Tubilla son de alcurnia y conocidos”, dijo la fuente.

A pesar de eso, ella era “bastante terrenal”. Incluso “espiritual”, dijo un colaborador suyo que accedió a hablar con La-Lista, también bajo condición de anonimato debido a que en la actualidad -dijo- no se sabe cuáles pueden ser las consecuencias de hablar sobre Karime Macías públicamente.

Esta otra fuente trabajó cerca de ella desde que Rosa Borunda era la presidenta del DIF. Él recuerda que el primer informe de actividades de la entonces primera dama fue realizado por Karime con una notable minuciosidad. De hecho, fueron tres días con sus noches de trabajo continuo.

“Ella se aventó la redacción del mensaje y del resumen. Además, revisó el estilo de fondo de todo el informe. Fueron tres días de no dormir”.

Con una licenciatura en derecho por la Universidad iberoamericana y una maestría en Asistencia Social por la Universidad Complutense de Madrid, Macías se perfilaba como una profesional decidida a cambiar la cara del DIF. “Hacer cambios de fondo”, “no limitarnos a la asistencia social”, decía en 2009 desde su casa.

En menos de un año, la afable pareja de la terraza en el campo de golf estaba haciendo actos de campaña a la gubernatura entre multitudes y ganando la elección. “Karime empezó con buenas intenciones. Intentaba alejarse de todo lo que fuera Rosa (Borunda)”, dijo la persona que trabajó tres días con ella detallando el informe de la esposa de Fidel Herrera.

El principal rival para el PRI es esa elección fue el ex priísta, Miguel Ángel Yunes Linares, quien seis años más tarde se convertiría en el principal perseguidor de Karime, tanto en Veracruz, como en Londres, a donde Macías buscaría refugio.

En opinión de la persona que trabajó con Karime, hubo dos factores que marcaron el inicio del camino hacia la corrupción: Cuando se asumió el cargo de primera dama llevaba demasiado tiempo viendo cómo el mundo a su alrededor “giraba bajo esos parámetros”.

“Era normal que viviera sin culpas. Fidel y Rosa; Miguel Alemán y Magnani: a ellos no les pasó nada, ¿por qué a Javier y a Karime sí habría de pasarles algo?”.

El segundo factor, opinó la fuente, fue el hecho de que “estaban rodeados de lisonjeros” y hubo un punto de quiebre, en el inicio de su sexenio, cuando ya no escuchaban advertencias. “Le decíamos a Javier: la estás cagando en esto y esto, y el decía ‘¿crees que soy pendejo?’ Y te ponía tache, te borraba de su mundo”.

Durante su primer informe de actividades, a un año de estar al frente del DIF, la Karime capaz de pasar tres días sin dormir revisando documentos en una habitación o de hacerle jaque mate en público al político más importante del momento en Veracruz, se mostró como una persona de sonrisa ensayada, voz tenue y dulce, y ademanes coreográficos. Acartonada.

“Ella era muy preparada y culta (pero) se convirtió en un producto”, dijo su conocido.

—¿Qué pasó con Karime, la de la brújula moral bien ecualizada?, —se le preguntó.

“Karime entró en una dinámica igual a la de su marido. Pero ella, todo en pequeño. Pensaba que así era el juego y que todo estaba justificado. Las simulaciones estaban bien hechas. Javier tuvo el ejemplo de Fidel y Karime, el de su papá. Tendrías que ser de Marte u otro plano existencial para superar eso”.

En la calle Puebla de la colonia Petrolera de Coatzacoalcos hay una casa grande marcada con el número 401. Tiene cuatro cámaras de seguridad, una caseta de vigilancia, arreglos de jardinería descuidados en la fachada y paredes blancas que muestran los estragos de la humedad.

“Hace cuatro años esto era una fortaleza”, dijo un hombre de unos 35 años que fue operador político del PRI durante el sexenio de Javier Duarte. “Esta la conocemos como la casa de Tony Macías, papá de Karime. Aquí siempre habían cuatro camionetas Duburban blancas estacionadas. La señora Karime llegaba en esas, siempre muy bien custodiada”. 

Enfrente hay otra casa que en esos tiempos funcionó como “casa de campaña”, donde se almacenaban estufas, refrigeradores, cocinetas y otros enseres para satisfacer las peticiones de “promotores del voto” y para eso estaba un personaje llamado Jaime Ruiz que tenía una tarjeta bancaria “ilimitada”.

