‘Desencadena tu vida’: las mujeres ortodoxas prenden una luz por el rechazo al ‘get’
La candidata al Ayuntamiento, Amber Adler, lefr, con Chava Herman Sharabani, que lucha por conseguir un 'get'. Foto: Jordan y Anna Rathkopf

En la ruta 59 en Monsey, Nueva York, un enclave judio ortodoxo en el norte de Nueva York hay un gran espectacular que dice con letras bloque grandes: “Dovid Wasserman. ¡Dale un get a tu esposa!”.

Un “get” es un documento que los judios ortodoxos hombres le dan a sus esposas cuando la pareja se está divorciando. Con esto se sella el divorcio según las leyes religiosas, lo que significa que el hombre decide si el divorcio se concluye y cuando. Sin eso, una mujer no puede seguir adelante con su vida.

El espectacular tiene la intención de avergonzar a Dovid Wasserman, quien durante más de siete años le ha negado este documento a su esposa, Nechama Wasserman. Si no lo recibe, se le considera una “agunah”, una mujer encadenada, porque  se encuentra “encadenada” a su matrimonio anterior. 

Ahora ella está probando una nueva táctica: la humillación pública.

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Además del espectacular, ya se realizaron dos mítines para apoyarla, una en marzo frente a la casa de la madre de Dovid Wasserman, Rivka, en donde vive Dovid, y otra en abril, en frente de una escuela privada para niñas en Airmont, en donde ella enseña.

En una entrevista de 2019 con el podcast Halacha Headlines, Nechana Wasserman dijo: “Es una locura. Es difícil que la gente entienda. Él no pide nada. No está pidiendo dinero. No está diciendo que me estoy quedando con su dinero. Sólo quiere que regrese. Eso es lo que le dice a la gente. Eso es un error y voy a regresar”.

Cerca del 10% de los judios de Estados Unidos se identifican como ortodoxos, y su índice de divorcios es de apenas 1%. Aunque no se considera que el divorcio es un pecado, la sociedad lo ve mal. Algunas personas lo consideran una tragedia, especialmente porque en el judaísmo el hogar es el centro de la vida.

El Talmud dice que cuando la pareja se divorcia, el hartar que estaba en el Templo de Jerusalén llora por ellos”, dice el rabino Meir Goldberg de Meor Rutgers Jewish Xperience, una organización educacional judía en la Universidad de Rutgers.

La saga de Nechama no es la única que se ha hecho pública. Durante los últimos dos meses, casi una docena de mujeres ortodoxas hicieron públicos sus casos utilizando una versión en línea de un espectacular: las redes sociales.

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Las mujeres de esta comunidad están haciendo publicaciones sobre los casos de agunah y de sus maridos recalcitrantes en Instagram, Facebook, WhatsApp y en los medios judios, para llamar la atención hacia esos hombres que no otorgan el get. Tienen la esperanza de que si sus maridos no son sensibles a la presión pública, al menos sus familias sí.

“Al principio los hermanos van a pensar, ah, mi hermano está loco, o yo no me meto, o es demasiado político. Pero de repente, cuando se publican sus nombres en todas partes, y no sólo tiene que ver con su hermano sino con todos, las cosas se ponen más intensas”, dijo una mujer que participa en al campaña pública y que prefiere mantener el anonimato porque teme que si habla públicamente el get de Wasserman quedará en peligro.

El movimiento, como algunos lo llaman, empezó en marzo pasado cuando Dalia Oziel, una influencer de Instagram y cantante de la comunidad ortodoxa, comenzó a hacer publicaciones sobre una mujer llamada Chava Herman Sharabani, quien se casó con Neftalí Eyal Sharabani en 2006, pero se divorciaron en 2010 en la corte civil. Desde entonces, él no le ha querido dar el get y no se presenta en la corte judía, o beth din.

Con el hashtag “Free Chava”, Oziel subió un videomontaje de Chava y sus hijas de 12 y 14 años que ilustra cómo van creciendo y todo el tiempo que ha pasado mientras Chava espera que la liberen de su matrimonio.

Cerca de 34,500 seguidores de Oziel compartieron las publicaciones, al igual que otros influencers de Instagram, en computadoras desde Monsey a Boca Ratón, Florida, y hasta Los Ángeles.

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Oziel también ayudó a Chava Sharabani, una maestra de tercer año, a lanzar una campaña de financiamiento llamada el Chesed Fund con la esperanza de reunir 40 mil dólares. Hasta el momento han reunido 86,766.

“Hay personas que trabajan en este espacio que dicen que están viendo una tendencia entre los hombres que de otra manera serían unos perfectos “villanos” por retener el ‘get’, y están asustados porque ahora hay mucha intolerancia frente a eso”, dijo Adina Miles-Sash, conocida en Instagram como Flatbush Girl. “No quieren ser la siguiente cara en todas las redes sociales”.

Miles-Sash usa a sus 52,300 seguidores en Instagram para apoyar a Nechama Wasserman y a otras mujeres.

Compara la situación con la de un meteoro que se estrella en la Tierra. Miles-Sash ha apoyado las causas feministas desde hace años, pero muchos otros influencers que participan en esta campaña no lo habían hecho. De hecho, normalmente pisan la línea de las mujeres ortodoxas. Una vende en Instagram labiales que duran todo el shabat. Otra vende pelucas. Una tercera vende cobijas suaves. Pero decidieron unirse y apoyar esta causa y se aseguraron de que sus esposos y rabinos aprobaran todo lo que dicen y no hacen declaraciones que no pueden apoyar. Eso le ha dado legitimidad y credibilidad al movimiento, dice Miles-Sash.

“Ofrecieron un ángulo: que puedes respetar la religión y puedes ser maternal y protectora y una madre, y tu lugar puede ser tu casa y tal vez un trabajo, pero puedes apoyar a otras mujeres para que se respeten sus derechos”, dijo.

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Este enfoque medido dio lugar a una campaña entre las mujeres de base que de otra forma se habrían negado a participar, dijo Avital Chizhik-Goldschmidt, una periodista de Manhattan miembro de la comunidad ortodoxa judía.

“Ese es uno de los principales factores que han cambiado”, dijo Goldschmidt.  “Estas mujeres no son famosas por buscar el rabinato. No apoyan causas políticas. Son famosas por subir fotos de sus cenas o de los sombreros lindos que usan, y de repente esto sucede. Ese es el cambio”.

No hay escasez de causas de agunah. Keshet Starr, directora ejecutiva de la Organización para la Resolución de Agunah, ORA por sus siglas en inglés, dice que en cualquier momento tiene 75 casos. Las mujeres también pueden evitar un divorcio al negarse a aceptar un get, pero el 95% de los casos es de hombres que se niegan a darlo.

Retener el get es una forma de mantener el control por parte del esposo. “Es una forma de manipular la ley judía para retener el poder y controlar a los compañeros”, dijo Starr. “En la gran mayoría de los casos en que trabajamos, hay una historia previa de abuso doméstico bastante serio. Esto no es ni con mucho el primer abuso que realizan”.

“Cuando las personas escuchan esto, piensan, bueno pues ¿por qué no se va esta mujer?” agrega Starrs. “Después de todo, ya se divorció en la corte legal, no hay nada que le impida volverse a casar.

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“Pero dejar una comunidad religiosa es un asunto más serio de lo que la gente piensa: hay que hacer a un lado tu forma de ver el mundo, tus sistemas de significado, tus conexiones sociales y profesionales , tus relaciones familiares. El costo es enorme. Para alguien que tiene que enfrentar la decisión de mantener una situación insostenible o dejar la comunidad, las opciones son terribles”.

Algunos hombres usan el proceso del get para obtener ventaja en el proceso de divorcio, ya sea pidiendo dinero o negociando la pensión de los hijos, dice el rabino Efram Goldberg de la Sinagoga de Boca Ratón.

“Algunos hombres dicen, ‘Déjame decirte. Te voy a dar el get. Quiero medio millón de dólares’”, dijo Efram. “Lo usan para extorsionar o sacar provecho en las negociaciones, lo cual es terriblemente injusto”.