Se hacían entregas de cemento de hasta una tonelada, en fechas como el 10 de mayo, el 14 de febrero o el 30 de abril, circulaban incontables arreglos florales y regalos para niñas y niños, y parejas.

“También se guardaban cosas de programas de gobierno para entregarlas en momentos estratégicos de elecciones. Teníamos una camioneta especial para repartir en las colonias. Todo se entregaba de noche para evitar descontroles”, dijo el operador político frente a las dos casas que ahora lucen abandonadas.

El centro de la estrategia de las dádivas con fines de control político estaba en la casa de la familia de Karime, quien dijo antes que se oponía a esas prácticas y que impulsaría cambios estructurales.

El conocido de Macías Tubilla recuerda que la vio conmovida por el rescate de unos niños desvalidos y dijo que iba a dejar todas sus cosas materiales. “Tres meses después hablaba de comprar obras de arte carísimas”.

Esos rasgos de Karime salieron a la luz cinco años después, en 2016, cuando la Fiscalía General de Justicia de Veracruz y la Secretaría de Seguridad Púbica de ese estado aseguraron una bodega en Córdoba, propiedad de la pareja donde almacenaban obras de arte, entre otros artículos como sillas de ruedas, útiles escolares y despensas propiedad del DIF.

La mujer que en 2009 decía que estaba en contra del asistencialismo era sorprendida por las autoridades dando más señales de lo contrario.

Lo más llamativo del hallazgo fueron apuntes con información de cuentas bancarias y nombres de amigos y familiares con quienes, según las autoridades, se urdían negocios ilícitos, de acuerdo con la información oficial difundida en ese momento, cuando ya gobernaba Miguel Ángel Yunes Linares (PAN), a quien Duarte había derrotado en la elección de 2010.

Y estaba la libreta donde Karime escribió listas con el mantra: “Sí, merezco abundancia”.

—¿Crees que ella escribió eso?, le preguntamos a su conocido.

“Si, ella realmente cree en cosas espirituales”.

Cárcel, divorcio

Karime y Javier tuvieron tres hijos. Ella se dedicó a ellos y a practicar equitación con caballos propios, una de sus aficiones. También a sobrellevar su cargo. “Karime no estaba al tanto de todo, sólo de lo que le convenía”.

La vida idílica que mostraron hace 13 años en su casa del Club de Golf se comenzó a diluir cuando entraron al gobierno. Las fuentes cercanas a ella dijeron que, en realidad, fueron pareja sólo durante los primeros tres años de su sexenio. De hecho, cuando Javier entró a prisión, ella le pidió el divorcio y se marchó a Londres con sus hijos.

“Los primeros tres años sí eran pareja, pero la locura del poder los separó, no estaban preparados para eso”, dijo el conocido.

Meses antes de finalizar el sexenio, Duarte concedió una entrevista en la televisión y ahí anunció que dejaba la gubernatura. Argumentó que no era lo correcto seguir en el cargo mientras enfrentaba imputación de los delitos de asociación delictuosa y lavado de dinero.

No enfrentó los cargos porque huyó hasta que en 2017 fue encontrado en Panajachel, Guatemala. Fue extraditado, encarcelado, juzgado y sentenciado.

El gobierno de Veracruz denunció a Karime Macías por daño patrimonial, pero huyó a Londres donde vive actualmente, en el barrio Belgrave, cerca del Palacio de Buckingham. México ha solicitado su extradición desde entonces pero su defensa legal ha conseguido que permanezca en la capital de Inglaterra.

Javier sigue en la cárcel “haciendo locuras” como prometer a la población penitenciaria gestionar la construcción de un campo de futbol de pasto artificial y gritándole a los abogados que caen presos “¡ya sáquenos a todos de aquí!”

“Ella, si bien no ha reducido su alto estilo de vida, es más discreta. Debe sentirse víctima. Para ella el culpable sólo es el marido, pero creo que Karime es indefendible”.

En febrero de 2022, la Corte de Magistrados de Westminster, Londres, otorgó la extradición de la mujer que tocaba una campanita para ser atendida.

Rodrigo Soberanes es un periodista independiente formado en Veracruz especializado en temas de seguridad pública y gobernanza, medio ambiente y movilidad humana.

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