DIjo que ahora tiene un caso de una pareja de Boca Ratón que se casó en 2009, y se separó en 2018 y se divorciaron legalmente el año  pasado, pero el marido, Aaron Silbeberg, no l e ha dado a su esposa, Devorah Silberberg el get, porque no quedó satisfecho con los términos del divorcio en la corte.

“En lo que respecta a la corte secular, la custodia y los acuerdos financieros ya concluyeron, y hay un veredicto. Están totalmente divorciados. No hay razón para que no le den el get”, dijo Goldberg. “Lo mejor que podemos hacer es aplicar presión pública sobre él para que haga lo correcto”. 

Y eso es lo que hicieron. Hace unas semanas en Lakewood, Nueva Jersey, cando unas cincuenta personas protestaron fuera de la casa de sus padres en Boca Ratón, y la gente gritaba una y otra vez, “Aaron Silberberg, ¡libera a tu esposa!”

Aaron Silberberg dice que su divorcio no ha concluído, ni en la corte secular, en donde dice que hay una apelación pendiente, ni en la corte judía, que se conoce como Beth Din.

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“Hay algunas mujeres que son agunah, y todo terminó y no hay nada más. Tal vez con un get las cosas tendrían sentido”, dijo. “En mi situación, ella todavía tiene que ir a Beth Din. Si no va, ¿cómo vamos a ayudarla?

Las mujeres no son las únicas víctimas en el proceso de divorcio, dice el rabino Goldberg. Indudablemente hay hombres que abusan del poder, dijo Goldberg, hay mujeres que han usado a los hijos para sacar provecho y amenazar con suspender las visitas a los niños si no obtienen los acuerdos financieros y de custodia que quieren en las negociaciones de divorcio.

Dijo que tiene varios amigos en esa situación y que ha escuchado que hay hombres que retienen el get porque temen que si lo entregan ya no van a ver a sus hijos.

“Esa es una de las razones por las que los hombres hacen lo que hacen”, dijo Goldberg. “Hay jugadores malos en ambos lados”.

Observa que fuera de casa los hombres parecen llevar el control de la relación, pero dentro de casa, las mujeres son las que mandan.

Aunque ese sea el caso, los hombres de un matrimonio ortodoxo, por el hecho de que son los que entregan el get, o no, tienen el poder del divorcio. En Israel, los hombres que retienen el get pueden ir a la cárcel, y su licencia de manejo o médica pueden ser suspendidas. En EU, en donde hay una separación constitucional entre la iglesia y el estado, las cortes seculares no pueden intervenir en  un acuerdo religioso.

Sin embargo, las cortes seculares pueden, sin embargo, pueden hacer que se cumplan acuerdos prenupciales y es por eso que la comunidad ortodoxa ha buscado desde hace años acuerdos prenupciales. Un acuerdo prenupcial típico indica que en caso de divorcio, el esposo dará el get a su esposa, y si no lo hace, lo pueden obligar a pagar miles de dólares al mes, un castigo financiero que una corte secular podría hacer cumplir.

“En la comunidad ortodoxa moderna, esto es rutina. Y los rabinos no celebran tu matrimonio si no firmas uno de estos”, dijo Michael Broyde, un profesor de leyes de la Escuela de Leyes de la Universidad de Emory.

Los asuntos en torno al get son tan antiguos como los tiempos del Talmud de hace 1500 años, cuando un esposo podía irse al bosque y no regresar, y la esposa se quedaba atorada porque el esposo no estaba allí para darle el get. En la década de los 1850, las cortes de los rabinos lo resolvieron. Y los hombres ya no retuvieron los gets porque las cortes rabínicas tenían el poder y la autoridad de asegurarse de que eso no sucediera”, dijo Broyde.

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Pero cuando los judios migraron a lugares en donde había una separacion entre iglesia y estado y la religión se convirtió en un acuerdo voluntario, las cortes rabínicas perdieron su poder, dijo. Un castigo financiero en un contrato que se firma antes de una boda judía le regresa el poder al proceso.

“La metáfora que uso es: no son la cura, pero son la vacuna”, dijo.

Entonces ¿por qué no lo firman todos los judios ortodoxos?

“¿Por qué la gente se enferma de polio? ¿Por les da varicela? Pregunta. Porque hay gente allí que se resiste a ponerse la vacuna”.

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